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TEMA: ¿Virtudes dialécticas?

Re: Erratas en la UD de Metafísica 16 Ene 2012 10:04 #6090

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Sería muy de agradecer, para ilustrarnos todos, que nos dieras la referencia exacta (ya sabes, esos numeritos seguidos de una letra) del texto en que Aristóteles califica la frónesis como " virtud dialéctica" (te admitiría, incluso, "areté dialéctica").
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 16 Ene 2012 19:41 #6094

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dvillodre1 escribió:
El profesor Martinez se está refiriendo con esa expresión a la phrónesis según la define Aristóteles en la Etica a Nicomano
Según tú, ¿a qué definición de phrónesis de la Ética a Nicómaco se puede estar refiriendo el profesor Martínez? ¿y en qué sentido sería dialéctica? Es para que los demás lo veamos tan claramente como tú, porque desde luego yo hasta ahora sólo hacía conjeturas por el resto del texto del profesor.
dvillodre1 escribió:
Hoy día se considera a Aristóteles como un dialectico
¿Quién lo considera?
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Última Edición: 16 Ene 2012 19:42 por Kierkegaard.
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 17 Ene 2012 20:59 #6100

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Ya que se ha sacado aquí a relucir el nombre de Aubenque (aunque sin referencias concretas a texto alguno del profesor francés, como es práctica habitual de quien lo ha citado), me permito limpiar el buen nombre de dicho profesor, recogiendo algunas frases del capítulo III de La prudence chez Aristote, que se titula “Antropología de la prudencia” y en concreto de su primer apartado “La deliberación”. Cito por la edición francesa (PUF, París, 2004); para evitar suspicacias reproduzco el texto francés original (pido perdón por las limitaciones del griego, pues no he sabido cómo poner los espíritus ni los acentos circunflejos) y a continuación mi traducción:
Aubenque escribió:
Le prudent, avon-nous vu, est l’homme capable de délibérer (βουλεutikός) et, plus particulièrement, de bien délibérer (kαlώς βουλεύσασθαι) (1). Cette dernière précision est, au premier abord, importante, car, en tant que telle, la délibération (βούλευσις) n’est pas une notion éthique, et elle trouve surtout son emploi dans les domaines technique et politique (Aubenque, op. cit,. p. 106).
(1) Et. Nic., VI, 5, 1140 a 31, 26 ; cf. VI, 10, 1142 b 31.

El prudente, como hemos visto, es el hombre capaz de deliberar (bouleutikός) y, más en particular, de deliberar bien (kalós bouleúsaszai) (1), Esta última precisión es, de entrada, importante, porque, en tanto que tal, la deliberación (boúleusis) no es una noción ética, y encuentra su empleo sobre todo en los campos técnico y político.

Mais Aristote se rend bien compte que la délibération, dont le concept est emprunté á la practique politique, ne suffit pas á constituer la vertu. Car la délibération ne porte pas sur la fin, mais sur les moyens, non pas sur le bien, mais sur l’utile (2). Et la délibération en tant que telle peut être mise au service du mal (3). C’est pourquoi Aristote introduit, dans le cortège des vertus intellectuelles que accompagnent la prudence, la notion d’εύβουλία (4), dont le concept même implique l’idée d’une certaine rectitude (όρθότης) (5) ; plus particulièrement, d’une rectitude de l’entendement (όρθότης τής διανοίας) (6) (Aubenque, p. 116)
(2) Ret., I, 6, 1362 a 17-19).
(3) Et. Nic., VI, 10, 1142 b 18-20).
(4) Ibid., VI, 10.
(5) 1142 b 16.
(6) 1142 b 12.

Pero Aristóteles se da muy bien cuenta de que la deliberación, cuyo concepto se toma de la práctica política, no basta para constituir la virtud. Porque la deliberación no versa sobre el fin, sino sobre los medios, no sobre el bien, sino sobre lo útil (2). Y la deliberación en tanto que tal puede ser puesta al servicio del mal (3). Por eso Aristóteles introduce, en el desfile de las virtudes intelectuales que acompañan a la prudencia, la noción de “euboulía” (4), cuyo concepto mismo conlleva la idea de una cierta rectitud (orzotes) (5); muy en particular, de una rectitud del entendimiento (orzotes tés dianoías) (6).

Creo que se ve claro que la deliberación es requisito, forma parte de la frónesis o prudencia. Pero la prudencia, al ser una virtud y atender a los fines, es mucho más que mera deliberación. La prudencia tiende al bien, a la vida buena, y por eso es una deliberación que exige rectitud. Y concretamente, rectitud de entendimiento (dianoia): por eso es una virtud intelectual, dianoética. Y no una extravagante virtud dialéctica, cosa inexistente en Aristóteles, a falta de prueba a este respecto.

Nótese que Aubenque, como es natural y habitual, siempre facilita las referencias textuales mediante la forma académica estándar, como apoyo de lo que está diciendo. Es una sana práctica que, por desgracia, muchos no creen que vaya con ellos.
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Última Edición: 18 Ene 2012 09:24 por Nolano.
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 17 Ene 2012 21:19 #6101

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Enlazando con mi mensaje precedente, no estará de más, porque es coincidente, en su sentido general, con lo que dice Aubenque, recoger este texto de la propia UD de metafísica:
UD escribió:
El logos griego no es el procedimiento por el que el artesano porduce sus objetos, sino las técnicas de la palabra que ponen en funcionamiento el abogado, el maestro, el orador, el hombre político (...) El logos griego es el producto de la ciudad, y por tanto es esencialmente político (p. 244).
Este logos público y político recibe una inflexión en la filosofía clásica griega en el pensamiento de Sócrates, Platón y Aristóteles (negrita mía). Tras la insistencia sofística en la dialéctica como discurso tendente no a conseguir la verdad, sino a triunfar siempre, se tenga o no razón (exceso éste denunciado por Aristófanes en "Las Nubes"...) Sócrates defiende que sólo de la fuente interior -expresada por el daimon- puede brotar purificada por el logos, la verdadera norma que valga para todos (p. 245).

Al margen de la cuestión de fondo, también es curioso el lapsus que ha sufrido el profesor Martínez; efectivamente, cita Las nubes de Aristófanes como denuncia de la sofística, coincidente con la que Sócrates llevó a cabo respecto de los sofistas, y resulta que el sofista de Las nubes, el paradigma de sofista para Aristófanes, ¡era precisamente Sócrates!
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Última Edición: 17 Ene 2012 21:19 por Nolano.
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 20 Ene 2012 12:17 #6115

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Nolano escribió:
¿a qué usar la palabra "dialécticas" de forma tan diferente a su sentido generalmente admitido en la historia de la Filosofía?
Podemos estar de acuerdo, aunque ése es un achaque que se le podría haber hecho al mismo Hegel en su día. A mí me parece que el profesor huye de una identificación directa con la frónesis aristotélica para no casarse con la acepción clásica de la dialéctica, y por eso, me parece, el profesor no hace alusión sólo a la prudencia aristotélica, sino a otros nombres que ha recibido esta misma virtud, que podríamos considerar universal y atemporal.

Sobre tu mensaje, dvillodre1, lo cierto es que consideré que la pregunta no estaba contestada porque echaba en falta algún pasaje que lo ilustrara. Yo he estado echando un vistazo y en dicho capítulo Aristóteles habla de que "parece propio del hombre prudente el poder discurrir bien sobre lo que es bueno y conveniente para él mismo" y también que "es prudente el hombre reflexivo", lo que a priori no parece tener mucho que ver con la dialéctica en el sentido dialógico del término. Pero, aun más, allí se dice que "la prudencia no podrá ser ciencia ni arte o técnica; ciencia, porque la acción o actuación, puede ser de otra manera; arte, porque la acción y la producción son de distinto género." (Ética a Nicómaco, Libro VI (1139a - 1141b), capítulo V, versión Centro de Estudios Constitucionales en Madrid 1989, pp. 89-95). Por otro lado, resulta que la διαλεκτική es etimológicamente una técnica, un ars dialectica, un arte. ¿Cómo conciliar ambas cosas? Creo que las palabras de Aubenque que Nolano ha traído aquí son esclarecedoras: la prudencia requiere de esa deliberación, pero no le basta.

Estamos de acuerdo en que en su puesta en práctica, Aristóteles resulta para su época ejemplar por su hábito de recoger toda la doxografía existente hasta la fecha sobre la temática que trata (de hecho, por ejemplo, en buena medida sabemos cosas de los presocráticos gracias a él) y en cierto modo establece un diálogo con el pasado confrontando diferentes opiniones antes de pronunciarse. Podríamos decir incluso que antes de ponerse a hablar, hacer eso resulta "prudente". ¿Pero es esa la prudencia que como virtud tanto describió Aristóteles, propia del buen gobernante, la prudencia que no es mera deliberación sofista sino juicio recto y mesométrico que huye de los extremos? ¿basta eso como para decir que la frónesis aristotélica es una "virtud dialéctica" empobreciendo su carácter distintivo que la separa de la mera técnica, del puro carácter dialógico? Cuanto menos, estoy de acuerdo con Nolano en que esa expresión resulta confusa, por mucho que no queramos ser pedantes. Y en mi interpretación sigo dando pábulo al resto del texto del profesor en el que, como digo, parece que ese carácter dialéctico procede más de la perspectiva postmoderna que de la del propio Aristóteles.
Javier Jurado
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 20 Ene 2012 13:19 #6118

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Nolano escribió:
¿a qué usar la palabra "dialécticas" de forma tan diferente a su sentido generalmente admitido en la historia de la Filosofía?
Kierkegaard escribió:
Podemos estar de acuerdo, aunque ése es un achaque que se le podría haber hecho al mismo Hegel en su día.

El achaque no sería imputable a Hegel porque éste no añadía "conviene recordar" cuando usaba la palabra "dialéctica". Siempre tuvo a gala introducir esa palabra, con un sentido nuevo, en la historia de la Filosofía.

No tengo nada contra quien quiera creer que hay virtudes dialécticas más allá de la mera "virtud" de la predisposición al diálogo por sí misma, por otro lado tan escasa. Lo que criticaba (y el que se moleste en releer el mensaje que da inicio a este debate lo verá) es ese "conviene recordar", que ya no voy a recordar más.
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Última Edición: 20 Ene 2012 13:29 por Nolano.
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 22 Ene 2012 23:25 #6130

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Sobre tu último mensaje, dvillodre1, cada cual sabrá qué se juega si al preguntar algo puede estar quedando en evidencia por ignorante. Yo por mi parte no tengo problema alguno. Lo que está claro es que no se peca de erudición por responder a una petición expresa, por lo que justificarse así parece ocultar otros motivos. Desde luego, creo que no dice mucho de quien trata de argumentar algo (y menos de alguien que aspira a hacer algo en el mundo académico) decir que "las referencias están de(-)más entre estudiantes de filosofía".

A mí, desde luego, en mi ignorancia, me sirven mucho para no perderme tratando de encontrar los fundamentos del punto de vista del otro, con ánimo de ser persuadido por la sostenibilidad de su argumento. Forma parte, siguiendo tus mismas palabras, de "la metodología de cualquier tesis doctoral e investigación científica". Y conste que al recordarlo no pretendía ni evidenciar tu ignorancia ni pecar de erudición, pues soy plenamente consciente de que lo sabes, y creo que recordarlo es más necesario de lo que pensamos, porque solemos acomodarnos sin trabajarlas lo suficiente en nuestras posiciones.
dvillodre1 escribió:
todas estas erratas que denunciáis de su texto más que dejar en mal lugar al profesor, están poniendo de manifiesto vuestro desconocimiento de la materia y lo abstracto de la lectura de sus textos
En mi opinión, reseñar estas erratas sirve, como muestra el agradecimiento de varios usuarios, para facilitar la comprensión del texto a otros y para compartir posibles interpretaciones, con el fin de ser contrastado por otros y, en su caso, de ser corregido. Revelan, por ello, no sólo una lectura profunda y crítica sino valentía para exponer la propia comprensión del texto. Eso anda lejos de cualquier pretensión de dejar mal al profesor, y mucho más de contentarse frívolamente con lo que se lee. Pero supongo que al profesor, como a otros, siempre le saldrán defensores que sean capaces de afirmar, sin repasar mínimamente este hilo, que todas estas erratas evidencian nuestra ignorancia. Me costaría creer que el profesor, en su buen talante, no aceptaría ninguna de las que se han comentado, y que no admitiría a la luz de lo expuesto, la duda razonable sobre varias de ellas.
Javier Jurado
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Última Edición: 22 Ene 2012 23:31 por Kierkegaard.
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Re: Erratas en la UD de Metafísica 26 Ene 2012 23:46 #6176

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Quisiera volver brevemente a la cuestión de las “virtudes dialécticas”. Tengo previsto para el cuatrimestre que viene el estudio de Le différend, de Lyotard, en la asignatura “Corrientes actuales de la Filosofía”, por lo que puede que tenga que hacer rectificaciones a este comentario cuando proceda a una lectura más profunda; sin embargo, de momento pueden servir estas notas para encuadrar la cuestión.

La frase de la UD que he cuestionado está en un párrafo que alude a esta obra, en el que se hace una referencia a ese filósofo francés que afirmaría la existencia en nuestra sociedad de “frases y proposiciones de regímenes de discurso muy heterogéneos”; sin embargo, en caso de conflicto, “hay que organizar todas esas frases heterogéneas sin acudir a un metalenguaje único, válido para todos. En esa tarea sólo la frónesis (...) nos puede ayudar” (UD, p. 30). Y ahí es donde se califica la frónesis como virtud dialéctica, lo que ha dado lugar a nuestro debate.

Pues bien, nuestro filósofo trata de esta cuestión en los §§ 207 a 217 de la obra citada. Traduzco a continuación algunos fragmentos relevantes para nuestro estudio. Su quizá excesiva longitud creo que está justificada por el interés del planteamiento de Lyotard y su relevancia para el debate suscitado.
Lyotard escribió:
207. La normativa conlleva en su forma la cita de una prescriptiva. Ésta es autonimizada. La normativa es una máxima sobre una máxima, un metalenguaje, pero no descriptivo. No propone la verdad, sino la justicia. Su constitución metalingüística señala la función de la autoridad: tender un puente sobre el abismo de las máximas heterogéneas. Declarando tal máxima como permitida, tal otra prohibida, aquélla obligatoria, la autoridad las propone bajo un solo aspecto, el de la justicia, sea cual sea su heterogeneidad...

210. En la política deliberativa, la de las democracias modernas, la discrepancia se expone, aunque la apariencia trascendental de una finalidad única que llegaría a la postre persiste en hacerlo olvidar, a hacerlo soportable. La disposición de los géneros de discursos y de los regímenes de máximas se deja al menos descomponer, mientras que en la narrativa tradicional la combinación de las diversas propuestas, hacer creer, hacer saber, convencer, hacer decidir, etc., desafía el análisis (hasta tal punto está inscrita en cada máxima y la ocurrencia está oculta por la forma narrativa). El fin superior se formula como en el género ético por la máxima canónica (o la propuesta) que es una prescriptiva interrogativa: “¿Qué debemos ser?” pero lastrada por sentidos posibles: ¿felices, sabios, libres, iguales, franceses, ricos, poderosos, artistas? Las filosofías de la historia humana aportan sus respuestas a estas preguntas. Raramente se debaten en el seno de la institución política, donde reina la presunción confusa de un acuerdo sobre su asunto. El sentimiento general es que una discusión, necesariamente dialéctica en el sentido kantiano, es decir, sin conclusión, carente de pruebas, ya que se trata de Ideas que el recurso a la realidad no puede decidir, solamente podría poner en cuestión el nosotros...

211. Sobre el: “¿Qué debemos ser?” se encadena un: “¿Qué debemos hacer para ser eso (franceses, ricos, libres, iguales, etc.)?” Este encadenamiento modifica la máxima canónica del género prescriptivo interrogativo. Al introducir “hacer” y “para” en la pregunta del deber, hace que éste pase al modo hipotético: si quieres ser esto, entonces haz aquello. Y “hacer”, al que se suele adjudicar el nombre de práctico, consiste en un cálculo previsivo de las máximas y de sus efectos, es decir, de su encadenamiento, capaces de conducir al fin buscado. Pero ese cálculo «práctico» quedaría abstracto, carente de nombres, si otro género de discurso no se insertase aquí en el seno de la disposición deliberativa bajo el régimen de otra máxima canónica: “¿Cuáles son los medios?” Este género tiene por finalidad el conocimiento de los datos considerados bajo el ángulo de su afinidad, como medios, con el fin supremo. (...) La tecnociencia de los especialistas, los expertos, consejeros y asesores pasa a contribuir, pero permanece subordinada a un interés que no es el suyo, el de volver ejecutable la prescripción suprema (ser ricos, libres, etc.). A la máxima cognitiva le es, así, asignada una finalidad por el género prescriptivo.

212. Una vez establecidos los datos, se requiere un nuevo género de discurso, aquél cuya máxima canónica es: “¿Qué podríamos hacer?” Es una máxima que no carece de analogía con lo que Kant llama Idea de la imaginación (intuiciones sin concepto) (Crítica del Juicio, 143, 166) o Freud asociaciones libres, hoy las llamamos escenarios o simulaciones...

213. La deliberación política propiamente dicha tiene lugar sobre esos escenarios. Obedece a los géneros dialéctico y retórico. Se refuta un escenario: “ te equivocas” o “él se equivoca y he aquí por qué”. Son debates formados por argumentaciones destinadas a hacer callar al otro. Ahí se mezcla otro fin, persuadirlo, ligado a otro género de discurso, el que Aristóteles llamaba retórico «deliberativo» y que intercambian dos partidos en la Asamblea, por ejemplo. Encontraríamos ahí los argumentos (logoi) enumerados en la Retórica (II, 24), los Tópicos y las Refutaciones sofísticas (passim) y los lugares (topoi) enumerados en la Retórica (II, 23). (...) En las democracias modernas, un suplemento importante a este género lo aporta la retórica de tipo «judicial» donde se trata de persuadir, no al adversario, sino al tercero que es juez. Es la polémica pública, la campaña de opinión, la propaganda: el otro está equivocado, luego yo tengo razón; él es indigno de vuestra confianza (se apunta al ezos del orador rival), él os desvía de vuestros verdaderos fines (se apunta al pazos del oyente), ése no es (entonces) mi caso.

214. Tras lo cual viene la «decisión», la «elección» del escenario, con el fin que conlleva: la resolución, el programa, el resultado del escrutinio, el veredicto del juez. Ese escenario da la respuesta menos mala (principio del mal menor) a la pregunta de los medios y de los fines. Es el juicio, la más enigmática de las máximas, la que no obedece a las reglas, aunque esté en apariencia encadenada a los fines, a los datos, a los medios y a las «consecuencias». Toma la forma de resoluciones, de programas, de escrutinios.

215. Pero todavía la máxima del juicio tiene que ser legitimada, ése es el oficio del discurso normativo, del Derecho en general, y del Derecho del Derecho (el Derecho constitucional), y a continuación que se vuelva ejecutiva (por decretos, órdenes, leyes, circulares) y que las infracciones a la ley se hagan condenables legítimamente (jurisdicción de los delitos y las penas).

216. Esta composición parece completamente paradójica si examinamos el encadenamiento de una máxima que obedece a un régimen y orientada a un fin por un género con otra máxima que obedece a otro régimen o cuando menos orientada a un fin por otro género. Por ejemplo, el encadenamiento del “Nosotros debemos” con el “Nosotros podemos”, que no llega a ocultar el paralogismo del nosotros. O el encadenamiento “En consecuencia (o: “Considerando...”), decidimos...” que oculta el hecho de que la máxima de juicio no es derivable sin que quede algún resto de máximas de regímenes distintos, especialmente cognitivos. O el encadenamiento de la normativa con la prescripción que legitima.

217. Lo deliberativo es más «frágil» que lo narrativo, deja ver los abismos que separan los géneros de discursos entre ellos e incluso los regímenes de las máximas entre ellos, y que amenazan «el vínculo social». Presupone y registra una profunda dislocación de los mundos narrados. (...) Pero, sobre todo, la unidad de los géneros que componen lo deliberativo está bajo la única garantía, si podemos decirlo así, de la respuesta dada a la máxima canónica de lo prescriptivo: “¿Qué debemos ser?” Esta pregunta no se formula en lo narrativo (...) Su respuesta, en lo deliberativo, queda en la incertidumbre, sujeta a una dialéctica (en el sentido aristotélico o kantiano) entre las tesis y las antítesis. Esta dialéctica no tiene finalidad, ya que trata de Ideas, si no «cosmológicas», al menos «antropológicas»; o, para hablar todavía en términos de Kant, «cosmo-políticas» (weltbürgerliche). En dos palabras: lo narrativo es un género; lo deliberativo es una disposición de géneros, y eso basta para dejar que surjan en su seno las ocurrencias y las discrepancias.

A la luz de las palabras del propio Lyotard, conviene en primer lugar hacer algunas precisiones léxicas:

a) La UD utiliza “frase” para traducir el francés “phrase” de Lyotard; frase en castellano es excesivamente general; la traducción más correcta de la “phrase” de Lyotard sería “máxima” o “sentencia”, que se adecua más al contexto de que se está tratando aquí.

b) La UD didáctica se refiere a “regímenes de discurso”. Lyotard utiliza, sin embargo, dos expresiones: “genres de discours” (géneros de discurso) y “régime de phrase” (régimen de máxima). La distinción es muy importante en la exposición de Lyotard. Hay géneros de discurso: prescriptivo, deliberativo, narrativo, interrogativo... Y luego hay diferentes “regímenes de máximas”, es decir, diferentes sistemas de valores o de fines; y es aquí donde aparece la heterogeneidad como problema social y político. Son cosas muy diferentes y que deben mantenerse cuidadosamente separadas y no confundirlas como hace la UD.

c) Lyotard llama “máxima canónica” a un canon, o esquema canónico, para una posible secuencia infinita de máximas que obedecen al mismo esquema prescriptivo.

d) En la traducción del § 207 he utilizado el neologismo “autonimizada”, para traducir el francés “autonymisée”. Evidentemente no debe confundirse “autonimia” con “autonomía”; aquélla procede de “ónomos”, nombre, y ésta de “nomos”, norma. Homo-nimia: mismo nombre; topo-nimia: nombre de un lugar; auto-nimia: nombrarse a sí mismo. La autonimia se da cuando un nombre se designa a sí mismo; es algo parecido a la distinción de Tarski: La nieve es blanca ssi «la nieve es blanca». Por eso da origen a un metalenguaje. Yo sostengo una prescripción (o máxima); para que tal máxima se convierta en norma o ley tengo que proceder de manera similar a como hace Tarski para su teoría semántica, tengo que “citar” en la ley la máxima que elevo a norma: Está prohibido robar ssi «no hay que robar».

Tras estas aclaraciones preliminares, podemos ya ocuparnos del asunto. Nos encontramos en nuestras sociedades con le différend, con la discrepancia, con regímenes de máximas diferentes y heterogéneas. Sin embargo, la ley tiene que ser única, la misma para todos; entonces, ¿cómo conciliar la autonimia de la norma con las diferentes máximas de los diferentes ciudadanos? Si la norma es una cita de un precepto, ¿cómo puede aquélla ser una si éstos son diversos y heterogéneos en una sociedad plural?

Éste es núcleo del problema que afronta Lyotard. En la UD se le adjudica una doctrina que consistiría en acudir a la frónesis, para “organizar todas esas frases [máximas] heterogéneas sin acudir a un metalenguaje único, válido para todos”. Pero yo no he visto en Lyotard que hable en ningún lado de la frónesis; en realidad, tampoco que postule la posibilidad de conciliar la heterogeneidad de los regímenes diferentes de máximas. De hecho, creo que se ve con bastante claridad en el § 217: “la unidad de los géneros que componen lo deliberativo está bajo la única garantía, si podemos decirlo así, de la respuesta dada a la máxima canónica de lo prescriptivo: “¿Qué debemos ser?” Esta pregunta no se formula en lo narrativo (...) Su respuesta, en lo deliberativo, queda en la incertidumbre, sujeta a una dialéctica (en el sentido aristotélico o kantiano) entre las tesis y las antítesis".

Remarco: “su respuesta queda en la incertidumbre, sujeta a una dialéctica”. No hay pues, frónesis alguna (ni virtud alguna; dejemos la virtud para MacIntyre y sus epígonos); sólo hay incertidumbre, es decir, dialéctica sin posible acuerdo sobre los fines. La mención a la dialéctica es expresa y, por otro lado, alejada totalmente de cualquier atisbo de virtud moral, sujeta a fines o deberes. La mención a una dialéctica “en el sentido aristotélico o kantiano” es muy reveladora.

En lo que hace al Estagirita, el § 213 es muy significativo: no hay ahí referencia alguna a la Ética, sino a la deliberación sin fines, a la mera discusión y a la retórica. En lo que hace a Kant, me remito a las referencias de la propia UD (pp. 257-259) a una dialéctica de la razón pura que concluye en paralogismos, antinomias y, al final, mera Idea, que, como bien dice Lyotard citando a Kant, no es sino “Idea de la imaginación (intuiciones sin concepto)”.

Así que, después de todo, el error conceptual de la UD en esta cuestión no está tanto (aunque también) en la calificación de la frónesis como virtud “dialéctica” en respuesta al problema de la imposibilidad de conciliar un solo metalenguaje normativo con la pluralidad heterogénea de lenguajes morales, como en que no es la frónesis, ni virtud alguna, el bálsamo de Fierabrás que logre la imposible conciliación, sino la técnica de la dialéctica la solución implementada en los sistemas democráticos para conseguir una aparente conciliación de las discrepancias, que lo único que consigue es hacer ver la norma como “soportable”.
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Re: ¿Virtudes dialécticas? 21 Feb 2012 21:00 #6418

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Algo más sobre esta cuestión. El profesor Martínez tiene publicado un libro titulado "Ontología y diferencia: la filosofía de Gilles Deleuze". Puede leerse en el número 23 de la revista de filosofía Eikasia; Enlace.

En la página 293 podemos leer: "Volvemos aquí al rechazo de los dualismos por Deleuze: no basta con oponer un movimiento de des-estratificación a los estratos, esto no nos asegura el éxito y la salvación ni una solución mejor que la previa. Se pueden producir tejidos cancerígenos que proliferen de forma desordenada y destruyan el cuerpo, se pueden producir gérmenes despóticos o fascistas que inviertan la línea de fuga y produzcan reterritorializaciones dramáticas. Por ello la prudencia (fronesis, sagesse, seny) es aquí fundamental, y es lo único que puede dirigir nuestra experimentación: psíquica, artística, política, etc.". Y aquí remite a una nota a pie de página en la que se dice: "Igual hincapié en la prudencia como virtud esencial para dirigir toda experimentación podemos observar en el último libro de ]. Lyotard, Le differend, Minuit, París, 1983."

Aquí parece, pues, estar el germen del párrafo de la UD que venimos comentando. Llamo la atención sobre los siguientes aspectos:

-Aquí, de forma correcta, se habla sólo de una virtud, la prudencia (y no de varias como en la UD) y los términos griego, francés y catalán se utilizan, como es correcto, como traducciones en otros idiomas de una misma virtud.

-Aquí no se utiliza el polémico adjetivo "dialéctica" para calificar la prudencia, porque, como vengo defendiendo, no lo es.

-Me sorprende la alusión a Lyotard de la nota a pie de página, porque, como digo, no he encontrado que éste se refiera a dicha virtud. Al final del libro de Lyotard hay un extenso índice de los términos usados en la obra y no aparece en él ni "prudence", ni "vertu", ni "phronesis" ni "fronesis".
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
Ldo. en Filosofía (UNED-2014)
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Última Edición: 22 Feb 2012 14:22 por Nolano.
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