Por partes.
En primer lugar:
Elías escribió:
El problema de fondo es saber si todas las culturas humanas comparten ciertas descripciones nucleares de lo que significa ser “persona” porque dichas culturas consideran que los seres humanos poseen un estatuto ontológico diferente al resto de realidades sustantivas o si por el contrario esas culturas consideran que no existe dicho estatuto ontológico sino que tras el concepto de persona no existe ninguna realidad ontológica sino que el concepto de persona es un concepto puramente convencional aunque no sea arbitrario.
Este no es el problema. Probablemente todas esas culturas consideran que los seres humanos poseen un estatuto ontológico diferente al resto de realidades. Pero en muchas ocasiones los “seres humanos” no han abarcado los mismos “ejemplares” para todas las sociedades. Y eso, como poco, hace sospechar que el concepto de ser humano no tenga una correspondencia fija y determinada con algo real.
Elías escribió:
su concepto de persona no tiene nada que ver con el concepto de persona que yo defiendo. El mío está basado en la consideración de la existencia real de una realidad con un determinado estatuto ontológico que Kierkegaard niega.
No niego que pueda existir tal realidad. Pero sería capcioso – diabólico, para ser más preciso – pedirnos que demostrásemos que no existe. Y, en mi opinión, no basta con afirmar que una realidad existe realmente para “mostrarla”. Es imprescindible entrar en esas justificaciones que tanto te resistes a explicitar. Y quienes estamos a la espera de ellas no tenemos que entrar en ninguna justificación.
En segundo lugar:
Elías escribió:
el concepto de persona que maneja la filosofía nada tiene que ver con códigos genéticos ni con estructuras bioquímicas.
Si es así, ¿por qué has traído aquí eso de que si el cigoto es o no persona?
Creo que deberías aclarar tu postura, y en general el sentido en el que originaste este hilo:
Elías escribió:
el concepto de persona es propiamente filosófico.
Elías escribió:
Para mi, por ejemplo, el problema no radica en si el concepto de cigoto encaja o no en el núcleo del ramo de las definiciones del concepto de persona. Lo que a mi realmente me preocupa es que las definiciones encajen o se adecuen ( en las medidas de sus posibilidades) a esa realidad ontológica que es el cigoto.
El cigoto es un concepto científico. La persona uno filosófico. ¿Son conmensurables?
En tercer lugar:
Elías escribió:
el ser humano es el único ser en cuyo ser está el tener que ser. Es una realidad abierta.
Esta afirmación, tan orteguiana, es una tesis que parte del principio filosófico de que el ser humano es libre, está condenado a ser libre, como dijeron tanto Sartre como Ortega. Es una tesis, no obstante, antediluviana. Es emblemático el párrafo de Pico della Mirandola en sus
900 tesis:
Cuando Dios terminó la creación del mundo, empieza a contemplar la posibilidad de crear al hombre, cuya función será meditar, admirar y amar la grandeza de la creación de Dios. Pero Dios no encontraba un modelo para hacerlo. Por lo tanto se dirige al primer ejemplar de su criatura, y le dice: "No te he dado una forma, ni una función específica, a ti, Adán. Por tal motivo, tendrás la forma y función que desees. La naturaleza de las demás criaturas la he dado de acuerdo a mi deseo. Pero tú no tendrás límites. Tú definirás tus propias limitaciones de acuerdo con tu libre albedrío. Te colocaré en el centro del universo, de manera que te sea más fácil dominar tus alrededores. No te he hecho mortal, ni inmortal; ni de la tierra, ni del cielo. De tal manera, que podrás transformarte a ti mismo en lo que desees. Podrás descender a la forma más baja de existencia como si fueras una bestia o podrás, en cambio, renacer más allá del juicio de tu propia alma, entre los más altos espíritus, aquellos que son divinos.
No hay espacio aquí para el problema de la libertad, y ciertamente nos desviaría del hilo. Pero, de nuevo, sólo diré que quien afirma la libertad del hombre como algo sustancialmente diferente a lo que acontece en el resto de la naturaleza debe probar esa radical alteridad, y no basta con afirmarla. Mucho se ha escrito sobre este asunto, y mucho también he leído. Puedes echar un vistazo por el foro, en particular en la sección de metafísica. Quizá, podamos acordar un mínimo que es que nos distinguimos de los demás seres en que somos conscientes, que experimentamos subjetivamente, el oscuro proceso de deliberación que nos hace decantarnos por unas acciones u otras. Y por eso interpretamos que estas acciones nacen de algo que ha venido llamándose voluntad, y las consideramos libres.
Pero, en lo que respecta a este hilo y el planteamiento que hiciste a propósito del cigoto, tendrás que aclarar una cosa: si la persona se distingue de la naturaleza en que es una realidad abierta, ¿en qué sentido puede decirse que el cigoto sea una realidad abierta? ¿es consciente de ese proceso deliberador, tiene voluntad?
En cuarto lugar:
Elías escribió:
Kierkegaard, hay una cuestión que desearía que me aclarases. Dices que al día de hoy la biología no puede reducirse a la física. Y estableces la posibilidad de que en un futuro cercano, lejano o remoto dicha reducción pueda llevarse a cabo. Pues bien, dejemos las posibilidades y vayamos a lo que conocemos en la actualidad. Y en la actualidad lo que sabemos es que la biología no puede reducirse a la física.
Pues si ello es así, y tú mismo lo reconoces, cómo es posible que afirmes que el emergentismo es una teoría desacreditada. Precisamente quedaría desacreditada si esa posibilidad que estableces se hubiera llevado a cabo. Es que en realidad lo que estaría desacreditado en la actualidad sería el reduccionismo. Y si tú no eres capaz de mostrarnos que la biología o el ser humano puede reducirse a la física entonces creo que deberías de reconsiderar esa supuesta desacreditación del emergentismo.
Salvo que tu razonamiento sea que como puede ser desacreditada en un futuro entonces ya la tenemos que dar por refutada.
Te corrijo: En la actualidad lo que sabemos es que la biología
no se ha reducido a la física. Es bien distinto.
Sobre lo que pueda o no pueda pasar especulamos todos. Y las pruebas y los avances que hemos visto en la historia de la ciencia no han encontrado aún una barrera que sepamos ya que es infranqueable.
El emergentismo como tal no es una tesis científica que se pueda refutar. Es un principio filosófico, un a priori que, como mucho, encubre nuestra ignorancia. Como tal, no se puede falsar. Pero cuando se concreta en fenómenos reales que se dicen emergentes, la experiencia nos ha mostrado hasta la fecha que siempre se ha ido batiendo en retirada, según han ido explicándose éstos en términos de otras realidades subyacentes. Por supuesto, cada cual es libre de creer en lo que quiera, y no podemos negar que existan realidades efectivamente “emergentes”. Pero a día de hoy, los hechos parecen apuntar a que lo más verosímil es que el emergentismo no sea más que un bonito relato.