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TEMA: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (II)

"Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (II) 15 Oct 2011 22:10 #4905

  • Nolano
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Paso a comentar los tres primeros capítulos del libro de FB, dedicados a las primeras obras de Marx. Podemos dejar de lado el primero de ellos, que es totalmente irrelevante y no aporta nada de nuestro interés. Me ocuparé, por tanto, ahora de las pp. 25-93.

Lo primero que merece nuestra atención son los dos artículos que escribió Marx para la Gaceta Renana, pues evidencian la percepción de la grieta insalvable que había entre la promesa política del Estado liberal-burgués y su realización efectiva o, si se quiere, entre el metarrelato rousseauniano y el Estado surgido de la revolución burguesa.
FB escribió:
“... tal criminalización degrada la noción misma de Estado porque éste, al intervenir en el conflicto, se pone al servicio exclusivo del interés privado y utiliza luego un doble rasero a la hora de juzgar, desde el egoísmo de intereses particulares, las acciones y derechos de los unos y los otros. El Estado, en su opinión, se convierte así en instrumento de las clases gobernantes” (pp. 58-59).

“... el contraste de intereses, comprensible, sólo puede resolverse estableciendo otro tipo de relación entre administración y administrados” (p. 59).

En el metarrelato de Rousseau los representantes del pueblo (parlamentarios o funcionarios independientes) sirven a la volonté génerale; ciertamente, ellos también tienen sus intereses privados, pero se despojan de ellos cuando sirven al Estado; como el hombre moral kantiano cuando, dejando a un lado sus pasiones heterónomas, establece sus máximas de conducta conforme a la aspiración universalizadora del imperativo categórico. Pero no tardó mucho en ponerse de manifiesto que el Estado liberal no era sino un instrumento en manos de los más poderosos económicamente, que el Estado no servía los intereses generales, sino determinados intereses de clase. En los conflictos de la recogida de leña y de los viticultores del Mosela están en juego intereses particulares de las partes; pero lo que llama la atención de Marx es que el Estado no hace de árbitro, sino que es juez parcial en favor de unos intereses privados en contra de los otros.

Esa venalidad del Estado rousseauniano produce un hueco en el metarrelato político y aboca a la sociedad, a falta de otro metarrelato por elaborar, a una triste alternativa: volver a la religiosidad mística (“que los hombres alienados vuelvan también a su ser, a ser lo que un día fueron; esta esperanza elegíaca...”, p. 64) o quedar a la deriva de la facticidad (“una espera sin dioses”, p. 64).
FB escribió:
“... la controversia político-filosófica entre pesimismo elegíaco y optimismo histórico” (p. 65).

“En la modernidad estos dos tipos de conducta se basan, a su vez, en dos tipos de creencias o de convicciones fuertemente sentidas por el individuo: creencia en los dioses que retornan o creencia en el sentido de la historia que se está haciendo” (p. 65).

Titula FB este capítulo “En la nave de los locos”. Esta expresión la usó Marx en una carta a su amigo Arnold Ruge, y su sentido está bien claro. Alude a una obra moralista alemana de finales del siglo XV, cuya representación más afamada es un cuadro de El Bosco:

En realidad se trata de una falsa alternativa. La obviedad de la ilusión religiosa no puede desembocar sino en una filosofía de la historia como la que intentó Hegel. Pero en última instancia, al carecer de perspectiva teleológica y de otro sentido que no sea la propia facticidad del desarrollo histórico, al llegar la filosofía siempre al anochecer, como la lechuza de Minerva, cuando los vivos colores de la realidad se están ya apagando, se vuelve a recaer en un retorno de los dioses, pero ya claramente a la deriva. Como en la nave de El Bosco, en que los religiosos (curas y frailes) se entregan a una enloquecida vida terrena que deja la nave a la deriva, sin rumbo.

Ya el primer idealismo alemán de Fichte y Schelling se había resuelto en un salida de corte místico casi religioso; y el intento de Hegel de sacar a la filosofía de esa situación había acabado por disolverse también en la nada de convertirse en la filosofía oficial de un Estado prusiano conservador y reaccionario, que se autojustificaba solamente por ser tal Estado de hecho. Marx se contenta por el momento con adherirse al modelo de Feuerbach de crítica de la religión (“la inversión, de tipo materialista, que éste realiza de la filosofía hegeliana y también con la formulación de la idea de la alienación práctica del hombre religioso que crea sus fantasmas y se somete luego a ellos” p. 51), crítica que traslada a la política de forma, por el momento, meramente negativa: “No es cosa nuestra la construcción de un resultado definitivo para todos los tiempos; pero tanto más claro está, en mi opinión, lo que nos toca hacer actualmente: criticar sin contemplaciones” (p. 67).

Estaba aún por llegar el gran logro filosófico de Marx. Muguerza, en su libro “Desde la perplejidad” (p. 390), se refiere a Bloch y a su obra “Das Prinzip Hoffnung”: “Pero incluso aquellas filosofías –como las de la tradición judeo-cristiana en cuanto diferente de la griega- para las que la perfección sería un estado final más bien que antecedente, desde San Agustín a Hegel, carecen asimismo de perspectiva de futurición y de sensibilidad para el cambio y la aparición de la novedad, de suerte que lo ultimum se halla en esas filosofías relacionado con un primum, pero no con un novum, y el resultado a que se aboca en el decurso histórico no será sino la restitución en plenitud de algo que había desde el comienzo, sea la Ciudad de Dios o el Absoluto”. Esa futurición es la gran aportación de Marx en la historia de la filosofía. No importa en este momento que Bloch, separándose de Marx, acabe reconduciendo el eutopismo marxista a mero utopismo, constatando que la esperanza puede frustrarse.
FB escribió:
“Lo más relevante de la argumentación de Marx en este punto es la distinción que establece entre emancipación política y emancipación humana. La emancipación política es, en lo sustancial, emancipación del Estado respecto de la religión, o, mejor aún, de las religiones. La emancipación humana es liberación del hombre de las alienaciones derivadas del modo de vida de la sociedad burguesa” (p. 75).

“La separación del Estado respecto de la religión institucionalizada no equivale a la emancipación completa del hombre (...); pero sí es, por así decirlo, un requisito, una precondición de la misma” (p. 76).

“La emancipación política es por ello un gran progreso: aunque no sea la última forma de la emancipación humana, lo es, comparativamente, en el actual orden del mundo” (p. 77).

El siguiente paso en la construcción de su metarrelato lo da Marx en su escrito “Sobre la cuestión judía”. Desde la mera crítica negativa que igualaba el espíritu religioso con la facticidad hegeliana, Marx va elaborando una crítica constructiva, va dando forma a su propio metarrelato creador de un sentido para la historia, lo que pasa por establecer una crítica meliorativa en el progreso de la historia. Ciertamente no dejan de ser alienaciones religiosas tanto las creencias cristianas como las judías. No obstante, el reconocimiento por el Estado tanto de la una como de la otra, el reconocimiento por el Estado burgués de la libertad religiosa (como de otras libertades civiles y políticas) es mejor que el Estado confesional monopolizado por una religión y represivo de las demás. Ciertamente la religión sigue siendo un lenitivo (falso) de una situación opresiva en lo social y lo económico; pero aunque el Estado se sigue sirviendo de esa válvula de escape que es la religión para mantener el statu quo de opresión, es un paso adelante que se desconfesionalice, aunque sea a nivel meramente jurídico y político. De hecho es un paso necesario para la verdadera emancipación humana.

Abandono ahora, y para finalizar, el libro de FB para comentar directamente las palabras del propio Marx en la Introducción a la “Crítica de la filosofía del Derecho de Hegel”. En esta obra el metarrelato marxista ya está prácticamente ultimado; en efecto, la historia de la humanidad es concebida en el sentido de un desarrollo progresivo hacia la eutopía de la total emancipación humana. También ha llegado Marx a la conclusión de que ese metarrelato debe estar trabado con el relato descriptivo de la realidad de explotación económica; efectivamente, ese era el punto débil de la filosofía de la historia y de la filosofía del Derecho hegelianas, que son abstracciones que no tienen en cuenta las relaciones sociales y económicas reales y, por consiguiente, aunque constituyen un avance por abandonar las bases teológicas del sentido de la historia, acaban fracasando en su intento de dar lugar a la emancipación del hombre.

Marx toma buena nota de la crítica de Feuerbach a la religión, en cuanto extrapolación ultraterrena del mundo terrenal real, lo que sólo produce un falso consuelo.

La crítica de la religiónMarx escribió:
El hombre que, en la realidad fantástica del cielo donde buscaba un superhombre, no ha encontrado sino su propio reflejo...

La religión, una conciencia errónea del mundo (...). Es la realización fantástica de la esencia humana, porque la esencia humana no tiene verdadera realidad.

La miseria religiosa es, por un lado, la expresión de la miseria real, y, por otro lado, la protesta contra la miseria real. (...) Es el opio del pueblo. La verdadera felicidad del pueblo exige que la religión sea suprimida en tanto que felicidad ilusoria del pueblo.

La historia tiene, pues, la misión, una vez que la vida futura de la verdad se ha desvanecido, de establecer la verdad de la vida presente. Y la primera tarea de la filosofía, que está al servicio de la historia, consiste, una vez desenmascarada la imagen santa que representaba la renuncia del hombre a sí mismo, en desenmascarar esta renuncia bajo sus formas profanas. La crítica del cielo se transforma así en crítica de la tierra, la crítica de la religión en crítica del Derecho, la crítica de la teología en crítica de la política.

La desteologización de la imagen y el sentido del mundo conduce a la filosofía a su siguiente etapa, la filosofía del Derecho. Dios como sentido del mundo es sustituido por el Estado hegeliano. Pero ese Estado deja indemnes las relaciones materiales de dominio subyacentes, por lo que su teórica promesa de liberación queda frustrada. La dominación de unos hombres por otros es una cuestión material, de “fuerza material” y, por tanto, sólo puede ser derribada mediante otra “fuerza material”. No basta con la filosofía política de corte hegeliano, sino que es necesario transformar la filosofía en una fuerza material, mediante la penetración de dicha filosofía en las masas:

De la crítica de la religión a la crítica de la filosofía del Derecho de Hegel y de ésta a la práctica materialMarx escribió:
La crítica de la filosofía del Derecho y de la filosofía política alemana, a la que Hegel ha dado la formulación más lógica, más rica, más absoluta, es a la vez el análisis crítico del Estado moderno y de la realidad que se encuentra ligada a él.

La solución sólo puede venir por un medio: la práctica.

La fuerza material no puede ser abatida más que por la fuerza material; pero la teoría se transforma, también, en fuerza material, desde el momento en que penetra las masas. (...) Ser radical es tomar las cosas por la raíz: Pero, para el hombre, la raíz es el hombre mismo. (...) La crítica de la religión desemboca en esta doctrina, que el hombre es, para el hombre, el ser supremo. Desemboca, pues, en el imperativo categórico de dar la vuelta a todas las condiciones sociales en las que el hombre es un ser humillado, esclavizado, abandonado y despreciable...

Desenmascara así Marx, por vía de un nuevo relato de la situación material social y económica, la falsedad del metarrelato liberal de Rousseau y Hegel, que pretendía fundamentar un estado neutral y desinteresado en una realidad de clases interesadas en su propio beneficio, en la maximización de sus rentas en el modelo económico del capitalismo liberal. La revolución burguesa supone una falsa esperanza de libertad; ciertamente catalizó un impulso social mediante la adhesión de las clases trabajadoras mediante un engaño; concentró la imagen de todos los vicios sociales en otra clase (la aristocracia del antiguo régimen) creando así la falsa ilusión de que, al acabar con ésta, estaría librando a la sociedad en su conjunto de todos sus vicios y sus males; pero sólo libera a los que tienen capital y cultura, no a la clase de los trabajadores, de los desposeídos, de los miserables. Ese “engaño” filosófico se produce porque no se ha contado con un relato veraz o una descripción cabal de las relaciones materiales sociales y de producción:

La revolución burguesa es un paso necesario, pero supone una falsa emancipaciónMarx escribió:
Una clase determinada emprende, partiendo de su situación particular, la emancipación general de la sociedad. Esta clase emancipa la sociedad entera, pero sólo bajo la hipótesis de que la sociedad entera se encuentra en la situación de esta clase, que posee entonces o puede procurarse a su conveniencia, por ejemplo, dinero o cultura.

No hay ninguna clase en la sociedad burguesa que pueda desempeñar ese papel, a menos que haga nacer en ella misma y en las masas un elemento de entusiasmo, o que confraternice y se confunda con la sociedad en general... Para que la revolución de un pueblo y la emancipación de una clase particular de la sociedad burguesa coincidan (...) se requiere, por el contrario, que todos los vicios de la sociedad se concentren en otra clase... Para que una clase sea por excelencia la clase de la emancipación, se requiere de forma inversa que otra clase sea abiertamente la clase de la servidumbre.

La esperanza de Marx, sin embargo, se sustenta en otra clase, el proletariado, precisamente porque se trata de una clase “desinteresada”, de la clase que recibe todos los agravios y, así, se constituye en la humanidad agraviada como totalidad oprimida:

La revolución proletaria como verdadera revoluciónMarx escribió:
Es preciso formar una clase con cadenas radicales... una clase que sea la disolución de todas las clases, una esfera que tiene un carácter universal por sus sufrimientos universales y no reivindica ningún derecho particular, porque no ha recibido una ofensa particular, sino una ofensa en sí. (...) que sea, en una palabra, la pérdida completa del hombre, y no pueda por tanto reconquistarse a sí misma sino mediante la recuperación completa del hombre. La descomposición de la sociedad en tanto que clase particular, es el proletariado.

Lo que forma el proletariado no es la pobreza existente de forma natural, sino la pobreza producida artificialmente...

La filosofía es la cabeza de esta emancipación, el proletariado es el corazón. La filosofía no puede ser realizada sin la supresión del proletariado, y el proletariado no puede ser suprimido sin la realización de la filosofía.

Como vemos, el proletariado es la personificación como clase de la humanidad doliente, que lógicamente, desaparecerá al desaparecer el dolor en el mundo eutópico diseñado por Marx. Esa eutopía es la culminación de la filosofía, tras pasar por sus etapas previas de crítica de la religión y de filosofía del Derecho o política.

A partir de este momento Marx dedicará ya sus mayores esfuerzos a la elaboración de un relato coherente con su metarrelato ya diseñado. Sus esfuerzos primeros se recogen en los Manuscritos de 1844 y sus dos obras capitales teóricas de madurez serán, dentro de esta línea, la Crítica de la economía política y El Capital.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (II). Apéndice 17 Oct 2011 21:47 #4923

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NOTA FINAL SOBRE COMENTARIO DE TEXTO: Las reflexiones de Marx sobre la religión parecen ser una de las preferencias del profesor de la asignatura, pues ha propuesto hasta 5 veces textos relativos a esta parte del libro para su comentario en el examen.

Y hablando de ello y ya que nos encontramos con el primero de los textos de examen, podemos esbozar por dónde podría ir el comentario de textos. Así, detengámonos en el examen de la primera semana del curso 2007-2008 (puede encontrarse en la web de la UNED Calatayud, lo que me exime de reproducir aquí el texto propuesto para comentar). El comentario, siguiendo las líneas marcadas por el profesor, podría desarrollarse de la siguiente forma:

Resumen: El joven Marx se enfrenta, en los albores de la formación de su sistema filosófico, a una situación que equipara a la “nave de los locos”. La frustración que el Estado burgués ha producido, por su incapacidad para servir los intereses generales y su puesta al servicio de los intereses de una sola clase, la burguesía, sólo puede paliarse mediante el recurso a la “esperanza elegíaca” de la religión. Pero, desprovisto ya el hombre, de las bases teológicas por la crítica de la religión, como alienación, de los hegelianos de izquierda (Feuerbach) sólo queda la mera facticidad a la deriva de una “nave de locos” sin gobierno alguno. En ese panorama Marx entrevé ya la “esperanza activa”, una perspectiva de futurición (como la llama Bloch) basada en la emancipación del hombre, liberándose de la mercantilización a que lo somete la sociedad burguesa.

Conceptos clave:
-Hombre alienado.
-Esperanza elegíaca (creencia religiosa).
-Esperanza activa.
-Mundo invertido.
-Hombre como sujeto de la historia.
-Mercantilización del hombre.

Tras definir esos conceptos, según nuestra lectura del libro de FB, se pasaría a hacer explícita la relación que entre ellos establece Marx:

Hombre alienado y mercantilización del hombre. Estado de cosas que da lugar a una falsa salida, la creencia religiosa, que es un mundo invertido, al que hay que dar la vuelta para la emancipación del hombre, lo que se conseguirá mediante una esperanza activa; esperanza que se concreta en el hombre que toma las riendas de la historia como sujeto.

Finalmente, con lo que ya va dicho en estos comentarios se puede contextualizar perfectamente el texto refiriéndose a:

-El pensamiento filosófico anterior a Marx (especialmente Hegel y Feuerbach).
-El pensamiento de los contemporáneos de Marx (idealismo místico alemán, socialismo utópico).
-En la propia obra de Marx (teniendo en cuenta los desarrollos posteriores y más elaborados de estas primeras ideas motrices del joven Marx).
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