En respuesta al mensaje #27899 de Elías.
Efectivamente, en el fondo lo que se pone en cuestión es que la metafísica sea posible, como tantos autores han cuestionado en el último siglo, al menos como se ha entendido clásicamente. Pero por no desviarnos demasiado del hilo, voy a intentar ceñirme a su tema.
elías escribió:
Personalmente considero, y la biología avala dicha tesis, que un organismo vivo no es una especie de super-sustancia originada por la agragegación o por la unión de montoncitos de sustancias. Un organismo no es una unión de sustancias sino que es una unidad sustancial. Lo cual es cosa bien diferente.
Un intento un poco forzado de resistirse al reduccionismo fisicalista es el de la conocida tesis de la superveniencia, tesis que, como formulas, Elías, se resume en esa idea de que el todo es mayor que la suma de sus partes. Esta tesis, tan típica en filosofía de la mente y del emergentismo en general, se encuentra, sin embargo, bastante desacreditada en nuestros días. Autores como McLaughlin han mostrado cómo el emergentismo desde las propuestas originarias de autores británicos como S. Alexander, C. Lloyd Morgan o Ch. D. Broad se ha ido debilitando enormemente como propuesta plausible de la mano de los desarrollos en mecánica cuántica y, precisamente, de la biología molecular. Aunque en las décadas de los 70 y los 80 el emergentismo resurgiera, no sería para desbancar completamente la plausibilidad a priori del fisicalismo reduccionista del positivismo lógico, sino porque éste no estaba mostrándose como suficientemente explicativo
de hecho, además de que se dieran resonancias postmodernas contrarias a ese positivismo reduccionista.
elías escribió:
Es decir, la unidad, el todo, es mayor que la suma de sus partes. Una molécula, como una célula, no puede explicarse por la suma de sus partes o elementos componentes.
Que “de hecho” a día de hoy, por ejemplo, la biología sea irreductible a la física, en mi opinión, no es más que una cuestión circunstancial. Pero de ahí no puede deducirse que no pueda llegar a verse reducida algún día. No veo un impedimento epistemológico ni ontológico a priori. Y he estudiado el tema con cierta profundidad. Otra cosa es que la biología y otras ciencias nunca lleguen a serlo de hecho, por limitaciones de tipo material, como nuestra capacidad para analizar a bajo nivel de átomos y moléculas toda la complejidad de los organismos vivos. Pero la biología molecular o la psicología evolutiva van progresando en este sentido de forma innegable. Si el día de mañana seguimos conservando disciplinas científicas como la biología o la química (que ya está aceptado que es completamente reductible a la física) no será sino porque como estrategias adaptativas nos resultan más “económicas” en el sentido de que su nivel de abstracción nos ahorra muchos esfuerzos y facilita interpretar el mundo en busca de regularidades empíricas que puedan articularse matemáticamente. Pero el funcionamiento general de todas estas aproximaciones, que es lo que aquí nos interesa, es el mismo: la química habla de moléculas y macromoléculas; la biología habla de células, tejidos, individuos y especies; la psicología, la economía o la sociología hablan de individuos, grupos, clases sociales, poblaciones;… pero todas construyen sus conceptos de forma instrumental para interpretar la realidad. El concepto de persona no sería diferente.
elías escribió:
Es que el todo, o la unidad sistémica, no es una sustancia sino que es una sustantividad (unidad, y no unión) en que las partes componentes actúan en relación a la unidad estructural o sistémica. En esta visión de la realidad lo que cobra importancia no son las partes sino la unidad, porque todas las partes están ordenadas a dicha unidad preexistente.
Salvo que admitamos un argumento teleológico según el cual dicha unidad preexistente estaba ya determinada en la mente de un hacedor que ordenó las partes para conformar esa unidad, esto no resuelve el problema, sino que lo postula usando otra palabra. Resaltar que hablamos de unidad y no de unión (de unidades) no es sino afirmar que ya existe lo que se pretende demostrar como existente. Es decir, pone el carro delante de los bueyes, como se suele decir. Una petición de principio de manual.
elías escribió:
Los átomos configurarán un tipo de unidad que será a lo que denominaremos molécula como las notas de un ser vivo determinaran una unidad a la que podemos llamar sujeto. Eso sí, esa unidad llamada molécula y esa unidad llamada sujeto, que viene configurada por los elementos componentes, son unidades con características diferentes.
En situaciones aparentemente más simples, la ilusión de que nuestro lenguaje se corresponde directamente con la realidad se hace más invisible, y nos parece evidente que cuando hablamos de una “mesa” existe una realidad concreta, la mesa real, que se corresponde con ella. Pero cuando abandonamos ese sentido común de nuestro mesocosmos, y pensamos en un agujero de gusano, una supercuerda o un bosón, vemos que dichos conceptos revelan que en realidad todos los que manejamos no son sino conceptos que reúnen un conjunto de notas, como dices en terminología de Zubiri, un conjunto de impresiones y comportamientos que experimentamos directa o indirectamente (a través de los instrumentos) y que tan conectados nos parece que se encuentran que les dotamos de unidad, intuyendo que existe tal cosa.
Efectivamente si alguien dice que un sujeto es una unidad y no un agregado de unidades podría argumentar que esas unidades, a su vez, no son tales, sino que están formadas por otro tipo de unidades y así
ad infinitum. Pero eso no revela, de nuevo, más que el carácter instrumental de toda supuesta “unidad”. Que las unidades tengan características diferentes no quiere decir nada, porque va de suyo que cuando se identifica una unidad ésta reúna una serie de características diferentes.
Ciertamente, el impulso del realismo está inscrito en nuestro sentido común más innato, como el hecho de creer que podemos alcanzar ciertas “verdades” sobre la realidad. La ciencia, que ya ha descartado revelar la “verdad”, y se limita a ofrecernos teorías lo más verosímiles posibles, nos empuja a retornar al realismo que nos es más natural en teorías aquilatadas por el paso de los siglos y por eso creemos que existen átomos y fotones. Pero ha alcanzado límites que evidencian que sus conceptos han sido siempre instrumentales. Aquellos que todavía sobreviven son los más verosímiles que tenemos, pero nada puede descartar que el día de mañana la ciencia desacredite algunos de ellos minando su verosimilitud como en su día hizo con el calórico o el éter.
En realidad creemos efectivamente que hay sustancias, que hay cosas que mantienen su unidad a través del tiempo, como nosotros mismos, y es tan intuitiva esta creencia – forjada por millones de años de evolución – que cuando se saca a relucir la imposibilidad de mostrar con certeza esas sustancias cuesta mucho admitirla – para muestra, este hilo. Sólo porque tenemos memoria – y memoria compartida – somos capaces de concebir que se ciertas unidades persisten en el tiempo. Pero, en el fondo, nada parece poder resistir al panta rei, de Heráclito. La persistencia de esas unidades no es sino porque las descripciones más nucleares del racimo permanecen. Y por eso no parece “esencial” que seamos jóvenes, tengamos cierta estatura, cierto tono de voz, pensemos ciertas ideas, amemos a determinadas personas, disfrutemos de ciertas comidas, mantengamos ciertas células,… El problema del yo, o de la persona, como otra sustancia, asoma aquí de nuevo. Y muchos ríos de tinta han corrido ya a propósito de este asunto en la filosofía y en la ciencia más contemporáneas como para que cupieran aquí.
elías escribió:
Y esa unidad, según considero, existe independientemente de las diferentes descripciones que cada sociedad o cada cultura haga de la misma.
De nuevo, insisto, en que decir convencional no quiere decir arbitrario. Probablemente todas las culturas humanas de la historia comparten ciertas descripciones nucleares de lo que significa “ser humano” o ser “persona”. Aunque como tantos antropólogos han mostrado, la noción misma de persona o ser humano muchas veces estuviera restringida a los miembros de la propia tribu, siendo los “bárbaros” poco más que animales con nuestra apariencia humana. Pero eso no basta para probar que exista verdaderamente algo tras de esas descripciones nucleares. Sólo tenemos descripciones compartidas que se han ido acumulando en el tiempo. Y si hay otra cosa, hay que mostrarla más allá de limitarse a volver a afirmar que la hay.