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TEMA: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI)

"Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 07 Nov 2011 18:38 #5180

  • Nolano
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Finalizo ya. He comentado la génesis y configuración definitiva del metarrelato marxista en los comentarios precedentes; como quiera que el siguiente capítulo (pp. 171-196) del libro de FB trata de El Capital, obra cuyo objeto es principalmente la economía política, bastará con comentar algunas materias a las que se refiere FB para poner de manifiesto mi discrepancia con su interpretación y exponer cómo veo yo el encaje de tales cuestiones en el sistema metafísico de Marx.

El último capítulo del libro de FB (pp. 197-226) se destina a una serie de “matices, precisiones, sugerencias” que creo que carecen de interés en el ámbito de estudio en el que aquí nos movemos.

La plusvalía
FB escribió:
No es suficiente ni conveniente quedarse en la denuncia del sistema en términos morales (...). De lo que se trata, para Marx, es de explicar racionalmente las condiciones de reproducción del sistema. (p. 186)

Estas dos afirmaciones de FB contraponen dos conceptos: “moral” y “racional”. Pero eso tergiversa el sistema de Marx, pues creo que éste sigue en esta cuestión la línea que va de Kant a Hegel, en la que no existe esa contraposición, sino que, antes bien, lo moral es racional y lo racional es moral. Y, aún más, continuando el concepto hegeliano de Sittlichkeit (eticidad), Marx entiende que la explicación racional de las condiciones de reproducción del sistema conlleva de suyo la propia mostración de lo “irracional” de tal sistema y, por consiguiente, de lo inmoral del mismo: la “denuncia del sistema en términos morales” es un denuncia en términos asimismo racionales.
FB escribió:
Plusvalía es, por tanto, la diferencia entre el dinero desembolsado por el capitalista para adquirir medios de producción y el dinero obtenido al final de este proceso. Es el tiempo de trabajo suplementario del obrero, que vende su fuerza de trabajo, lo que, en última instancia, crea ese valor excedente. (...) Formalmente, no se trata de un “robo” sino de una relación entre iguales. Pero la cuota de plusvalía es variable. Dependerá de la proporción en que la jornada de trabajo se prolongue más allá del tiempo durante el cual el obrero, con su trabajo, se limita a reproducir el valor de su fuerza de trabajo o a reponer su salario. (pp. 186-187)

El concepto de plusvalía es bastante sencillo: el valor de un producto viene determinado por el trabajo humano incorporado al mismo; pero el que añade ese valor, el trabajador, no es retribuido conforme a dicho valor añadido, sino por la ley de la oferta y la demanda en el mercado de trabajo; eso permite al capitalista retribuir al trabajador con un salario inferior a las horas-hombre que el asalariado ha trabajado. La diferencia es la plusvalía que se apropia el capitalista: el trabajo del obrero que hace suyo el capitalista.

Esa plusvalía se produce siempre en el sistema de producción capitalista, pues por la ley de la oferta y la demanda del mercado de trabajo el capitalista, reduciendo su demanda de mano de obra, puede fijar el precio de ésta (salario) en un nivel de mera subsistencia del trabajador, mientras que el valor de lo producido siempre será mayor; es el propietario de los medios de producción, y no el trabajador que produce, quien se apropia de esa plusvalía, de una parte del valor generado por el trabajo. Pero ese proceso no puede ser mantenido indefinidamente: llegará un momento en que la acumulación de capital sea tal que la situación se haga insostenible.
FB escribió:
La crisis se manifiesta (...) mediante la presencia de mercancías producidas y no vendidas. Si la crisis se prolonga, el volumen de producción acaba adaptándose al nivel de la demanda y el fenómeno de las mercancías no vendidas desaparece. Pero al llegar a cierto punto la crisis se manifiesta sólo en el mercado de trabajo en forma de desocupación. (p. 188)

Es verdad que el capitalista tiene un cierto margen de juego, puede jugar con la “plusvalía absoluta” (incremento de utilización de mano de obra) y la “plusvalía relativa” (rebaja del precio de la mano de obra en términos relativos: inflación) (FB, p. 187); pero ese proceso no puede ser indefinido y ahí es donde interviene la Filosofía de la historia, que nos enseña que ese proceso es sólo una etapa el desarrollo de la humanidad, pero no la etapa definitiva:
FB escribió:
... la sociedad burguesa crea demasiada civilización (demasiados medios, demasiada industria, demasiado comercio); cosa que, antes o después, tiene que conducir a la crisis económica y cultural. (p. 155)

El sistema de producción burgués (y, en consecuencia, su modelo de sociedad) acabará por encontrar sus límites, en una espiral de crisis sucesivas, cada vez más amplias, de exceso de producción. Durante el predominio de ese modelo económico una serie de válvulas de escape han propiciado diferentes salidas de perpetuación del sistema. En primer lugar, la revolución científica y sus aplicaciones prácticas en la ingeniería (por ejemplo, la máquina de vapor) y, en segundo lugar, la ampliación del ámbito geográfico del sistema (descubrimientos geográficos y explotación colonial). Eso ha hecho que el sistema no haya sido cerrado, sino abierto. Pero Marx cree haber llegado el momento en que esa “apertura” del sistema ya no es posible, ya ha llegado a su límite, tanto en los desarrollos científicos como en la expansión territorial, por lo que la crisis final parece avecinarse. No sin algunos retrocesos:
FB escribió:
... la revolución parece inminente en el continente y ésta adquirirá enseguida un carácter socialista, pero ¿no será aplastada necesariamente en este pequeño espacio, teniendo en cuenta que, en un terreno mucho más amplio, el movimiento de la sociedad burguesa es aún ascendente? (p. 181)

Ciertamente Marx no es original en su descripción económica de la sociedad burguesa; en lo que es realmente original es en la coordinación de esa descripción con un metarrelato filosófico consistente. En lo referente a la plusvalía y al dominio del capitalista sobre el nivel de los salarios, ya, por ejemplo, John Stuart Mill había detectado esa causa de la miseria de los trabajadores, pero había propugnado como solución simplemente una reducción de la natalidad, con aplicación de métodos anticonceptivos por la clase trabajadora como forma de mantener limitada la oferta de mano de obra y conseguir así una mejora en el nivel de los salarios (medidas a las que se oponía con energía el pensamiento conservador como, por ejemplo, Durkheim, que sostenía la existencia de una correlación positiva entre el número de hijos y la felicidad). En lo referente a las crisis crecientes y al colapso del sistema, también Malthus antes que Marx había previsto que el sistema llevaba en sí mismo los gérmenes del desequilibrio y de su propia destrucción.

Lo importante del pensamiento marxista, por tanto, no es eso, sino su integración en un marco más amplio de Filosofía de la Historia.

La dialéctica
FB escribió:
Marx ha presentado el método dialéctico, la dialéctica, como elemento intelectual diferenciador de su trabajo científico por comparación con el de otros economistas, como Smith o Ricardo. (p. 188)
Escribió (negro sobre blanco) que aquel” método” suyo (tomado de Hegel e invertido) era un “escándalo y un horror” para la burguesía. (p. 189)
Precisamente porque “dialéctica” no es tanto un “método” (en la acepción que hoy damos a esta palabra) cuanto un estilo y un punto de vista (p. 191)

Evidentemente, la dialéctica no es un método: es una consecuencia inevitable del monismo dinámico de Marx (como del de Hegel). Si sólo se reconoce una única sustancia constitutiva del mundo (material en el caso de Marx, espiritual en el caso de Hegel) y, a la vez, se quiere reconocer que la realidad, el mundo, no es algo inmóvil, sino que tiene un desarrollo histórico, hay que dar entrada a un principio de actividad, de conflicto interno en ese mundo constitutivamente homogéneo. Ése es el principio dialéctico, que afirma la convivencia, dentro de esa homogeneidad, de la contradicción. Toda cosa lleva en sí misma el germen de su propia negación.

Naturalmente, por tanto, lo que diferenciaba a Marx de Smith y Ricardo no era su relato descriptivo de la realidad económica, sino su metarrelato. Y la dialéctica es consustancial al metarrelato marxista, pero no desempeña papel alguno en el metarrelato liberal de Smith y Ricardo.

Al no captar esto FB se ve en grandes dificultades, pese a intentarlo denodadamente, para explicar por qué Marx decía que la dialéctica era un “escándalo y horror” para la burguesía. Sin embargo creo que la cosa es bastante sencilla. La concepción dualista del mundo, como la de Descartes, dejaba abierta de forma problemática cómo se podían conciliar la “res cogita” y la “res extensa”; de hecho ese abismo, que permanece abierto todavía en Kant, condena al hombre a la resignación frente a los hechos, al quedar siempre insalvable la cesura Sein-sollen (ser-deber ser). Y eso, en última instancia deja abierta la utopía hasta el día del Juicio final, como simple convergencia asintótica, como mero postulado de la razón práctica, tal como veía Kant la cuestión. La dialéctica dentro de un sistema monista es el punto de encuentro entre los opuestos, entre el ser y el deber ser, y convierte la utopía, como lugar inalcanzable, en eutopía, convierte el mundo en un laboratorium possibilis salutis (taller de una salvación posible) en expresión de Bloch. El modelo dualista cartesiano-kantiano no permitía a la humanidad visualizar una sutura entre el ser y el deber ser, lo que sí hace el monismo hegeliano-marxista; y en ese sistema es fundamental la dialéctica, el entendimiento de que la negación de la realidad no es terminar con ella, sino llevarla a su acabamiento y perfección.

Final

Termino ya con una brevísima conclusión. Contra lo que piensa FB, no me parece a mí de mucho interés un Marx “sin ismos”; antes al contrario, del “marxismo” más que Marx lo que nos interesa hoy es, precisamente, el “ismo”. Carecen de interés, salvo hagiográfico, las “aventurillas” de Marx con la criada o hasta qué punto los forúnculos de Marx están en el origen de su mala leche contra el sistema burgués. Curiosamente, si FB critica, tomando prestadas las palabras de Unamuno, a quienes describían a los santos absteniéndose de mamar los viernes, no parece darse cuenta de lo ridículo de reivindicar hoy a Marx describiendo su vida sexual, para hacerlo más “modelo” (modelo de la sexualidad desbocada tan a la moda hoy como lo estaban los santos abstinentes cuando se escribió lo de no mamar los viernes). Aquí lo que interesa es la vigencia todavía de un metarrelato de liberación humana, y no como mera entelequia, sino como opción realizable y posible. Y la vigencia de ese potente metarrelato marxista creo que puede hoy decirnos bastante, especialmente cuando vemos que la energía social se diluye por la incapacidad de los modernos indignados de “dar nombres” nuevos a las cosas; mientras se permanece atado a la nostalgia de un hoy en ruinas Estado del Bienestar, ocupando la vacante dejada por el Paraíso Perdido, en vez de buscar nuevos metarrelatos y relatos descriptivos realmente alternativos y que hagan frente a los hoy vigentes.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Última Edición: 18 Ene 2012 20:16 por Nolano.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 07 Nov 2011 20:38 #5182

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A modo de epílogo os facilito el enlace a una crítica del libro de FB que he encontrado después de haber finalizado la redacción de mis notas críticas.

Me complace ver que coincidimos la autora de la crítica (Montserrat Galcerán) y yo en varias cuestiones importantes:

1. Sobre la versión light de Marx:
Galcerán escribió:
...en otros casos, como es el debate con la filosofía hegeliana de la historia y con su teoría del estado o en la difícil cuestión de su relación con la economía política clásica, así como en los textos últimos de Marx y sus polémicas con la Socialdemocracia alemana de la época, la cuestión queda tratada de un modo demasiado sucinto o somero, incluso para una presentación global (...) Más bien parece como si el autor soslayara los enfrentamientos y las rupturas, tan drásticas en la propia formación del pensamiento de Marx, dando una imagen excesivamente etérea de un autor tan duro en sus relaciones con sus contemporáneos

2. Sobre el monismo materialista en Marx:
Galcerán escribió:
Hay un tema en el que este tratamiento resulta especialmente inadecuado y es en lo que respecta al materialismo. Fernández Buey usa el término en un sentido ambiguo pues en ocasiones parece que por materialismo entienda algo semejante a «realismo» (materialismo como realismo) inclusive como «empirismo» y/o «empirismo económico», opuesto a la especulación; en otras, sin embargo, señala explícitamente que la formulación de lo que Marx llamó «materialismo» suele «caracterizarse como humanismo práctico y revolucionario» expuesto en terminología hegeliana

3. Sobre el comunismo y el proletariado:
Galcerán escribió:
Creo que esa ambigüedad está relacionada con un concepto demasiado vago del «comunismo» de Marx. (...)
... el comunismo de Marx no es en absoluto «ideológico» ni «utópico», sino «materialista», es decir, histórica y económicamente posible para trabajadores con largos decenios de socialización a sus espaldas y con una historia, compleja y difícil, de los logros y los fracasos habidos en el proceso de su emancipación en la que se incluyen, como no podría ser menos, los propios excesos. Fernández Buey sustituye habitual mente la referencia a los trabajadores por «los de abajo» con lo que, en mi opinión, desplaza la problemática del trabajo (y del trabajador) en el capitalismo y el debate sobre la revolución y el comunismo, hacia una nueva versión de la «cuestión social» para la que lo prioritario es no perder de vista el sufrimiento de los dominados. Que éste es un punto central en toda reflexión sobre la práctica revolucionaria, nadie lo pone en duda, pero a su vez la denuncia del sufrimiento, como pone de relieve el ingente trabajo teórico de Marx, no es suficiente para una práctica revolucionaria que exige el análisis y el conocimiento de las relaciones a cambiar y de sus virtualidades. Por eso, a mi entender, el «comunismo» de F. Fernández Buey resulta demasiado genérico y «bien pensante» para la acerada crítica y la mala uva de Marx.

4. Sobre el deficiente tratamiento de cuestiones básicas.
Galcerán escribió:
El análisis de la «Economía» de Marx adolece de un enfoque monetarista que no ayuda a la cabal intelección de la teoría del plusvalor,(...)
En este punto el recurso a la «alienación» y la «dialéctica» resulta poco explicativo de la dinámica económica real, pero no por ello resulta justificada la presentación paupérrima que Fernández Buey dedica a las discusiones sobre este tema

5. Sobre lo deficiente de algunas citas:
Galcerán escribió:
El libro no es un texto académico (...) Sin embargo, se echa en falta mayor concreción en las referencias de los textos.
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Última Edición: 07 Nov 2011 20:40 por Nolano.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 14 Nov 2011 17:25 #5275

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Nolano escribió:
John Stuart Mill [...] había propugnado como solución simplemente una reducción de la natalidad, con aplicación de métodos anticonceptivos por la clase trabajadora como forma de mantener limitada la oferta de mano de obra y conseguir así una mejora en el nivel de los salarios (medidas a las que se oponía con energía el pensamiento conservador como, por ejemplo, Durkheim, que sostenía la existencia de una correlación positiva entre el número de hijos y la felicidad
Son curiosas estas propuestas que ciertamente habrían acabado con el problema del "prole-tariado", en tanto en cuanto éste habría dejado de tener tanta "prole" y su nombre habría carecido de sentido. Es preciso recordar, no obstante, tal y como analiza la antropología cultural, que esa correlación de Durkheim no es sólo una posición conservadora, sino una evidencia científica: las familias numerosas - y las poblaciones masivas -, tan típicas en países subdesarrollados, al contrario del prejuicio del primer mundo que las considera irresponsabilidades parentales por analfabetismo inconscientes del estado de precariedad en el que viven, responden a la economía doméstica de subsistencia en la que un hijo a una edad muy temprana empieza a ser "rentable" para la subsistencia familiar.

Y ahora, sólo hay que observar, quiénes son las potencias económicas que vienen pisándole los talones a las potencias occidentales: las superpobladas China, India, Brasil...
Nolano escribió:
explicar por qué Marx decía que la dialéctica era un “escándalo y horror” para la burguesía [...] El modelo dualista cartesiano-kantiano no permitía a la humanidad visualizar una sutura entre el ser y el deber ser, lo que sí hace el monismo hegeliano-marxista; y en ese sistema es fundamental la dialéctica, el entendimiento de que la negación de la realidad no es terminar con ella, sino llevarla a su acabamiento y perfección.
Comparto contigo tu análisis sobre la defectuosa interpretación de FB, y del significado del "escándalo y horror" de la dialéctica marxista estriba en buena medida en su monismo materialista. Siempre me ha resultado paradójico, sin embargo, que en términos dialécticos Hegel antecediera a Marx, pues aunque monismos materialistas ya habían existido antes de Marx, para construir todo el edificio dialéctico monista ¿no habría sido más sencillo, en pleno siglo cientifista y positivista de los Comte y compañía, haber partido de la pura y evidente materia, antes que remontarse a un imperceptible Espíritu Absoluto? Por eso siempre me ha parecido que Hegel, que pretende de su sistema la cúspide del desarrollo histórico de las filosofías por el devenir del Espíritu Absoluto, en cierto sentido, bebe interesadamente más de su pasado que de su presente.

Y aquí viene mi objeción a tu interpretación: me parece que el escándalo no es sólo ni fundamentalmente por su oposición a "La concepción dualista del mundo" que "en última instancia deja abierta la utopía hasta el día del Juicio final, como simple convergencia asintótica". Es cierto que el monismo materialista de Marx conduce a un ateísmo "escandaloso" para la burguesía, y fácilmente a un relativismo moral que pone en peligro el cómodo statu quo que la amparaba (este relativismo nos persigue hasta nuestros postmodernos días, motivo por el que creo que FB trata sistemáticamente de reivindicar la importancia de la moral en Marx, aunque con cierta torpeza al ignorar, como bien has apuntado, la línea kantiana de la que es heredero). Pero como bien reconoces, también se da un monismo dialéctico en Hegel, aunque sea espiritual, opuesto a esa concepción dualista del mundo, luego ¿por qué no entonces el escándalo? Porque este monismo del Espíritu Absoluto en su desarrollo, que como decía en cierto sentido se atiene más a su pasado, acaba conviviendo bien con la panacea alcanzada en su presente, en el XIX del romántico y burocrático estado prusiano y su organización al servicio de la acomodada, cultivada y racional burguesía, donde como parecía ocurrir a finales del siglo XX, la historia parecía terminarse. La dialéctica marxista, sin embargo, invierte el monismo dialéctico hegeliano, asegurando no sólo su carácter material, sino también criticando, es decir, poniendo en crisis, ese supuesto fin de la historia: Al contrario, vaticina crisis sucesivas y cada vez mayores hasta que sucumba el estado de cosas tal y como la burguesía las conoce. De ahí, para mí fundamentalmente, el escándalo y el horror burgués.
Nolano escribió:
la vigencia de ese potente metarrelato marxista creo que puede hoy decirnos bastante, especialmente cuando vemos que la energía social se diluye por la incapacidad de los modernos indignados de “dar nombres” nuevos a las cosas; mientras se permanece atado a la nostalgia de un hoy en ruinas Estado del Bienestar, ocupando la vacante dejada por el Paraíso Perdido, en vez de buscar nuevos metarrelatos y relatos descriptivos realmente alternativos y que hagan frente a los hoy vigentes.
Completamente de acuerdo con la vigencia que el potente metarrelato marxista puede tener en nuestros días, de no ser por el pasado histórico que aún lastra con sus fatídicos intentos de llevarlo a la práctica, su credibilidad y plausibilidad. Quizá, cuando la memoria histórica se enfríe, podamos ver con algo más de claridad su factibilidad... o volvamos a caer en errores semejantes :P

No obstante, discrepo, como imaginarás, de esa píldora encapsulada - como te gusta llamarlas - que me parece que nos dejas caer con tu alusión al "hoy en ruinas Estado del Bienestar" como "nostalgia" que nos ata. El contraejemplo de los países escandinavos, como Suecia, que no sólo es uno de los pocos países que ha aumentado su PIB durante la crisis sino que mantiene su generoso Estado de bienestar como recoge el premio Nobel de Economía Paul Krugman en este artículo, desmienten su necesario y ruinoso final, aunque haya tantos intereses en hacernos creer que es insostenible. Marx sigue ciertamente vigente, también en este caso para criticar estos mensajes ideológicos revestidos de una presunta cientificidad económica incontrovertible - cuya credibilidad se encuentra, por otra parte, en horas un tanto bajas.

P.D.: Sobre la crítica de Galcerán, que comparto en su mayoría, veremos si el profesor se pronuncia, pero entiendo que en el comentario de texto también caben críticas argumentadas a las tesis del propio FB.
Javier Jurado
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Última Edición: 11 Dic 2011 00:37 por Kierkegaard.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 14 Nov 2011 22:05 #5280

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1)
Kierkegaard escribió:
tal y como analiza la antropología cultural, que esa correlación de Durkheimn no es sólo una posición conservadora, sino una evidencia científica

No estoy de acuerdo en que exista esa evidencia que apuntas. El estudio de Durkheim a que me refiero consistía en un estudio estadístico que correlacionaba el índice de suicidios (como síntoma externo de infelicidad) con la tasa de natalidad, en distintas regiones europeas. El estudio, en mi opinión, no era nada convincente (la verdad es que los datos estadísticos a principios del siglo XX no eran muy abundantes ni fiables y dificultaban mucho el estudio). Luego hay un problema de enfoque inicial, pues puede ser que la felicidad sea la causa del aumento de la natalidad y ésta acabe por empeorar el nivel de felicidad. No sé si la Antropología cultural se ocupa de la “felicidad”; a mí me parece que no. John Stuart Mill, como filósofo y economista, sí; podemos discutir su enfoque y sus presupuestos, pero si se parte de que más rentas suponen mayor felicidad (si no, ¿por qué todo el mundo quiere ganar más?), o, mejor, que la felicidad no es medible, pero parece una hipótesis plausible el que, al haber una correlación entre nivel de ingresos y felicidad (si entendemos por ésta la vida buena), los economistas normativos están obligados a buscar formas de aumentar las rentas de los que menos tienen, y dado que las rentas de esta clase social proletaria son los salarios, buscar una forma de aumentar éstos. El reducir la demanda de mano de obra puede ser una buena medida, y así lo vio Stuart Mill.

De hecho la cuestión de la emergencia de los llamados países BRIC (Brasil, Rusia, India, China) parece estar también relacionada con la gran natalidad, y a través, precisamente, de los salarios. La superpoblación de esos países hace que los salarios estén reducidos a la mínima expresión, a diferencia de los salarios en Europa occidental. Eso permite producir a costes mucho más bajos, lo que, en un mundo global, hace que estén desplazando del mercado los productos europeos y norteamericanos. En ese mundo global, por tanto, parece cumplirse también el vaticinio de Stuart Mill; o se frena la natalidad en todo el planeta, o acabaremos todos con salarios de subsistencia, pues no podremos competir con los países BRIC. (Nótese que el fenómeno de los países BRIC supone un nivel tecnológico, de infraestructuras y de formación de los trabajadores equiparable a grandes rasgos al de los europeos occidentales y, por eso, se abaratan los costes. Si la mano de obra no está cualificada, como ocurre en muchos países de África, por ejemplo, es imposible que se dé el fenómeno BRIC, pues su productividad no es equiparable.)

2) No acabo de entender bien tu discrepancia con lo que yo digo sobre la dialéctica. Si acaso, diferencias de matiz.

Que la filosofía de Hegel no tuviera capacidad de “futurición” no quiere decir que él ya viera llegado el “fin de la historia”. Lo que Hegel constata es que la filosofía vuela al anochecer, que no es su misión anticipar posibles escenarios futuros, sino sólo explicarlos. Pero eso no significa que el mundo no se mueva continuamente ni que, como muchas veces se ha dicho (por ejemplo, Ortega y Gasset), la cosa se solvente en un mero proceso cerrado tesis-antítesis-síntesis; ésa es mi opinión.

Y eso se ve claro en el concepto de Sittlichkeit (eticidad). ¿Para qué nos sirve eso, si el mundo gira por sí solo? Algo (o mucho) de acción, de trabajo, de labor sobre el mundo hay en la Sittlichkeit hegeliana. La diferencia con Marx es que esa operatoria sobre el mundo se mueve en el ámbito del espíritu: “la estructura simbólica de las imágenes del mundo, las mentalidades y las tradiciones, las formas culturales de vida, las normas y los valores, las instituciones, las prácticas sociales, etc. Esos fenómenos constituyen el objeto de estudio de las ciencias del espíritu.” (Habermas: “Verdad y justificación”, p. 191). Pido perdón por anticiparme y hablar de este libro (que toca en el segundo cuatrimestre), pero he extraído este texto para que se entienda en qué consiste el “espíritu”, y no, como tú y tantos otros escribís, el “Espíritu”; en alemán todos los sustantivos, aunque sean nombres comunes y no propios, se escriben con mayúsculas; de ahí el Geist que hay que traducir por espíritu, so pena de incurrir en una indebida personificación trascendental de algo que son sólo un conjunto de relaciones intersubjetivas de carácter simbólico. El caso es que Marx traspone la dialéctica desde ese terreno simbólico al terreno del reparto de la producción entre las rentas del trabajo y las rentas del capital. Es obvio el “horror y escándalo” que eso produjo en la burguesía (o que Marx quería ver que estaba produciendo).

3) Mi referencia a las “ruinas del Estado del Bienestar” no aluden tanto a lo que yo pueda pensar al respecto como a lo que percibo en los actuales autoproclamados herederos del marxismo (en donde se halla FB, aunque sin “ismo”), y como tal es frecuente oírlo en los medios de comunicación; desde este punto de vista reconozco que es un pensamiento encapsulado. Si el Estado del Bienestar, como tú pretendes, Kierkegaard, no está en la ruina, entonces no entiendo a qué viene tanto ruido y tanta nostalgia por los “avances sociales” en retroceso. Al parecer, debe gozar de muy buena salud, y entonces no se entiende por qué todos proponen diferentes medicamentos para suministrarle y mantenerlo con vida.

En cuanto al señor Krugman, hace tiempo que vengo leyendo sus furibundos ataques contra el euro; no es nada "inocente" la alusión a Suecia, país que no está en el euro. No comparto su opinión: yo soy un defensor a ultranza del euro; y, por eso, soy también partidario de una política fiscal unificada, y no sólo monetaria. Krugman, sin embargo, parece propugnar que nos salgamos todos los países “cutres” del euro, porque así nos irá mejor. Claro que yo soy europeo y español y Krugman es estadounidense. Me da la impresión de que utiliza el euro como parábola de lo que él quiere que se haga o se deje de hacer en EEUU, pero creo que le importa un pimiento lo que nos pase a nosotros, a España, si perdemos, otra vez más en nuestra historia, el tren de Europa.
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Última Edición: 14 Nov 2011 22:10 por Nolano.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 14 Nov 2011 23:00 #5283

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Nolano escribió:
...
En cuanto al señor Krugman, hace tiempo que vengo leyendo sus furibundos ataques contra el euro; no es nada "inocente" la alusión a Suecia, país que no está en el euro. No comparto su opinión: yo soy un defensor a ultranza del euro; y, por eso, soy también partidario de una política fiscal unificada, y no sólo monetaria. Krugman, sin embargo, parece propugnar que nos salgamos todos los países “cutres” del euro, porque así nos irá mejor. Claro que yo soy europeo y español y Krugman es estadounidense. Me da la impresión de que utiliza el euro como parábola de lo que él quiere que se haga o se deje de hacer en EEUU, pero creo que le importa un pimiento lo que nos pase a nosotros, a España, si perdemos, otra vez más en nuestra historia, el tren de Europa.

Si no implantamos a medio plazo esa política fiscal unificada y progresiva o, al menos, proporcional, manteniendo un estado del bienestar más o menos homogéneo en la zona euro, seguramente no habrá más remedio que hacer lo que propone Krugman u otras soluciones similares (un bimetalismo como he leído hoy en prensa). El problema es que no sé en qué puede beneficiar a los alemanes contribuir a que los PIG'S consigan subir un escalón en la "división internacional del trabajo" (Lenin) de forma que sus manufacturas tengan calidad para competir contra los productos alemanes. Las políticas deflacionarias que está manteniendo el BCE debidas en parte a la fobia alemana a la inflación y su racanería a la hora de comprar eurobonos tampoco permiten ser optimistas en esta vertiente monetaria.
Por tanto, mi postura en estos momentos consistiría en aprovechar la crisis para realizar una profunda reforma fiscal en este sentido (www.elpais.com/articulo/opinion/Nombrar/...1018elpepiopi_12/Tes) y aguantar un tiempo prudencial para ver como se desarrollan los acontecimientos e ir preparándose para lo peor, la salida del euro o similar.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 15 Nov 2011 09:36 #5285

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No es mi intención suscitar un debate político que estaría fuera de lugar en este hilo y, posiblemente, también en el foro en general. Mi comentario sobre el artículo de Krugman sólo lo escribí para no dejar abierta la cuestión que había planteado Kierkegaard al colgar el enlace a dicho artículo.

Creo que basta, en el marco de las pretensiones de este hilo, con plantear el problema, con ocasión del libro de FB, en los siguientes términos: ¿Qué puede decirnos Marx hoy? ¿Se trata de un residuo histórico que conviene conocer para complacernos en lo mal que estaban las cosas a comienzos del siglo XIX y lo bien que están hoy gracias al propio Marx (una democracia "casi" perfecta, sindicatos subvencionados con fondos públicos, Estado del Bienestar, etc. panorama que nos presenta FB)? ¿O se trata de extraer de Marx ese feroz espíritu crítico respecto a una realidad injusta y la indeclinable búsqueda de herramientas útiles y efectivas contra ese estado de cosas injusto?
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Última Edición: 18 Ene 2012 20:28 por Nolano.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 11 Dic 2011 01:53 #5684

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1) Sobre la evidencia científica de la que hablaba, no pretendía referirme en concreto al estudio de Durkheim, que desconocía, sino a su conclusión traducida en términos económicos - pues como dices la "felicidad" es un término vago. La idea que planteaba es algo que recogen Harris o Kottak y que creo que la antropología cultural tiene asumido: es obvio que al reducir la natalidad, se reduce la oferta de mano de obra, y por tanto aumenta su precio - su salario. Pero también es cierto que al aumentar la natalidad, como decía, la prole que sobrevive logra para la unidad familiar más recursos de los que consume y resulta más factible salir adelante. Supongo que entre ambas estrategias se suele dar un equilibrio inestable, pues si los hay "infelices" por no poder alimentar a toda una tropa familiar desbordada, también los habrá "infelices" esperando vanamente a que por ser menos obreros en una región vayan realmente a percibir más salario.

El fenómeno de los llamados países BRIC que ya citaba yo y sobre el que tú has vuelto muestra precisamente este equilibrio inestable: parece cierto que "o se frena la natalidad en todo el planeta, o acabaremos todos con salarios de subsistencia"; pero mientras tanto, digámosles a brasileños, chinos o indios que no tengan tantos hijos y dejen de producir a esos ritmos... aunque todavía anden sensiblemente lejos de los niveles de renta per cápita de los países desarrollados, y el proceso fundamental que estén viviendo sea el propio del campo a la ciudad amplificado por el volumen de su población, lo cierto es que su riqueza crece recortando distancias, y un motivo fundamental es el de su superpoblación.

2) Sobre el margen de acción, trabajo o labor sobre el mundo que cabe en Hegel, es posible tu interpretación complementaria, aunque resulta difícil ignorar la concepción que Hegel tenía sobre el fin de la historia y la culminación que suponía su propio sistema filosófico. Algunas muestras, citando a Abbagnano:
Abbagnano escribió:
Hegel prestó su adhesión al Estado prusiano y reconoció en él la encarnación de la razón absoluta. En efecto, más tarde comparaba la revolución con "una magnífica salida del sol, una sublime conmoción, una exaltación del espíritu que han hecho estremecer al mundo de emoción, como si sólo en aquel momento la reconciliación de lo divino y del mundo se hubiera efectuado" (Werke, IX, p. 441). [...] Se convirtió en el filósofo oficial del Estado prusiano y en dictador de la cultura alemana. En su disertación inaugural en Berlín proclamó Hegel que había "afinidad electiva" entre su sistema y el Estado prusiano; y por su parte éste aceptó la alianza, y no dudó en intervenir enérgicamente, por invitación del mismo Hegel, para proteger contra cualquier crítica la filosofía que había adoptado y a su autor. [...] su historia de la filosofía, que comienza por la filosofía griega [...] concluye verdaderamente en su misma filosofía. "La filosofía, que es la última en el tiempo, es al mismo tiempo un resultado de todas las precedentes y debe contener los principios de todas-, es, por tal motivo —en el supuesto de que sea verdaderamente una filosofía—, la más desarrollada, rica y concreta" (Ene., § 13). La última filosofía es la de Hegel. "El punto de vista actual de la filosofía es el de que la idea sea conocida en su necesidad... A este punto ha llegado el espíritu universal, y cada estadio tiene, en el verdadero sistema de la filosofía, su forma específica. Nada se pierde, todos los principios se conservan; la filosofía última es, en efecto, la totalidad de las formas. Esta idea concreta es la conclusión de los conatos del espíritu, en casi dos milenios y medio de trabajo intensísimo, para llegar a ser objetivo de sí mismo,
Sigo persuadido, pues, del peso innegable del revés que supuso Marx, como dije no sólo ni fundamentalmente por su oposición a "La concepción dualista del mundo", sino por poner en crisis la panacea burguesa-hegeliana.

Sobre la cuestión del "espíritu" hegeliano, reconozco que me he dejado llevar por la práctica habitual de muchos (Ortega y Gasset, Zubiri, Muguerza, Ferrater Mora,...); aunque sin haber profundizado en el asunto, yo lo achaco más que a una torpe traducción del alemán "Geist", a toda una interpretación de Hegel que no necesariamente ha de constituir una "personificación trascendental" de dicho espíritu, sino el reconocimiento para éste de gozar de una entidad que supera o se distingue del empleo común de la noción de espíritu.

3) Sobre el Estado del Bienestar, tu argumentación incurre claramente en un non sequitur pues de la queja por el retroceso en los "avances sociales" no se sigue que el Estado del Bienestar esté "en la ruina". Uno podría ver reducido su salario aun cuando a su empresa le fueran fenomenal las cosas. A pesar de tu sarcasmo, Kant te recordaría que del hecho de que se recorten prestaciones al Estado del Bienestar no se sigue que se deban recortar, porque, pongamos, sea realmente imprescindible.

Sobre Krugman, lo traje aquí no para comentar todo su artículo, sino para servirme de su dato a propósito de Suecia (no veo en qué manera tu comentario evitaba dejar la cuestión abierta). Puedo, de hecho, opinar lo mismo que tú frente a Krugman sobre el euro, aunque está visto que en lo que se refiere a la sostenibilidad del Estado del bienestar yo estaría más cerca de él, a pesar de que no es europeo y tú sí; pero ninguna de estas cuestiones invalida en absoluto su dato para fundamentar mi argumento.
Javier Jurado
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Última Edición: 11 Dic 2011 01:56 por Kierkegaard.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 11 Dic 2011 20:51 #5691

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Al comentar lo de escribir “Espíritu” y no “espíritu”, mi idea era llamar la atención, para navegantes poco avisados, sobre la traducción de ciertos términos del alemán, fenómeno acerca del cual Muguerza comenta con gracia (*Enlace* p. 142):
Muguerza escribió:
(Advirtamos, entre paréntesis, que con esto de «la Razón escrita con mayúscula» hay que andarse con cuidado para que no nos pase lo de aquel colega que enfáticamente aseguraba «Y fíjense Vds. si Kant daba importancia a la Razón, a la Vernunft, que la escribía siempre con mayúscula»... sin reparar en que tal cosa no sólo la hace Kant sino todos los alemanes y no sólo con la razón sino con todos los sustantivos de su idioma).

Y, dicho sea de paso, no sé cómo lo escribe Muguerza en otros lugares, ya que supongo que si lo citas como partidario de escribirlo con mayúscula es porque en algún sitio lo habrás visto. Por mi parte yo suprimiría a Muguerza de esa lista que das, pues, como es de ver en la página 137 (comienzo del apartado II) del artículo cuyo enlace acabo de facilitar, al menos ahí escribe “espíritu objetivo” refiriéndose al concepto hegeliano.

Pero más que un argumento de autoridad, tenga el peso que tenga quien así lo escribe, intento encontrar una justificación gramatical de ese uso de la mayúscula al traducir Geist por Espíritu. Si acudimos a las normas de la RAE de uso del castellano a este respecto *Enlace*, podemos ver lo siguiente:
RAE escribió:
4.1. Los nombres propios de persona, animal y cosa singularizada: Beatriz, Platero, Tizona (espada del Cid).

4.6. Los nombres abstractos personificados, utilizados alegóricamente: la Muerte, la Esperanza, el Mal.

4.27. Determinados nombres comunes cuando, por antonomasia, designan una sola de las realidades de su misma clase: el Diluvio (referido al diluvio bíblico), la Reconquista (referida a la de los territorios ocupados por los musulmanes, llevada a cabo por los reinos cristianos peninsulares durante la Edad Media), el Muro(referido al que separaba en Berlín los sectores oriental y occidental).


O sea, que o Espíritu es un nombre propio (y, por tanto, designaría algo individualizado, un Espíritu Santo o algo parecido) o, si sólo es un sustantivo común, los únicos posibles casos aplicables aquí en que podría escribirse con mayúscula inicial serían el 4.6 o el 4.27. Creo que hay que descartar ambos: el primero por referirse a un uso alegórico, que creo inexistente en Hegel, y el segundo por exigir una referencia a cierto Espíritu concreto entre otros espíritus, cosa que tampoco se da, creo, en el Geist de Hegel.

Por otro lado, el “espíritu” con minúsculas parece ser predominante hoy entre los traductores, y así lo veo, por ejemplo en “Verdad y justificación” de Habermas (Trotta, p. 190, por ejemplo) o en “Razón y revolución” de Marcuse (p. 179, por ejemplo), y, por supuesto, en la traducción de Juan Luis Vermal (Edhasa) de los Principios de Filosofía del Derecho del propio Hegel.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 11 Dic 2011 20:55 por Nolano.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 13 Dic 2011 12:38 #5699

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Conocía bien esa cita que das, después de unos cuantos años ya compartiendo mensajes. Pero creo que no puede hacerse extensible a cualquiera esa crítica, como si todos los que escribieran "Espíritu" con mayúscula ignoraran el alemán hasta ese punto.

Lo cierto es que a Muguerza se lo había leído aquí (p. 448) aunque quizá esté más citando indirectamente a Gaos - a quien no creo que considere ignorante del alemán - que ejerciendo de traductor. (Por cierto, muy sugerente su artículo en homenaje a Salmerón, especialmente en este pasaje).

Y es que, como dices, al margen de apelaciones a la autoridad - en la que al final acabas cayendo de nuevo al hablar de Habermas, Marcuse o Vermal ;) -, en lo que respecta al sentido del término, como he dicho no he profundizado en Hegel como para haberme formado una opinión fundamentada, pero entiendo que dichos traductores lo conciben bajo la acepción 4.27. que ofrece la RAE, dada su unicidad entre las diversas manifestaciones espirituales.
Javier Jurado
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Última Edición: 13 Dic 2011 12:39 por Kierkegaard.
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Re: "Marx (sin ismos)". Notas de lectura crítica (y VI) 21 Dic 2011 22:54 #5806

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Nolano escribió:
No es mi intención suscitar un debate político que estaría fuera de lugar en este hilo y, posiblemente, también en el foro en general. Mi comentario sobre el artículo de Krugman sólo lo escribí para no dejar abierta la cuestión que había planteado Kierkegaard al colgar el enlace a dicho artículo.

Más que política sería económica la desviación que tomé en mi intervención, de todas formas capto la (in)directa, así pues, prosigan uds sin darle mayor importancia.
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