Interesante hilo. Sin falta he de leer ese trabajo de Kierkegaard. A mi entender, qué es lo que pretende Maquiavelo? Pues nos lo dice claramente en el famoso capítulo final de El Príncipe, un capítulo extrañísimo por diversas razones, entre ellas su pasión y su invocación a Dios, que ha hecho verter ríos de tinta sobre su incardinación en esta obra: salvar a Italia de los bárbaros, unificar una patria que, según él mismo dice, ama más que a su alma. Todo lo demás (incluso la dicotomía entre principado y República) es secundario. El admirador de la Roma republicana no vacila en preferir a un príncipe que a una República si el príncipe es más fuerte, hábil y decidido en su propósito: de ahí que prefiera al astuto Fernando de Aragón o al ambicioso César Borgia antes que al débil Pier Soderini. En la obra de Maquiavelo hay, en efecto, mucho de utópico: desde su caracterización del príncipe como casi un superhombre, hasta el objetivo de lograr la unidad de Italia (objetivo de César, que fracasó, y en España de Fernando, que triunfó). Los medios son muy realistas, el fin, no tanto. En cuanto a su supuesta inmoralidad, más que creer malos a los hombres, los considera volubles, y el príncipe esta sujeto a lo que podríamos llamar tal vez una regla moral, cual es la economía del mal, en expresión de Wollin. El príncipe está obligado a ser malvado porque si no labrará su ruina, siendo derrotado por aquellos que carezcan de escrúpulos, pero en ningún caso puede realizar mayor mal del estrictamente necesario, porque llegará a ser perjudicial para la estabilidad del principado, siendo peligrosísimo el ganarse el odio del pueblo. En el universo de Maquiavelo, como en la antigua República romana, no hay nada que importe más que la res pública. El príncipe se debe al pueblo, el pueblo al príncipe, y todos ellos a una futura nación italiana "libre de bárbaros".