Después de haberle dado vueltas a este asunto, he llegado a algunas conclusiones algo inciertas pero que expongo por si podéis aportarme algo de luz. A día de hoy sólo veo que la circularidad pueda romperse de forma deíctica u ostensiva, esto es, señalando cuál es la referencia objetiva consensuada (natural o artificial) que nos sirve para calibrar cualquier sistema y validar el cumplimiento de las leyes que la ciencia predica en casos particulares. De lo contrario, creo que siempre nos encontraremos con T-teóricos, y no veo cómo el intento de los estructuralistas apelando sólo a los números y sus tautológicas relaciones pretende haber resuelto el problema de la circularidad. Me explico.
El enunciado propuesto en el libro, apela al kilogramo patrón, que es un T-teórico precisamente de la mecánica, con lo cual creo que no es apropiado para refutar la circularidad que en el ejemplo anterior del libro se daba a propósito del cohete. El nuevo enunciado que me proponía el profesor Zamora Bonilla rezaba:
"existe una propiedad, M, tal que si se introduce este coche en CUALQUIER OTRO sistema al que pensemos que es aplicable la mecánica, el resultado se comportará de tal modo que esos sistemas obedecerán las leyes de la mecánica sólo si se asigna el valor de M = 1000 a ese coche".
Sin embargo, este enunciado me resulta incompleto. La condición que supone “asignar el valor de M = 1000” no me parece suficiente para romper la circularidad, y la única forma de no convertir este enunciado en pura tautología (matemática) es recurrir al elemento ostensivo que mencionaba. La condición no es suficiente porque el resultado se comporta obedeciendo a las leyes de la mecánica si, además de a la propiedad M, al resto de propiedades incluidas en las leyes de la mecánica (como F o como A) se les asignan valores matemáticos determinados. Es decir, que el resultado obedecerá, por ejemplo, a la ley de la mecánica F=M•A no sólo si a M se le asigna el valor 1000, sino si a F y a A se les asignan (o se miden) valores tales que justifiquen ese valor de 1000 conforme a M=F/A. Si la fuerza no se mide en Nw y la aceleración no se mide en m/s2 M no tendría que valer 1000. El segundo o el metro no son T-teóricos de la mecánica newtoniana, y podríamos – si no queremos entrar en consideraciones más finas – considerarlos ajenos a ella (para el metro, por ejemplo, el Sistema Internacional de unidades ofrece una definición basada en el valor de la velocidad de la luz). Pero, ¿qué es un Newton? Si conforme a la definición del SI, el Newton se define como la fuerza necesaria para proporcionar una aceleración de 1 m/s2 a un objeto de 1 kg de masa, entonces la circularidad no se supera. De nuevo, sólo una aplicación de la mecánica descrita “mediante los conceptos de posición, velocidad, etc. pero no mediante los conceptos de masa y fuerza” (p.170) podría considerarse libre del problema T-teórico.
El profesor Zamora Bonilla me daba este ejemplo para clarificar el asunto:
Un ejemplo interesante para visualizar de lo que se trata es pensar en la palabra "quién": en general, no puedes responder a la pregunta "¿quién es fulanito?" sin presuponer la respuesta a ESA pregunta referida a otras personas (p.ej., "fulanito es el hijo de menganito", "ya, pero, ¿y quién es menganito?"). La palabra "quién" no tiene sentido, pues, si pensamos en que podemos definirla refiriéndonos a una sola persona, sino que ese concepto es siempre PARTE DE UNA RED DE CONCEPTOS que aplicamos necesariamente a una COMUNIDAD de individuos.
Pero a propósito de la palabra “quién” (que me recuerda a la cuestión de los designadores rígidos de Kripke en Filosofía del Lenguaje) este ejemplo ilustra precisamente que en última instancia, las definiciones científicas, al tener un soporte empírico necesario, tienen que basarse para su definición en la ostensión de ciertas realidades naturales. No son absolutas sino relacionales, pero no se bastan como mera "red de conceptos" sino que necesitan anclarse en la realidad empleando una referencia de forma ostensiva. Así, recurrimos a elementos artificiales (como el kilogramo-patrón) o a elementos naturales (como el segundo, definido a partir del valor de la frecuencia de la transición hiperfina del átomo de cesio).