Hola:
Interesantes aportaciones. Sobre el logos existen en efecto, varias direcciones de pensamiento en diferentes vías de Heráclito, los estoicos, Hegel, etc etc... que acaban abarcando desde las discusiones en el ágora donde el logos es negociación hacia un discurso regidor sobredeterminado de los demás, "sustraído" ya al de los dioses, hasta el principio inteligente universal de Heráclito y de los estoicos, con sus matices diferenciadores (que de alguna manera es devolverle a los dioses).
A mí me parecen brillantes las reflexiones que sobre su naturaleza hacen Horkheimer y Adorno en su mirada a la Odisea de Homero, y en concreto al pasaje del cíclope Polifemo:
Cuando Ulises y sus compañeros de viaje quedan encerrados en la cueva del cíclope, Ulises idea una estrategia para engañar a Polifemo y recobrar su libertad. Sin detenerme en los pormenores de los sucesos, finalmente Ulises consigue cegar al cíclope con una estaca y salir imaginativamente, con estrategia racional de la cueva. Y al cíclope le dice que su nombre es Nadie. De tal manera, finalmente el cíclope pide ayuda a los demás cíclopes y cuando estos le preguntan por el autor de sus desgracias, éste responde: - Ha sido Nadie. Con lo cual los demás cíclopes creen que ha sido un castigo divino. Nadie solo puede ser de autoría divina.
El asunto es que Polifemo representa el mito, dode palabra y cosa permanecen unidas. Será Ulises el que con su estrategia separa palabra y cosa para superar el mito. Al autonombrarse como Nadie, está separando la palabra de la cosa para poder utilizar la palabra a su antojo y engañar al mito, una vez dueño de esa palabra desencarcelada y ya a su entera disposición.
Así que utilicemos, y sobre todo pensemos en esa palabra desencadenada por obra y gracia de la astucia de Ulises.
Podemos ahora ir hasta el siglo XX y pensar en esta afirmación del escritor William Burroughs y que yo comparto: "El lenguaje es un virus". En efecto, la palabra desgarrada del mito, liberada de su prisión se extiende sin medida y de forma descontrolada.
Y ahora hagamos una nueva torsión y volvamos, al referido en este hilo, Aristóteles. Este filósofo parece sin duda que también cree en ese carácter vírico del logos y se pregunta entonces como diablos se puede hacer ciencia con esa herramienta inmanejable. ¿Cómo podemos llegar a las verdades universales con un logos expansivo? Pues ni más ni menos que haciendo un nuevo desgarro, no ya del mito (palabra-cosa), sino del propio logos: el lenguaje apofántico. Eliminado del logos lo indeterminado en singularidades inabarcables, para quedarnos con lo que sature las definiciones, única manera de hacer ciencia, es decir, de definir lo universal. El problema, claro, y de eso era muy consciente Aristóteles, es que esa acción violenta en el lenguaje, paradójicamente define lo universal a costa de elimiar parte de lo real, es decir, eliminando lo singular.
La ciencia es un constructo con logos reducido, controlable. Lo universal solo será tal si pensamos en ello con filosofía. Lo que vemos en cambio, la fenomenología de la vida y del mundo se desarrolla en las singularidades. Esas donde el logos extendido deberá ser objeto únicamente de negociación.
Saludos.