Buenas a todos. Yo también tengo dudas acerca de la apariencia trascendental. No estoy muy seguro de que para explicar ese concepto totalmente haya que recurrir a Kant, puesto que, según entiendo, la apariencia trascendental es un concepto de la fenomenología.
A mi juicio, estamos todos de acuerdo, puesto que aparece en el manual, que, al menos, apariencia trascendental refiere a la característica que el discurso filosófico tiene de presentarse en el mundo, (en este caso en el mundo social) como otro discurso cualquiera explicable, en consecuencia, desde el discurso de las ciencias humanas como cualquiera de sus objetos.
Me gustaría exponer, respondiendo así a la pregunta de la PEC, por qué es importante este concepto; aunque no estoy completamente seguro de lo que voy a decir, por lo que me gustaría que me digáis qué pensáis.
Yo creo que la apariencia trascendental es importante porque nos dice qué no es la filosofía, a saber: la filosofía no es, ante todo, un hecho. Evidentemente la filosofía se presenta bajo la forma de un hecho, es decir, tiene una determinada facticidad (sea la que sea). Sin embargo, esta facticidad no sería en todo caso lo importante, sino algo secundario. En este sentido, cuando nos preguntamos por el conocimiento, si esta pregunta es filosófica, entonces no es una pregunta acerca de la facticidad del conocimiento, acerca del hecho de que se dé fácticamente, por ejemplo, en un ente (el ser humano, la mente, o donde quiera que se dé). Un conocimiento no es un conocimiento por el hecho de presentar fácticamente unas determinadas características, sino por el hecho de que tiene una validez. En qué haya de consistir esa validez, pues ese será precisamente el problema. Pero, de antemano, lo que podemos decir es que el conocimiento considerado como tal no es una cuestión de hecho, sino de validez, de legitimidad; el conocimiento (en toda esta exposición no hago sino seguir a Marzoa) es una quaestio iuris, no una quaestio facti. La validez o legitimidad tiene lugar no en la génesis fáctica, sino en la demostración o fundamentación. Y la demostración o fundamentación se da en un orden que no es el de la facticidad. Además, cabe señalar que qué sea valido y qué no, qué será un hecho válido y qué no lo será, no podrá ser una cuestión dilucidada a partir de los propios hechos, puesto que un criterio que valida unos hechos y otros no, no puede ser, a su vez, un criterio obtenido de los propios hechos; la validez es, pues, anterior (lógicamente) a los hechos. Con lo cual, podríamos decir, son necesarios algo así como criterios para abordar lo ente; lo óntico se pierde, se nubla, no dice nada si, de antemano, no se aborda bajo criterios de validez.
Por todo ello me parece que, si la apariencia trascendental consiste en tomar a la filosofía como un hecho discursivo, entonces no toma a la filosofía tal como es, sino que lo toma desde un orden (el de los hechos) que no es propiamente el filosófico. Además, resulta curioso lo paradójico que resulta, en este caso, tomar un hecho (el filosófico precisamente) sin más, tratándolo de explicar sin más, sin tener en cuenta el propio criterio de validez que se está, de antemano, utilizando. Más bien, a mi juicio, la filosofía como tal no es un objeto de las ciencias humanas, sino que las propias ciencias humanas operan ya con ciertos criterios de validez bajos los cuales abordan la facticidad del hecho filosófico, pero, cabe notarlo, no abordan la validez misma, no hay una reflexión acerca de la validez misma (lo cual sería propiamente filosófico). La validez en general, y las ciencias humanas operan con algún criterio de validez, es una cuestión filosófica, con lo cual la filosofía como tal (desde el orden de la quaestio iuris, que es el orden que importa al filósofo), en modo alguno, es un objeto de las ciencias humanas, sino que se encuentra por detrás de estas.
Esta es, más o menos, la manera en que aborda esta cuestión de la apariencia trascendental. Me gustaría saber vuestras impresiones al respecto. Un cordial saludo.