Hola, quería conectar el texto que puse en mi anterior intervención con algo que dice Anuska para ver si se entiende mejor.
Anuska: Partiendo de que para el estudio de la Metafísica se ha optado por la división clásica de Ontología y Teodicea, siendo la primera un estudio de las categorías y de la realidad, y la segunda un estudio del problema del mal y del sentido de la vida, creo que queda aún mucha Metafísica por estudiar, eso sí, desprendiéndose todo lo posible del tufillo judeo-cristiano, que lo invadió todo hasta el siglo XIX y que ahora se puede retomar como una línea más de pensamiento. Válida hasta cierto punto, respetable sin ninguna duda.
Xna:De lo que se trata es de aceptar y profundizar interiorizando, de "apropiarse de una cosa entrando más profundamente en ella y trasladándola a un nivel superior" no se trata de despedir y echar fuera a la metafísica, sino de soportarla, es decir, de aceptar el olvido del ser que ella implica, comprendiendo que ese olvido del ser responde a la verdad oculta de la metafísica y, a través de ésta, del ser. En una palabra, se trata de comprender que la ocultación del ser está intrínsecamente unida a su verdad. P. Aubenque leyendo a M Heidegger en Hay que deconstruir la metafísica
Lo que viene a expresar este texto es que cada hito del pensamiento exige una asimilación positiva, así como un diálogo, una reflexión profunda y más originaria con ese filosofo o pensador porque todas las expresiones son manifestaciones de la verdad de ser, incluso el olvido del ser por lo ente, es necesario aceptarlo, “soportarlo” pues responde a ese ocultamiento. El ser se da y se oculta, por ello ningún pensamiento puede ser superado porque todos conforman ese ofrecerse o velarse de la verdad de ser. La ontología como ciencia que se pregunta por el ser se ha visto inclinada en determinadas etapas de la tradición filosófica hacia el ente, o hacia el ente más perfecto, dándole al ser el carácter de simple e irrelevante.
Os dejo otro textos y una interpretación o una audacia.
“Voy a contar la historia de Zaratustra. La concepción fundamental de la obra, el pensamiento del eterno retorno, esa fórmula suprema de afirmación a que puede llegarse en absoluto, - es de agosto del año 1881: se encuentra anotado en una hoja cuyo final está escrito: <<A 6.000 pies más allá del hombre y del tiempo>>. Aquel día caminaba yo junto al lago de Silvaplana a través de los bosques; junto a una imponente roca que se eleva en forma de pirámide, no lejos de Surlei, me detuve. Entonces me vino ese pensamiento-…” (Así habló Zaratustra. Un libro ni para todos ni para nadie. Ecce Homo. F. Nietzsche.)
A 6.000 pies, en lo alto, en la cumbre, rodeado de otras cumbres, todas a la misma altura, todas del mismo linaje, cada uno de los hitos de pensamiento que conforman la historia de la filosofía, más allá del hombre, del yo, del sujeto y su pensamiento representativo, el que se inclina hacia el ente, más allá del tiempo, de un tiempo cronológico que avanza hasta el infinito, dando por superadas las etapas anteriores, anulándolas… entonces me vino ese pensamiento, el eterno retorno de cada una de las tradiciones de pensamiento, como manifestaciones de la verdad del ser, con sus infinitas cargas de sentido.