Escribió Thokarion:
El alzamiento del frente nacional fue totalmente legítimo para las clases que lo secundaron, ningún marxista va a cuestionar eso. No es una legitimación ética, sino meramente política. De todas formas, de haberle dado Carrillo la razón a Bueno, sus camaradas le habrian crucificado. Cuando hay dolor de por medio, se pertenece al bando perdedor, hay palabras que es mejor evita. Es muy dificil mantener justamente separadas la razón y la pasión, de ahí muchas de las contradicciones discursivas de la izquierda actual. Hay que entender, que el rigor intelectual es un lujo que se peuden permitir en especial aquellos que tienen la vida bastante resuelta, como suele ser también común en aquellos que se pueden permitir estudiar en la universidad (que nadie se exalte, estoy generalizando).
¿Qué es eso de que el Alzamiento Nacional puede legitimarse políticamente, pero no éticamente?
Al final, lo quieras reconocer o no, la "izquierda" siempre tiende a arrogarse, unilateral y vanidosamente, el calificativo de "justa", lo cual implica, necesariamente, lecturas y consideraciones ético-morales sesgadas e interesadas.
Siempre me llamó la atención el hecho de que antes de que Marx y Engels escribieran el "Manifiesto comunista", las primeras izquierdas se autodenominaran a sí mismas
"la liga de los justos" . Muy significativo.
Cuando una ideología o creencia religiosa ya parte de una petición de principio inapelable, no hay debate ni diálogo posible. Las izquierdas son "justas" porque sí, porque así lo proclaman ellas orgullosamente, de la misma manera que Alá es el único dios verdadero. No hay nada que hacer contra los suprematismos celosos de sus verdades.
El
ser de izquierdas requiere de un período de moldeamiento psicológico, primero, y de una posterior formación o adquisición de principios básicos que, después, habrán de forjar el carácter del buen "progre". Sé lo que me digo, soy hijo de rojos y me crié en el cinturón rojo de Barcelona.
La familia y el entorno son los primeros que condicionan e inculcan en los "suyos" (sus descendientes y afines) la idea de que lo más legítimo y justo es ser de izquierdas. Carrillo no tuvo ningún rigor intelectual. De hecho, no fue un intelectual. Era tan solo, y eso le bastó, comunista, es decir, era
bueno y justo, a pesar de Paracuellos y otras canalladas.
La familia y el entorno tampoco tienen "rigor intelectual". Por eso los primeros adoctrinamientos han de ser harto
reduccionistas y fáciles de digerir. Veamos algunos
mantras cuasi religiosos repetidos por las izquierdas hasta la saciedad:
1) Lo más tonto que hay es ser obrero y de derechas.
2) Quienes no son de "izquierdas" son fascistas (da igual que se sea de la CEDA o un jesuita más comunista que Jesucristo, todos fascistas y en el mismo saco).
3) Todo vale, cualquier
acción directa, para combatir a los fachas, desde el insulto, el acoso, la mentira, los escratches... Todos los fascistas, es decir, todos los que no son de "izquierdas", son los malos malosos a quienes hay que combatir sin piedad.
Tras esta etapa de adoctrinamiento simple y reduccionista en el entorno familiar, muchos que se dicen de "izquierdas" se obligan a ir más allá para adquirir cierto "rigor intelectual". No faltarán las lecturas de Marx y Engels ("Tesis de Feuerbach", "El manifiesto comunista", "El Capital"...) y las inevitables confrontaciones entre leninistas, trotskistas y anarquistas. Llegarán algunos a esa etapa tan
divertida de la vida donde todo el saber de una época parece reducirse a la teoría marxista y sus diferentes acepciones y/o interpretaciones.
La teoría marxista es la única verdad, y a partir de aquí harán crítica, pero no para ir contra Marx, sino para seguir legitimando al marxismo como única vía posible para transformar al capitalismo en una sociedad más justa. Las sucesivas revisiones y autocríticas, reinterpretaciones y actualizaciones de la teoría marxista pasarán por un proceso parecido al de otros dogmas también religiosos (véase la evolución de la Iglesia Católica a través de Concilios, reformas y contrarreformas). Y es que el marxismo, pero sobre todo su hijo díscolo del comunismo, se ha convertido en una religión por derecho propio, como sagazmente observó Heidegger.
Pero, atención, porque el supuesto "rigor intelectual" que hasta ahora ha adquirido nuestro buen "progre" es tan solo un saber exclusivo y reducido al ámbito de la crítica marxista.
Es en este estadio de supuesto "rigor intelectual" donde se quedan muchos autodidactas, como señala Thokarion, pero también muchos universitarios y titulados que, cuales fieles creyentes, se niegan a adquirir un saber más holístico. ¿Para qué habrían de hacerlo? Al okupa ya le va bien que Colau le abra las puertas de las propiedades de los demás; al sindicalista ya le sirve poder ir "trincando" y mamoneando subvenciones y ayudas, supuestamente destinadas a promover la formación de los colectivos más desfavorecidos (parados, mujeres, discapacitados...). No he conocido a ningún autodenominado "progre", a ninguno, que no parasitara de mil y una formas diferentes de las arcas públicas.
Todos estos "progres", buenos y justos, ya se quedan instalados en sus cómodas actividades parasitarias, "hasta que los cuerpos de los expoliados comensales aguanten". Sucede, pero, que algunos "izquierdistas", como fue el que suscribe, se ven obligados por las circunstancias a trabajar y estudiar y, más tarde, a ejercer como autónomos. Es entonces cuando algunos "progres" descubren que
la realidad nada tiene que ver con los ficticios mundos de Yupi prometidos por los buenos y justos.
Sí, algunos necesitan un baño de dura realidad para "ver la luz", ya sea recibiendo un tiro en la pierna (Losantos) o aprendiendo que el pan tiene que ganarse con el sudor de la frente, y no parasitando. Otros, de inteligencia superior, como Gustavo Bueno,
se obligan a ser honestos y sí que adquieren un
verdadero rigor intelectual.
Sí, el rigor intelectual es un lujo, pero no por ser inaccesible para quienes no tienen recursos, como sugiere Thokarion, sino porque el hecho de
saber implica sacrificio y trabajo, significa "conocerse, mejorarse y superarse" uno a sí mismo. Y esto, amigos míos, es lo que no aceptan las izquierdas, hasta que no tienen más remedio. Y, claro, cuando alguien acepta que saber implica trabajo y sacrificio ya no puede ser marxista ni de izquierdas. ¿Qué era aquello de
a cada cual según sus necesidades y de cada quien según sus posibilidades? ¿Quién es papá Estado para regir mi
libre destino?