Xna, completamente de acuerdo. Y el observador siempre es etnocéntrico. Como dice Snaut en "Solaris": "no queremos otros mundos, queremos espejos". En mi caso, no sé el de los demás, eso se cumple. Cuando penetro en un autor nuevo, me busco a mí a través de él, incluso inconscientemente. Necesito algo semejante, una porción mínima aunque sea, pero quiero algo de mí para poder entenderle, para que no me sobrepase. La hermeneútica siempre es doble, el observado y el observador, y queremos un acuerdo.
Y es muy incómodo cuando te hacen mirar detrás del espejo. Pero si te desprendes de ti un momento, que no es fácil, ese momento es genial. Para mí, esos momentos son Marzoa. Y después se me escapa otra vez.
Un saludo.