Hola de nuevo. He estado unos días con una conexión pésima y no he podido responder.
Nolano, que para tí "pelota" no sea una crítica me parece muy bien, pero para mi si lo es. No redacté esa pregunta como una "artimaña" para aprobar o sacar buena nota, de haberlo querido así podría haber sido mucho más "oñatizante" y con menos esfuerzo (como ha dicho yoguerrero, también creo que las ideas políticas de Oñate son más moderadas que las mías). También soy consciente de que la bibliografía es escasa, pero tampoco creo que tanto como afirmas: teniendo en cuenta que es para preparar el 50% de una materia, no considero parquísimo el leer tres obras. Para la otra parte del examen también leí el Fraile y el Marzoa, que es el que de verdad me estudié y releí unas cuantas veces; así como textos originales (selección de textos presocráticos de Oñate, Critias, Parménides, Banquete, República, Política y Sobre el alma). Así que considero que mi bagaje por los autores griegos, si bien no excelente, tampoco es bochornoso, ni mucho menos.
Por otra parte, no era mi intención "colocarlo aquí como un estudio meritorio", simplemente compartirlo y comentarlo. Soy consciente de que no es todo lo aséptico y estrictamente académico que se suele exigir a un examen. Me calenté al escribirlo, pero luego decidí ir con ello porque me parecía bastante más interesante que ponerme a escribir una reseña historiográfica de tal o cual autor o problema tratado, con la cual, dado mi condición de neófigo, no aportaría nada nuevo a la cuestión (no quiero decir que con esto haya aportado nada inédito, pero al menos lo siento como reflexión propia y no como copia-pega erudito (tampoco quiero decir que esta opción sea peor, simplemente que preferí la otra)).
Respecto al odio a Oñate, ya te dije que me refería a un "odio" académico. Evidentemente nadie aquí "odia" a Oñate en lo personal, igual que nadie la "ama" en lo personal. Si lo prefieres cambia odiar por disentir, criticar, discordar o el verbo que consideres adecuado, pero está claro que en este foro tiene defensores y detractores, y ambos enconados.
Por otro lado, Nolano, me parece exagerado e incluso histriónico que te cambies tu foto de perfil en protesta por la leve insinuación de llamamiento a la insurrección del final de mi texto. Sobre todo cuando vivimos en un sistema que emplea la violencia política diaria y sistemáticamente: con represión policial, con desahucios, con accidentes laborales, con destrucción del medio ambiente, con acumulaciones de riqueza de proporciones abyectas y manifestaciones de opulencia delante del hambriento. Y no he visto que clames al cielo por ninguna de esas. Por otra parte, estar en contra de la "violencia política" así en abstracto es, en mi opinión, un sinsentido. La violencia política está presente en toda sociedad organizada, lo criticable son las características de esa violencia política: cómo se ejerce, con qué garantías, con qué límites, en qué circunstancias, contra qué o quiénes, con qué objetivos, etcétera.
De todas formas, no voy a exponer aquí mi opinión sobre la violencia revolucionaria, ya que me imagino que será contraria a las reglas del foro; pero aprovecho para contestar a Jake: la barricada, la revolución o la violencia, como quieras llamarlo, no tiene por qué intentar superar constantemente el límite, puede atrincherarse en sus fronteras y defenderlo precisamente contra la barbarie de lo ilimitado-ilegislado-informe. Así como el límite de la physis no requiere nuestra defensa activa, sino solo nuestro reconocimiento, ya que existe independientemente de la vida de los mortales, no así el límite de la polis, que debe ser constantemente defendido para que no se disuelva (me remito a la cita de Heráclito que encabeza mi texto). Ir hasta los límites no significa traspasarlos, la propia Oñate afirma que es necesario que el filósofo llegue hasta el límite para que pueda ver sus dos lados. Y, añado yo, una vez llegado hasta el límite, permanecer en él y protegerlo, ya consciente de su importancia y sus implicaciones; y no volver al cómodo centro, despreocupándose de lo que lo hae posible. Protegerlo con el instrumento que toque en cada caso. Está muy bien la política del ágora central conciliadora y convergente, pero para que haya centro tiene que haber circunferencia, tiene que haber límite. Y los límites, en el ámbito político, no se trazan solos, no podemos sentarnos a esperar que la Historia haga de por sí Justicia.
Respecto a la polémica sobre Quintín Racionero, no es que Racionero hable de lo de lógico que hay en el mito ni de lo mítico que hay en el logos. Más bien afirma que el discurso mítico y filosófico conviven, que no hay tal paso del mito al logos, sino que son dos discursos, dos racionalidades diferentes, en disputa. Y que dicha disputa es política: es una pelea por la soberanía, por cuál debe ser el discurso que gobierne la polis, que rija su educación y su soberanía.
Es por eso, Hipatia, que no se puede desvincular Filosofía de Política. Cuando vendieron a Diógenes, el del ya aludido tonel, como esclavo y su comprador le preguntó: "¿Y tú para qué vales?", él contestó: "para gobernar". Las ideas filosóficas legitiman, cuestionan, fundamentan la vida política. No solo la filosofía política: también la ética al ser su variante individual; la epistemología, al definir los modos válidos de saber y conocer; la estética, base de la persuasión y la conepción de lo bueno y bello; la antropología, por definir y caracterizar al sujeto político; etcétera.
Por último, agradecer los elogios a los que les ha gustado el texto y a todos vuestras opiniones. Cuando sepa la nota (que espero que sea pronto) os la comunicaré y colgaré el examen.
Salud.