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TEMA: ¿Es tautológica la teoría de la evolución?

¿Es tautológica la teoría de la evolución? 24 Feb 2011 23:01 #1625

  • Nolano
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Este fue uno de los dos temas que elegí para desarrollar en el examen de la asignatura. Una vez que he podido visualizar mi examen, lo he copiado y os lo reproduzco aquí con algunas ampliaciones (el espacio del examen está tasado y limitado por el tiempo) procedentes de mis notas de estudio:

Existe una fórmula verbal que el filósofo analítico odia oír y que su contrincante en la argumentación, también un filósofo analítico, goza al pronunciarla, a saber, las palabras: «Su análisis es circular»
Peter F. Strawson

Elliott Sober, en “Filosofía de la biología” (Alianza Editorial, 1996, pp. 124-129), se refiere a la acusación de “tautología” que se le hace a la teoría de la evolución, especialmente desde el lado creacionista.

¿Quién sobrevive? Los más eficaces. ¿Y quiénes son los más eficaces? Los que sobreviven. La idea es que la teoría de la evolución es incontrastable porque la eficacia se define en términos de supervivencia real. Dada esta definición, es imposible que no sea verdad que los organismos que observamos en la actualidad hayan sobrevivido porque eran los más eficaces. Se dice que la teoría es una «tautología» y, por consiguiente, sin alcance empírico en absoluto”. Voy a discutir, con la brevedad propia de este examen, esta consideración de Sober y la discusión que lleva a cabo de la misma, que me parece bastante deficiente y confusa.

Creo que el problema fundamental es que Sober no diferencia adecuadamente cuatro conceptos que, aunque similares, son distintos, y ello vicia su argumentación. En efecto, se utilizan muchas veces como intercambiables conceptos que son diferentes y que conviene mantener separados. En particular, voy a considerar cuatro: el argumento circular, la falacia de petitio principii, el argumento tautológico y el argumento analítico. Para establecer las adecuadas diferencias entre esos cuatro conceptos propongo la siguiente formalización lógica de cada uno de ellos:

1. Argumento circular:
(P→Q)^(Q→P)
[Con tres proposiciones sería: (P→Q)^(Q→R)^(R→P). Y así sucesivamente, si añadimos más proposiciones.]

2. Petitio principii. O vicio de incluir lo definido en la propia definición:
P↔P

3. Argumento tautológico:
P→P. O, lo que es lo mismo: Pv¬P
[O, con dos proposiciones: P→(Q→P).]

4. Argumento analítico:
P↔Q

En el texto citado de Sober, a la luz de mi formalización, se confunden cosas diferentes. Dice Sober: “¿Quién sobrevive? Los más eficaces. ¿Y quiénes son los más eficaces? Los que sobreviven.”. La forma lógica de ese enunciado es: (P→Q)^(Q→P), o sea, un razonamiento circular y no una tautología como afirma Sober, pues no es un enunciado verdadero en todo caso, sino sólo si P=1 y Q=1 o P=0 y Q=0; pero es un enunciado falso si P=1 y Q=0 o P=0 y Q=1.

Continúa Sober: “La eficacia se define en términos de supervivencia real”; pero no hay forma de comprobar la eficacia si no es comprobando la supervivencia. El diccionario de la RAE define “eficacia” como: “Capacidad de lograr el efecto que se desea o se espera”; si hablamos de eficacia biológica, estamos hablando de capacidad para sobrevivir; pero, teniendo en cuenta que “bios” en griego significa, precisamente, “vida”, la definición de “eficacia biológica” se construye sobre los mismos términos (“efecto” y “supervivencia”) que se pretende estar definiendo. Podría, pues, sostenerse que estamos ante la clase de proposiciones que he catalogado como “petición de principio”, P↔P, que sí es una tautología, aunque una tautología trivial. Pero no parece éste realmente el caso del principio evolucionista, sino el que comento a continuación.

Sober afirma: “Antes de pasar a ello, debemos aclarar el término «tautología». El primer aspecto importante es que lo único que son tautologías son las proposiciones (...) ¿Qué es lo que convierte en tautológica una proposición? Los lógicos aplican este término a una clase especial de verdades lógicas simples (...) La definición de los términos lógicos (...) es suficiente para garantizar que la proposición es verdadera (....) El término tautología se aplica en ocasiones a un ámbito más amplio (...) Su significado [el de los términos lógicos de la proposición] no es suficiente; además, es necesario conocer el significado de los términos no lógicos (...) Los filósofos llaman a estas oraciones analíticas. Los enunciados cuya verdad o falsedad no se establece por el significado de los términos que contienen se denominan sintéticos”.

Pero, entonces, hay aquí un primer error de Sober, pues no es verdad, o no es toda la verdad, que el calificativo de “tautología” se aplique a las proposiciones, como él afirma. Antes al contrario, una tautología, en su acepción común en lógica, es un “esquema de inferencia” cuya “tabla de verdad da el valor verdad en todos los casos” (Deaño, “Introducción a la lógica formal”, Alianza Editorial, 2004, pág. 105). O, por ejemplo, Wittgenstein, en el Tractatus (4.46) dice que las “condiciones veritativas son tautológicas” cuando “la proposición es verdadera para todas las posibilidades veritativas de las proposiciones elementales”; donde, aunque habla de “proposición verdadera” se está refiriendo a una proposición “compleja”, compuesta de varias “proposiciones elementales” encadenadas por operadores lógicos; es decir, que la tautología consiste en un argumento, no en una proposición elemental. Lo que nos interesa es que nos hallamos ante lo que he tipificado como argumento tautológico. Si hacemos equivalentes “ser más eficaz” y “sobrevivir”, el enunciado “los más eficaces son los que sobreviven” puede formalizarse no como P→Q, sino, realmente como P→P (o Pv¬P, que es la forma que usa Sober en su texto), y esta proposición ciertamente es tautológica porque, sea cual sea el valor veritativo de P, es siempre verdadera.

Finalmente, la mención que hace Sober a las “oraciones analíticas” nos sitúa ante el cuarto tipo de mi tipología. Pero también aquí Sober creo que se equivoca, pues da a entender que las proposiciones analíticas serían algo así como tautologías en sentido amplio, frente a las tautologías stricto sensu. Y no es así, pues las proposiciones analíticas no son tautologías en sentido lógico y sólo son necesariamente verdaderas desde un punto de vista ontológico, no lógico. P→P es una tautología, pero no una proposición analítica, realmente, como lo sería P→Q, siempre y cuando P↔Q. Sólo mediante el análisis semántico se obtienen proposiciones analíticas. En eso fundamentó precisamente Quine su refutación de que existieran realmente proposiciones analíticas no triviales (en su famoso texto “Dos dogmas del empirismo”), en la imposibilidad real del análisis semántico. Las únicas proposiciones realmente analíticas, como “X es soltero si y sólo si es soltero” son triviales, vacías. Las otras proposiciones candidatas a ser calificadas de analíticas, como “X es soltero si y sólo si no es casado”, no son realmente analíticas, pues requieren poner en contacto dos cosas distintas: “soltero” y “no-casado”. Y eso, como afirma Quine, siempre requiere una síntesis, no puede ser el resultado del mero análisis de las palabras sin atender a su contenido semántico; y el contenido semántico siempre conlleva la designación de una realidad externa a la propia palabra.

Así las cosas, ¿a qué acusación debe enfrentarse realmente la teoría evolucionista: a la de ser tautológica, ser analítica, estar viciada de circularidad o incurrir en una petición de principio? Si atendemos a la formulación inicial de la crítica tal y como la recoge Sober, se trata, sin duda, de la acusación de circularidad argumentativa. Pero hay que llamar la atención sobre el hecho de que el argumento circular es una proposición analítica si sólo envuelve dos proposiciones. Por tanto, la proposición analítica puede ser considerada un caso particular de la argumentación circular, cuando las proposiciones envueltas en el argumento son sólo dos.

Y entonces: ¿cómo se puede defender la teoría de la evolución de la acusación de circularidad? La cuestión es compleja y creo que puede ser afrontada desde varios puntos de vista, no necesariamente excluyentes entre sí:

1) Toda ciencia (todo conocimiento) acaba por verse envuelta en circularidad, si se indaga con suficiente reiteración sobre sus fundamentos justificativos. Es el conocido “trilema de Münchhausen”, que muestra que toda ciencia, si no quiere incurrir en regreso al infinito, tiene que partir de ciertos axiomas injustificados (como, por ejemplo, las leyes de Newton) o conceptos T-teóricos.

2) El argumento de Quine de que no hay proposiciones analíticas. De alguna forma es al que parece adherirse Sober: las proposiciones de la teoría de la evolución no son puramente sintácticas, sino que conllevan un fuerte contenido semántico.

3) El argumento de Strawson que podríamos denominar de la “amplitud del círculo argumentativo”. En su libro “Análisis y metafísica”, Peter F. Strawson aborda el problema de la circularidad en que tarde o temprano se acaba envuelto todo razonamiento filosófico: “el filósofo ha incluido entre los elementos de su análisis, aunque puede tal vez que de una forma encubierta, que sólo revelarán pasos ulteriores de la misma clase, el concepto mismo que dice que analiza”. La respuesta que da Strawson es que hay que abandonar “la noción de simplicidad perfecta de conceptos (...) En lugar de ello, imaginemos el modelo de una elaborada red, de un sistema, de elementos conectados entre sí (...) De adoptar este modelo, no habría razón para preocuparse si, en el proceso de trazar las conexiones entre un punto y otro de la red, nos encontrásemos retrocediendo o pasando por el punto de partida (...) Por tanto, la acusación general de circularidad perdería fuerza, porque nos habríamos movido en un círculo amplio, revelador e iluminador”. Puede que acabemos llegando al punto de partida, pero habremos aprendido por el camino mucho acerca del mundo y de nosotros mismos. Dicho en lenguaje formalizado, aunque el valor veritativo arrojado por las tablas de verdad de (P→Q)^(Q→R)^(R→P) y de (P→S)^(S→T)^(T→P) pueda ser similar, el significado (semántica) de la primera serie de proposiciones encadenadas en círculo puede ser muy diferente al de la segunda, y decir, por tanto, cada uno de esos dos argumentos cosas muy diferentes sobre el mundo.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 24 Feb 2011 23:14 por Nolano.
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