La respuesta es: la gallina.
cómo es posible hacer metafísica hoy sin recurrir al concepto de los mitos de dominación
Traducción: Cuando se habla de mitos de dominación se refiere a la tradición filosófica occidental, en sus dos cabezas: el cristianismo y la ilustración. "Mitos de dominación" o "Cronos" son el velo de Maya utilizado para evitar el tener que desarrollar una crítica a tales mitos e incurrir a través de ello en la blasfemia disyuntiva y dialéctica. Siempre se puede decir que "nos expresamos por el cuerpo, despreciado por la cruzada cristiano-ilustrada, y por eso no empleamos conceptos", con lo que quedan exentos de explicar exactamente de lo que están hablando. Me acuerdo de la cita que Donoso Cortés hacía de Proudhon, que tras toda cuestión política siempre hay una cuestión teológica. Aquí igual, pero dándole la vuelta al calcetín, entendiendo por "teología" náyades esnifando jugo de granada.
Pero dejémonos de bromas, la pregunta no es
"¿Como hacer metafísica fuera de la metafísica occidental-latino-cristiano-ilustrada?", sino más bien
¿Por qué en la época post-metafísica -no post-ontolóoooogica- hay que hacer metafísica?
Además una metafísica anti-metafísica, pues más allá del problema de la legitimidad de la disciplina (que tampoco se lo plantean), decir que se hace metafísico de lo "eterno" y de lo "indistinto" es no decir nada.
En el caso de Nietzsche, y sobre todo Heidegger, hay una necesidad de pasar por encima de la tradición occidental -latino-cristiana- para buscar esa especificidad germánica en un mito de los orígenes que era muy propia, por un lado, del romanticismo ("creemos una nueva mitología", que decía el fragmento del sistema), y de la Alemania de los años 30, que buscaba la liberación de toda excrecencia meridional. Convertir lo germánico en el "nuevo nacimiento espiritual" de lo europeo, y de lo griego, con un Berlín como una "Nueva Atenas" ("el inicio es aún") va en la línea tanto de Heidegger como de los más conspicuos nacionalsocialistas. Por eso lo que resulta más sorprendente es esta adhesión incondicional a Nietzsche y a Heidegger para justificar un posmodernismo alternativo. Como propuesta poético-metafórica es completamente legítimo, pero pensar que el Nietzsche-Heidegger "postmoderno" puede servir para historiar la filosofía griega es al menos una postura extravagante, difícilmente justificable no siendo a través de frases hueras o en base a adhesiones vitales que trascienden el trabajo académico.