Creo que conviene diferenciar dos niveles de escepticismo, según se admitan o no los siguientes principios sucesivos:
1) El mundo se desarrolla conforme a leyes (leyes de la naturaleza).
2) El hombre puede conocer las leyes de la naturaleza y explicar así el mundo.
3) Las leyes de la naturaleza y las leyes del intelecto son homogéneas.
A quienes no aceptan ya ni siquiera el principio 1 o a quienes, aun aceptándolo, niegan el el principio 2, yo los llamaría escépticos pirrónicos, radicales o "duros".
Hay otra clase "blanda" de escepticismo, que podemos ejemplificar en Hume, que aunque admite que el mundo tiene leyes y el hombre podría, potencialmente, conocerlas, dada la radical inhomogeneidad de las leyes del mundo y las leyes del conocimiento, nuestro conocimiento del mundo nunca es seguro.
Si aceptamos mi clasificación del escepticismo, yo diría que, en términos lógicos:
-El escéptico pirrónico mantiene la idea de que no hay dos posibles valores lógicos, verdad y falsedad, sino sólo uno: el de la epojé o suspensión del juicio.
- El escéptico humeano admite dos valores de las proposiciones humanas, pero el sentido que le da a esos valores no es el de verdad y falsedad, sino el de plausibilidad e implausibilidad. Uno admite como verdaderas ciertas proposiciones porque las reglas de repetición o habitualidad en la percepción de un mismo hecho vinculado con otro, las dota de una admisibilidad, pero nunca las podrá tener como necesariamente verdaderas.
Evidentemente, el escéptico al que yo me refería era el de la segunda clase. Y me parece que tú te refieres al escéptico pirrónico; aunque no me parece que sea el tipo de escéptico que predomina hoy en día, al menos en filosofía de la ciencia. Sobre todo porque es una vía muerta y poco sugestiva; a mí me parece evidente que no es admisible suspender el juicio en la misma medida sobre proposiciones opuestas, metiéndolas ambas en el mismo saco oscuro de la suspensión del juicio, pues unas son más plausibles que otras y parece una buena medida de orden práctico para ir por la vida pensar, por ejemplo, que si me tiro desde la azotea, voy a caer y estrellarme contra el suelo, y eso, aunque no sea una verdad necesaria, no es igual de plausible cognitivamente que pensar que voy a flotar en el aire sin caer.
Por eso el escéptico que nos interesa, el humeano, sí que parte de un principio fundante similar al del filósofo epistemológicamente fundamentalista, el de que hay un cierto acervo de conocimiento científico útil del que no podemos prescindir. Es decir, parte de la ciencia como un "factum", por mucho que pretenda afirmar que no la reconoce; debido, según afirma, a que carece de fundamento justificativo.