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TEMA: Ciencia y Filosofía

Ciencia y Filosofía 06 Nov 2012 15:27 #10318

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Desde que la ciencia adquirió identidad propia y le fue arrebatando a la filosofía campos de actuación, la relación entre ambas disciplinas ha sido un tema tratado de forma recurrente, dando lugar a dispares puntos de vista: desde los que abogan por la supremacía de la investigación científica en su objetivo de hallar respuesta a los grandes interrogantes que la filosofía trataba meramente de modo especulativo, pasando por aquellos que consideran que la reflexión filosófica sigue siendo la única que puede dar cuenta de las cuestiones últimas y, finalmente, en medio de los anteriores extremos, están los que defienden una cooperación disciplinar aduciendo que ni la filosofía puede vivir a espaldas de los avances científicos ni la ciencia es capaz de valorar las implicaciones que esos avances suponen y en consecuencia se requiere que la filosofía ejerza tal tarea.

Algunas de las ventajas de esta colaboración son las que pone de manifiesto el artículo titulado “Donde rayan ciencia y filosofía”, publicado el pasado 30/10/2012 en El País y que, a modo de ejemplo, se dan en el proyecto filosófico de Daniel Dennett o en las investigaciones en el campo de la teoría cuántica llevadas a cabo por el físico Frank Wilczek.

Sin embargo, desgraciadamente, esta interesante propuesta de interacción disciplinar no es aún valorada desde ciertos sectores pertenecientes al ámbito científico con la importancia que a día de hoy merece, como queda patente en la entrevista que el programa [url=http://://www.rtve.es/alacarta/audios/a-hombros-de-gigantes/hombros-gigantes-reconocimiento-excelencia-cientifica-espanola-05-11-2012/1570368/]“A hombros de gigantes”[/url] del 05/11/2012 realizó a Carlos Muñoz, director del Instituto de Física Teórica (CSIC-Universidad Autónoma de Madrid), en la que entre los minutos 17’22 a 19’45 deja titulares como los siguientes:
  • "La física es la filosofía moderna”
  • “La filosofía queda al margen de la cooperación multidisciplinar”
  • “Preguntas como ¿de dónde venimos?, ¿a dónde vamos?”, ya no son temas de la filosofía. La ciencia dispone de las dos herramientas para responder a esas preguntas: las matemáticas y los experimentos”.
Última Edición: 07 Nov 2012 08:38 por Rafel.
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Re: Ciencia y Filosofía 09 Nov 2012 17:10 #10388

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Un tema muy interesante el que propones, Rafel. Supongo que para ejemplo tenemos a los queridos amigos Solís y Sellés ambos científicos que enseñan historia de la ciencia con una base filosófica evidente.
Cuando me introduzco0 en la Antropología filosófica encuentro este gran problema y donde se observa también un punto donde algo falla o bien entender todo filosóficamente o entender científicamente, con lo que las discordancias con el prof.San Martin chocan bien pronto aunque conoce bien la biología y la genética. Como sabrás el doctorado por la universidad de Oxford es de Dr. in the Fhilosophie, aunque tu rama sea la química, pongamos como ejemplo
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Re: Ciencia y Filosofía 09 Nov 2012 17:47 #10389

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Re: Ciencia y Filosofía 09 Nov 2012 21:34 #10396

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Yo creo que reducir todo a física es exagerado es solo mirar con un cristal o de manera encorsetada. La física está de fiesta `por sus logros últimos. la física no es historia, no es biología, no es psicología, necesita de las matematicas y a lo mejor alguien debe dirigir toda la orquesta desde el punto de vista filosófico. la orquesta para que suene bien necesita estar afinada y alguien que le de estilo y alma y que nos embelese. A ver cuánto físico salta en defensa de su estatus recién adquirido
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Re: Ciencia y Filosofía 09 Nov 2012 22:01 #10397

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Este debate es quizá, para mí, El debate, así que lo primero muchas gracias, Rafel, por traérnoslo.

Creo que antes de responder a esta pregunta hemos de tener claro a qué nos estamos refiriendo con filosofía y con ciencia. Esto puede parecer trivial, pero me parece que es la base de las dificultades para integrar ‘estas dos cosas’.

Por desgracia a penas me atrevo a decir qué entiendo yo por filosofía y qué entiendo por ciencia, aunque sí tengo claro que por lo general quienes hablan de este enfrentamiento no tienen claro ni de lejos ninguno de estos conceptos.

Si tuviese que decir algo de qué es la filosofía, diría por lo menos que me disgusta la manera de verla como ‘un preguntarse’, un cajón de sastre donde meter todas las ‘reflexiones profundas’ que se han tenido a lo largo de la historia (lo que en el manual de antropología filosófica se llama psicogénesis de la filosofía). Creo que es mucho más provechoso entender lo filosófico en determinada especifidad. La clave, claro, será averiguar qué es esta especifidad.

Una idea interesante es poner el acento en la universalidad. El problema de esto es que en efecto nos va a llevar irremediablemente a confundirla con la ciencia. Está claro que la filosofía ha de tener en cuenta la razón, la racionalidad, lo necesario, etc. Pero si pone en ella su acento, en algún momento tendrá que confundirse con la ciencia, pues la ciencia desde luego también busca lo universal. Si pensamos que ciencia y filosofía buscan ambas lo universal pero se distinguen por su objeto, llegaremos, creo, al error o al menos problema de las ciencias sociales, al error de aquellos que no las entienden como ciencias por no ser su campo epistémico igual de amplio o al menos coincidente con el campo epistémico de las ciencias naturales o exactas.

Una idea que me ha parecido muy provechosa en el manual de antropología filosófica y de teoría del conocimiento, es la de la relación de la filosofía y la ciencia con su pasado. Mientras que para la ciencia éste es una historia de los errores, para la filosofía es algo a tener en cuenta y donde se manifiesta una determinada verdad.

Esto creo que nos da la clave de hacia donde apunta la diferencia.

Otra idea que señala este camino es también una recogida en antropología filosófica y que delimita la tarea de ésta. Viene a decir, finalmente, que la tarea de la antropología social (en tanto que ciencia) es descubrir el SENTIDO que otras culturas le dan al mundo. Desde otras ciencias humanas podemos descubrir el sentido que otras culturas del pasado le han dado al mundo (con la historia). La tarea de la antropología filosófica sería entonces ORDENAR dichos sentidos, o dicho con otras palabras, introducir en ellos un valor humano que no está dado, sino que ha de construirse. Este ordenamiento vendrá regido con una intención reguladora y en base a un ideal (a un mito, a un hecho no descubierto, no científico), que especialmente desde la ilustración, viene acompañado de la idea de dignidad. (Esto si mal no recuerdo esto se desarrollaba en la asignatura de ética).

En cuanto a las ciencias naturales, mi humilde opinión es que su labor, o al menos, para aquello que están preparados los científicos, es describir el mundo en vistas a poder nosotros dotarlo de un sentido. Esta descripción dejará de ser científica en cuanto la dotemos de una significación. Es decir, la ciencia nunca dotará de sentido sus postulados, al menos no científicamente, eso será algo que pertenezca al campo de lo humano. La prueba de esto está en el significado tan diferente que tenían las leyes de Newton para éste y para nosotros, siendo sin embargo, antes, ahora (y por lo que pensamos, siempre) igualmente buenas en su tarea de describir.

Siguiendo estas ideas, personalmente opino que en todo acto del conocimiento hay un momento donde cabe la ciencia (puede no tener lugar) y un momento donde ésta ya no llega. La ciencia llega hasta la significación. Es decir, nosotros interpretamos el mundo, le introducimos necesariamente un valor (queramos o no, vemos el mundo como sujetos), y esto nunca es científico. La ciencia no puede sobrepasar su primer momento, y en la medida en que lo haga, será cada vez menos científica.

Es obvio por tanto donde está la tarea de la filosofía, y por qué la física no es ni ha sido nunca filosofía. Hemos dicho que esa dotación de sentido nunca será científica, pero eso o hará que sea necesariamente aleatoria o subjetiva. El estudio de cómo, por qué y qué sentido darle a las cosas, creo, es precisamente la filosofía. Es evidente que ésta tendrá necesariamente que contar con los datos de la ciencia, pero eso no significará que la ciencia sea ya filosofía. Los científicos, por desgracia, no están (necesariamente) formados en filosofía, quiere esto decir que no han reflexionado sobre ‘el arte’ de dotar de sentido a las cosas —obviamente podrá haber científicos-filósofos—. Esto quiere decir, que si creemos (y supongo que como estudiantes de filosofía así será) que no todo vale lo mismo, los científicos no han, por su formación, estudiado o indagado en el método que nos permita decidir (racionalmente, dialógicamente, como se quiera llamar) qué vale más y qué vale menos.

Con esto no pretendo decir ni mucho menos que ‘la carrera de filosofía’ habilite a la gente a erigirse juez, esta será la pregunta sobre si es posible o no una filosofía.

Haciendo un pequeño resumen de lo que he dicho, creo que la ciencia es un primer momento que precede a la filosofía. Todos nos acercamos al mundo y lo dotamos de sentido (obviamente aunque no hayamos estudiado filosofía). La ciencia sería el primer momento (acercarnos lo mejor posible a ese mundo) y la filosofía sería el intento de crear un método o sistema que nos permita determinar si algunos sentidos son mejores que otros. Esto por supuesto no significa que haga falta haber leído a Platón para que la manera en que dotemos al mundo de sentido sea ‘la mejor’ (¿cómo saber qué es mejor si no establecemos un criterio?) simplemente, creemos que leer a Platón nos ayuda.

No sé si estaréis o no de acuerdo con esta manera de ver las cosas, personalmente agradecería que aquellos que estéis en cursos más avanzados nos dieseis una definición de filosofía. Lo que está claro, creo, desde estas ideas, es que ni la ciencia es lo mismo que la filosofía, ni lo será nunca (esa otra idea de que la ciencia es ir arañando campo epistemológico).
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Re: Ciencia y Filosofía 10 Nov 2012 00:42 #10404

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He escuchado decir a Jesús Mosterín que la palabra ciencia viene del latín "scire", que significa saber, es decir que la ciencia es conocimiento de algo. Y este algo no tiene por qué ser ningún saber de los que se entienden por científicos (ciencias físicas).

Yo creo que a día de hoy la cuestión es eso que en el libro de Filosofía de la ciencia se llama fisicalismo (o fisicismo), que consiste en el intento de reducir a explicación física las llamadas ciencias especiales; es decir, las ciencias no físicas.

Precisamente esta tarde estaba estudiando un apartado sobre las leyes científicas en que se aborda la cuestión de si es posible la reducción de las ciencias especiales (ciencias físicas) a las ciencias básicas (ciencias no básicas). En realidad la conclusión de los autores del libro de Filosofía de la ciencia es que, en general, esto no es posible. Y para ello apelan a lo que se conoce como cláusulas ceteris paribus, que son aquellas del tipo "salvo factores extraños", "si nada interfiere" ... etc. Pues bien, las leyes que incluyen este tipo de cláusulas son leyes no estrictas. Estas tienen algún elemento interferidor de tipo ceteris paribus.

A continuación reproduzco el epígrafe íntegro, que se denomina "Leyes no estrictas y ciencias especiales (no físicas)":

"El contexto metacientífico en el que más se debate sobre la naturaleza de las leyes no estrictas es el de la relación entre ciencia especial y ciencia básica y la posibilidad de reducir, total o parcialmente, la primera a la segunda. El debate se ha planteado sobre todo en filosofía de la psicología, pero afecta igualmente a otras ciencias, como la economía, la sociología, la biología o la geología. La cuestión de la relación entre ciencias especiales y ciencia básica tiene que ver con el viejo anhelo fisicalista de situar a las teorías físicas en la base de todo nuestro conocimiento. Para el fisicalista (o fisicista) la realidad es en última instancia, y primariamente, realidad física; lo (micro) físico constituye todos los demás niveles de realidad. Aunque las demás ciencias, llamadas usualmente en este contexto ciencias no básicas o especiales, proporcionen explicaciones legítimas, tales explicaciones descansan en última instancia en las que proporciona la física. La causalidad involucrada en los fenómenos macroscópicos descansa sobre las relaciones causales de los procesos microfísicos que constituyen aquéllos. Las leyes macroscópicas tienen su base o fundamento en leyes microfísicas. Así, la psicología tendría su base en la neurociencia; la biología, lo mismo que la geología, en la química y en la física; y la química en la física. Análogamente, aunque de modo más insospechado, ocurriría p.ej. con ciencias especiales todavía más alejadas de la física, como la sociología, la economía o la lingüística.

La versión más radical de este programa fisicalista es el reduccionismo. La posibilidad de reducción en sentido estricto parece inviable a causa de la múltiple realizabilidad [este concepto se amplia en un tema posterior], pero los fisicalistas pueden defender su viejo anhelo con una versión menos ambiciosa centrada en la noción de superveniencia, más débil que la de reducción. No podemos detenemos ahora en esta cuestión, que estudiaremos más adelante. Aquí nos interesa tan sólo apuntar el motivo por el que las leyes no estrictas están en el centro de este debate.

La mayoría de las leyes de las ciencias especiales, si no todas, son no estrictas, contienen implícita o explícitamente cláusulas ceteris paribus y uno de los motivos de ello es que son interferibles por procesos más básicos. Tomemos el siguiente ejemplo: si alguien desea algo, cree que haciendo otra cosa lo logrará, cree que su acción es posible, y no desea más otra cosa que sea contraria a su acción, entonces, ceteris paribus (CP), realiza la acción. En este caso hay factores interferidores claros, y los más inmediatos no son “psicológicos” sino más básicos, neuronales o bioquímicos. Por ejemplo, deseo dejar de sentir dolor en el zapato, creo que se debe a una piedra, creo que sacándome, sacudiendo y volviendo a calzarme el zapato lograré mi deseo, creo que eso es posible y que no se opone a ningún deseo en competencia, y a pesar de todo no realizo la acción pues, por ejemplo, mis facultades motoras se han visto afectadas por efectos de una droga o por un repentino shock neuronal, o endocrino, o lo que sea. Este es un ejemplo paradigmático de interferibilidad de una ley psicológica. El fisicalista sostiene que este tipo de situación, común en todas las ciencias especiales, proporciona plausibilidad a su tesis. Si la causalidad se da entre acaecimientos particulares en virtud de ejemplificar ciertas propiedades, y el factor interferidor es, digamos, neuro-bioquímico, entonces las propiedades en virtud de las cuales el acaecimiento particular causa determinado efecto cuando no es interferido, deben ser también neuro- bioquímicas, pues de otro modo la causación no sería interferible por sucesos neuro-bioquímicos. La idea que hay detrás es que la causalidad se realiza mediante ciertos mecanismos y que, por tanto, todas las propiedades causalmente relevantes (tanto las efectivas como las inhibidoras) tienen que estar al mismo nivel, el nivel del mecanismo. Si las propiedades interferidoras son neuro-bioquímicas, las responsables de la causación en ausencia de interferencias también deben serlo. Y así, en opinión del fisicalista, hasta llegar eventualmente al nivel más básico.

De lo anterior se deriva la objeción específica a la reducción de las leyes no estrictas a leyes estrictas que anunciamos más arriba. Si las leyes no estrictas se reducen a leyes estrictas incompletas, entonces su eventual formulación completa debe mencionar las propiedades causalmente relevantes. Si todas las propiedades causalmente relevantes deben ser del mismo nivel, entonces todas las propiedades que menciona la eventual ley estricta formulada completamente deben ser del nivel de los factores de interferencia. Pero si es así, puede objetarse entonces que no es ya una ley (no estricta) de la ciencia especial sino una ley (estricta) de la ciencia básica. En el caso de la psicología, las leyes CP psicológicas serían formulaciones incompletas de leyes estrictas de la neurociencia (o lo que sea). Y el caso de la psicología es sólo un ejemplo, lo mismo ocurriría en las restantes ciencias especiales con sus correspondientes bases de factores interferidores.

Independientemente del análisis de las leyes no estrictas, la idea misma de los mecanismos causales inspira a los fisicalistas el descenso hacia la microfísica. El funcionamiento de un mecanismo que consta de partes depende del funcionamiento de las partes que lo constituyen y del modo en que se combinan las partes. Puesto que todo fenómeno consta en última instancia de partículas básicas (o lo que la física básica diga) con ciertas propiedades, “funcionando”, combinándose y recombinándose de cierto modo, la explicación en cualquier nivel descansa en última instancia en la explicación en el nivel básico. Estas consideraciones son independientes del análisis de las leyes no estrictas, pues la idea de los mecanismos sugiere el descenso incluso si las leyes especiales fuesen estrictas. Dejaremos por el momento sólo planteadas estas cuestiones y volveremos sobre la relación entre ciencia especial y ciencia básica cuando nos ocupemos de las relaciones interteóricas."

Esta cuestión se retoma con más calma en un capítulo posterior que no es materia de examen.
David Feltrer Bailén Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Graduado en Filosofía (UNED - febrero de 2016)
Estudiante del Máster en Filosofía Teórica y Práctica (UNED - octubre de 2018)
Estudiante del Grado en Geografía e Historia (UNED)
Última Edición: 11 Nov 2012 21:47 por Conrado.
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Re: Ciencia y Filosofía 11 Nov 2012 13:23 #10467

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Hay un libro muy interesante, que a mi me alegró mucho, de Rosenblum y Kuttner, en Tusquet, "El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencia" en el que se plantea una demanda no habitual: una llamada a los filósofos para entender lo que en la mecánica cuántica desconcierta a los científicos: la intrusión de la conciencia en la observación cuántica. Despuérs de tantos años despreciando a la filosofía, parece que los cientícos se encuentran con un mundo que lleva a preguntas propiamente filosóficas. Es cecir, que la ciencia también plantea unos interrogantes y no sólo aporta soluciones.
En cualquier caso, hay gente que afirma que las ciencias sociales no pueden ser consideradas de ninguna manera ciencias -aunque empleen en su desarrollo métodos científicos-, filosofía incluida. Y pienso que tienen razón: no son ciencias, sino algo más parecido al deseo de sabiduría, no al de conocimiento. Pero lo bueno es que estos científicos andan buscando a los filósofos, y por inusualy novedoso, merece la pena celebrarlo.
Última Edición: 12 Nov 2012 10:53 por admin.
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Re: Ciencia y Filosofía 11 Nov 2012 21:05 #10491

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Siento la extensión, pero el tema se presta a ello. Mis disculpas por anticipado.
Empecemos por un planteamiento histórico. Todas las filosofías de sistema han tenido dos elementos básicos en sus estructuras, por una parte describir la realidad, sus orígenes, sus componentes, su verdad, creando una imagen sobre la realidad; y por otro lado, partiendo de esa imagen de la realidad, elaborar unas escalas de valores, de comportamiento.
Dos son pues los pilares de la filosofía, conocer la realidad que nos rodea lo más exactamente posible, para generar una escala de valores. Es por tanto una parte de la filosofía la exploración de la realidad, el conocimiento más exacto posible de la misma, lo cual es a su vez, es el objetivo único y prioritario de la ciencia, movimiento que surgió dentro de la filosofía, formado en sus orígenes por hombres de filosofía, y desarrollado en sus principios teóricos más básicos y fundamentales por la filosofía. Las características de curiosidad e interés por el conocimiento son comunes a filósofos y científicos, las motivaciones que mueven a los dos colectivos son totalmente afines.
Debido a la acumulación de datos y la imposibilidad del cerebro humano de albergarlos en su totalidad, se hizo necesaria una compartimentación del conocimiento, la separación artificial pero necesaria y practica del saber, pues la realidad es única y no se divide en zonas estancas.
El conocimiento se ramifico, tanto por el principio practico de cantidad, como por la exploración de teorías diferentes sobre la misma realidad. Una de las ramas más productivas es la científica, que a su vez se subdivide una y otra vez para dar cabida a cantidades cada vez más ingentes de información.
Pero en ninguna parte se ve que el árbol se haya desgajado, los principios filosóficos siguen estando en el tronco básico de cualquiera de las ramas: la exploración de la realidad, la curiosidad, el afán por conocer el último origen, su base en la razón, en la lógica. La ciencia más que una separación o una etapa superior de la filosofía es una especialización de esta, es la filosofía del detalle, el hombre de ciencia es un filosofo del detalle, explora la realidad hasta sus últimas consecuencias y para ello se especializa en campos cada vez más pequeños de la realidad, pero más exactos, la ingente cantidad de datos que se obtienen en esas parcelas de la realidad lo exige.

El método científico tiene varios pilares en los que basa su sistema de adquisición, comprobación, y almacenamiento del conocimiento, pero su éxito se debe tanto a su doctrina teórica fruto de la filosofía, como al progreso económico y social de las sociedades que le dieron origen y permanencia.
Los principios teóricos de la ciencia no son en sí mismos grandes descubrimientos, son conceptos muy conocidos a lo largo de la historia, no solo humana, sino también de la mayor parte de los seres vivos. Principios tales como considerar la realidad como base del conocimiento cierto ya se habían probado en la filosofía, al igual que en la ingeniería, basada en el prudente principio de que un puente caído indicaba la necesidad de mejorar el diseño de sus pilares.
La experimentación está presente en todos los seres vivos, establecer una teoría sobre nuestro medio ambiente, y luego contrastar su veracidad confrontándola con la realidad es algo que el ser vivo hace continuamente, es la base de la supervivencia. Las matemáticas también eran viejas conocidas de la filosofía y la ingeniería, y su desarrollo trajo avances pero no fue el detonante del desarrollo de la ciencia.
Fue por tanto la unión en el mismo tiempo y espacio de todos estos principios desarrollados en diferentes momentos históricos, y por diferentes sistemas (evolución, análisis intelectual...) la que dio lugar a la ciencia como la conocemos.
De todos los factores que intervinieron destacan dos realmente cruciales desarrollados por la filosofía:
1.- El ámbito de aplicación de algunos de los factores mencionados, que pasaron del campo puramente practico de la ingeniería al de las ideas, mundos que antes permanecían separados por la tradición religiosa según la cual el mundo de las ideas y los valores era asunto de algún dios.
2.- El más fundamental y realmente revolucionario en la historia del pensamiento humano: las verdades probables, aceptar como cierta una teoría descriptora de la realidad hasta que se demuestre lo contrario.
Esta es la verdadera revolución de la filosofía que dio lugar al proceso científico, aceptar un conocimiento como valido mientras no se demuestre lo contrario, partir del principio de que lo que aceptamos como verdad hoy puede no serlo mañana. A lo largo de la historia la premisa más básica de cualquier teoría que pretendiera ser verdad, era el carácter indubitable de su origen, tener raíces tan fuertes que no permitieran su cambio, y a eso se dedicaban sus creadores y acólitos con autentico furor. Que la columna vertebral de un sistema de exploración de la realidad fuera la verdad probable, la posibilidad de cambiar cualquier conocimiento anterior aceptado como verdad si se podía demostrar, le dio al conocimiento científico una fuerza tremenda de expansión que le permitió acumular conocimientos más cercanos a la realidad, y además hacerlo en cantidades nunca vistas en la historia de la humanidad.

Todo el proceso que dio lugar a la ciencia moderna como paradigma de la verdad, relegando a un papel anecdótico a la filosofía, se vio influenciado por factores ajenos a la lógica y la razón, como:
a.- La dinámica de la guerra, el exterminio del perdedor.
En la batalla entre las nuevas corrientes filosóficas de corte científico y los viejos dogmas filosóficos, que resultaron ser tan dogmáticos como cualquier religión, se produjo una lucha a muerte y un exterminio del perdedor. No se adapta lo bueno de lo anterior, no se integra lo mejor de las corrientes opuestas, sino que se elimina toda referencia a la línea contraria, cualquier referencia a ella suena a traición entre las filas vencedoras, a herejía. Esta lucha entre corrientes filosóficas con su característica de ferocidad y exclusividad, radicalizo las posturas creando todo tipo ramificaciones, entre las que están las que se identifican actualmente con la filosofía: la metafísica poética, la reflexión histórica, una filosofía contagiada de insuflación matemática y la reflexión sobre el método científico.
b.- La búsqueda de la piedra filosofal, la generalización.
Los logros de la tecnología, traídos de la mano del avance de los principios teóricos y prácticos de la ciencia, llevaron a una generalización, otro de nuestros amados y viejos prejuicios, la búsqueda continua del grial, de la piedra filosofal que nos salvará de todos nuestros males y nos conducirá a la dicha eterna. Encontrar una idea nueva que supone un progreso y extender sus bondades a todo el universo, esto pasó con la ciencia y su método.
Resolvió y sigue solventando problemas, y por lo tanto se convirtió en la panacea de todos los dilemas humanos y sociales, todo se iba a arreglar con las matemáticas y el método experimental.
Los logros tecnológicos le dieron a la rama científica mayor imposición en la sociedad, quedando el enemigo vencido postergado y relegado a una pequeña esfera secundaria, sin rescatar nada de los positivo que pudiera tener, quedo la ciencia y su método como la única herramienta de interpretación de la realidad, labor que ha cubierto con brillantez en algunos aspectos, y con carencias o fracasos absolutos en otros.
Brillantez en el descubrimiento y descripción de la realidad material que nos rodea, carencias en el análisis de estructuras complejas como las sociedades humanas, fracasos en el tratamiento, enfoque, y generación de escalas de comportamiento del individuo en esas sociedades, un tema que siempre declara no estar dentro de sus competencias, pero que intenta solucionar una vez tras otra, volviendo a declamar su desinterés cada vez que fracasa.
A esta fuerte dinámica tan humana de exterminio del perdedor y generalización excesiva, se unen los muchos achaques que se le atribuyen a la filosofía, males por los que se le ha desechado como fuente de conocimiento, quedando relegada a la posición de paso evolutivo hacia la ciencia. Lo curioso del tema es que al analizar estos problemas podemos observar cómo, o eran problemas estériles superados por un mayor conocimiento de la realidad, o dilemas a los que la ciencia tampoco ha sabido responder y de los que ella misma adolece, pero con los cuales se sigue la política de mirar hacia otro lado, sin que ello reste credibilidad a la ciencia ante los mismos que reniegan de la filosofía por esas mismas causas.

Se esperaba que la ciencia, con sus mejores resultados en analizar la realidad, encontraría las respuestas que habían buscado las religiones y la filosofía (sentido de la vida, el bien y el mal…) que realizaría la tarea de crear una imagen de la realidad con certeza y a raíz de ella deduciría de una forma matemática y con el método experimental las pautas de comportamiento que deberían seguir los humanos. Durante este tiempo se ha desarrollado la ciencia a pleno rendimiento, y dada la enorme cantidad de información que genera el estudio de la realidad, cada vez se ha compartimentado mas, el cerebro humano tiene una capacidad limitada, y el estudio cada vez más profundo de la realidad, requiere que los compartimentos de la ciencia sean cada vez más numerosos y mayor la especialización de los científicos.
Las disciplinas científicas están cada vez más especializadas, ya no existe la Química como un todo, sino que se especializa en Química Orgánica, Inorgánica, Molecular… y cada subdivisión se vuelve a subdividir. Esta mas lejos que nunca la pretensión de que la Ciencia de una imagen de la realidad en su conjunto, necesaria para ver la realidad que nos rodea en su plenitud. Desde las mismas ramas de la ciencia se demanda la necesidad de interrelacionar todas las especializaciones de la Física, la Química o la Biología para generar modelos amplios de dichas disciplinas.

La complejidad (que ha entrado de lleno en la ciencia con trabajos como los del Nobel de Química y pensador Ilya Prigogine sobre estructuras disipativas, base de los sistemas complejos) dota a los objetos del universo de unas propiedades emergentes que son diferentes a las propiedades de sus componentes. Por tanto el estudio y conocimiento de los componentes puede ayudar a entender la complejidad de los objetos compuestos, pero no puede explicarlos por si solos. Por mucho que sepamos sobre el oxigeno y el hidrogeno, es imposible deducir de dicho conocimiento las propiedades del agua. Es por ello que por mucho que sepamos de física o química, nunca se podrá deducir un código genético de ello, o el comportamiento de un ser vivo. Por mucho que se conozca la física y química del agua, que compone el 78% de cualquier ser vivo, eso no servirá ni tan siquiera para deducir el comportamiento de una simple bacteria. Los sistemas complejos tienen propiedades emergentes que no son deducibles del simple estudio de sus componentes. Por tanto menos aun la física o la química van a poder deducir de sus principios, el comportamiento del objeto más complejo que conocemos: la sociedad humana.
La sociedad moderna y sus fuentes de conocimiento, se caracteriza en gran medida por un estudio sistemático de los componentes, olvidando y excluyendo de su objeto de análisis el estudio del conocimiento en su conjunto, desde la Física a la Psicología, pasando por Sociología, la Biología o la Economía. Prima en todos los ámbitos del conocimiento el estudio de la singularidad, dejando de lado la complejidad, justamente el ámbito que más nos afecta como seres vivos inteligentes.
Esta es la función de la filosofía, la que ha sido siempre, interrelacionar en todos los campos del conocimiento y a todos los campos del conocimiento, para forjar una imagen de la realidad que nos genere unas pautas de comportamiento humano en consonancia con el Universo.
Asimismo y partiendo de esa imagen global de la realidad, extraer valores compatibles con la misma, pautas de comportamiento razonable fruto de esa imagen de la realidad, que durante un tiempo se creía que serian matemáticamente deducidas de disciplinas como la sociología, la psicología, la genética o las neurociencias. Un problema que ha demostrado una pertinaz resistencia y que ha venido a demostrar que ninguna de estas disciplinas por si solas, ni el lenguaje matemático, eran la vía adecuada de acercamiento.
Es curioso observar cómo según los sistemas observados se vuelven más complejos o mas microscópicos, más serias dificultades tiene para su aplicación el método experimental estándar y las matemáticas exactas, casos como la física cuántica que se vuelve estadística, o cuyo método experimental resulta complicado por el principio de indeterminación de Heisenberg, o como la Teoría Cosmológica de los Multiversos, mas estadística y nada de experimentos ortodoxos, hasta el punto de que los mismos físicos hablan de crear una nueva metodología científica, y si hablamos de sistemas complejos como el comportamiento humano, con la Psicología o la Sociología, que apenas puede usar la estadística y de forma accesoria, así como le es imposible el método experimental a una escala adecuada a la obtención de resultados fiables, y como colofón de complejidad las sociedades humanas, donde encontramos áreas como la Economía: ni experimentos, ni matemáticas, ni estadística siquiera, un poco de lógica a lo sumo y casi siempre cuando el suceso a estudiar ya ha pasado.
Nunca se ha llegado a desarrollar una disciplina que aúne a todas y cree una visión conjunta global de todo el conocimiento, algo lógico, pues ya existe y siempre ha sido esa su función: la filosofía.
Hay que reconocer a la ciencia como lo que ha sido siempre, una parte de la filosofía, la que se ocupa de la búsqueda del conocimiento de nuestro entorno, creador de una imagen de la realidad.
Y es aquí donde la Filosofía retoma su valor de siempre:
a.- Crear una imagen de la realidad, uniendo todas las conclusiones finales de todos los campos del conocimiento.
b.- Sobre esta imagen de la realidad extraer unos valores, unas líneas de comportamiento humano coherentes con dicha realidad.
c.- Usar el sistema lógico y racional, el único válido para un sistema tan complejo como la realidad humana, que engloba al Universo que nos rodea, a los ecosistemas en los que vivimos, a las sociedades que creamos y a los individuos que las conforman.
Esta nueva filosofía debe huir de errores del pasado, no intentar basar su edificio lógico en ninguna verdad absoluta, sino en la Teoría de la Verdad Probable: una teoría se acepta como verdadera hasta que se demuestre lo contrario, sin conferirle a priori ninguna propiedad de verdad absoluta.
La figura del nuevo filosofo debe aunar y relacionar las consecuencias finales de cada campo del conocimiento humano, construyendo una arquitectura del conocimiento, una estructura que sea continuamente corregida, revisada, y desarrollada dándole volumen y profundidad.
Las fuentes de las que manará ese conocimiento estarán basadas en el método científico, el mejor y más fructífero de los que conocemos actualmente, pero siendo conscientes de sus limitaciones y sus campos exactos de aplicación, sin caer en falsos dogmatismos, ni ser presos del dios de moda.
Es función de esta nueva filosofía crear una estructura principal, una síntesis de todo el conocimiento humano, una arquitectura del conocimiento que nos lleve a unos valores nada relativos, unas líneas de comportamiento de libre elección, pero que lleven aparejados una responsabilidad, unas consecuencias que asumir.

Y tranquilos, tanto debido al avance de los diferentes campos de la ciencia, como al realizar esa tarea filosófica de conjugar todas las disciplinas científicas o humanistas para crear una imagen de la realidad, se van obteniendo unos resultados muy diferentes a la visión “oficialista” de los últimos tiempos de una realidad egoísta, insignificante, azarosa, de sufrimiento, descarnada y sin sentido. Parece que los datos científicos se van alineando con un universo mucho más amable, que mira asombrado como la ignorancia humana se complica la vida y la convierte en un semi-infierno, y que por lo tanto esta en nuestra mano cambiar. Y para mayor asombro, lo estamos haciendo sin casi darnos cuenta y a un ritmo vertiginoso si tenemos en cuenta la historia humana, y más aun si consideramos el tiempo geológico o genético.
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Re: Ciencia y Filosofía 12 Nov 2012 22:38 #10512

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dvillodre1 escribió:
Desde este punto de vista, la relación de la Filosofía con las Ciencias se aclara en el sentido de que la primera hace de matriz y la segunda de su desarrollo. Es decir, que las Ciencias pertenecen a la Filosofía como los individuos a su género, no lo contrario.

Esta condición de género de la Filosofía (o de las Ciencias naturales como generación) deriva la superioridad de la primera.

Kraton: por muy perfecto que sea el método científico, su falla viene de su naturaleza finita. Por finita quiero decir que estudia la Naturaleza a trozos, no como un Todo sino a lo sumo como suma de sus partes (según su cantidad: matemáticas; según la cualidad: química; según la medida: física etc.).

La filosofía, en cambio, aspira a la totalidad y no solo refrido a la suma de los trazos de la Naturaleza que consideran las ciencias a prorrata: este prorrateo no sólo deforma el Todo sino que olvida al Sujeto.
La ciencia trabaja con el sujeto objetivado.

Todo lo que dices, dvillodre1, lo estudiamos en la asignatura de Antropología filosófica de la UNED. Todavía recuerdo casi literalmente lo siguiente:

"La filosofía, a diferencia de la ciencia, no tiene partes aislables. La filosofía está toda en cada parte y cada parte en el todo."
David Feltrer Bailén Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
Graduado en Filosofía (UNED - febrero de 2016)
Estudiante del Máster en Filosofía Teórica y Práctica (UNED - octubre de 2018)
Estudiante del Grado en Geografía e Historia (UNED)
Última Edición: 12 Nov 2012 22:39 por Conrado.
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Re: Ciencia y Filosofía 20 Ene 2013 17:07 #11524

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pboest escribió:
Creo que antes de responder a esta pregunta hemos de tener claro a qué nos estamos refiriendo con filosofía y con ciencia. Esto puede parecer trivial, pero me parece que es la base de las dificultades para integrar ‘estas dos cosas’.
En esta ocasión me voy a centrar en qué entendemos por ciencia. Para ello voy a acudir al manual de Filosofía de la ciencia I: Fundamentos de filosofía de la ciencia, y así de paso aprovecho para repasar algo aquello de lo cual me examino en apenas unos días. El capítulo cuarto del libro (tema 2 de la asignatura) lleva por título Los conceptos científicos. En él se presentan los tres tipos de conceptos que se manejan en las ciencias: clasificatorios, comparativos y métricos.

Pues bien, desde el siglo XVII, en que la física empieza a hacerse matemática y a independizarse del "árbol" de la filosofía, el uso de conceptos métricos ha desplazado prácticamente al de los clasificatorios y comparativos. Y a partir del siglo XIX y hasta la fecha aparece el prejuicio de que sólo es ciencia aquel campo de estudios que puede ser tratado única y exclusivamente con conceptos métricos; es decir, aquel saber que se puede cuantificar y matematizar.

Pues bien, para salir de este equívoco los autores del libro de Filosofía de la ciencia han añadido unas palabras muy interesantes entre las páginas 121-123 que paso a citar textualmente. Creo que se trata de una aclaración muy interesante para salir de equívocos y evitar prejuicios (las negritas son mías):

"En los apartados que siguen estableceremos una distinción tripartita entre tres grandes clases de conceptos científicos (y los correspondientes términos que los expresan), atendiendo a su estructura lógico-matemática característica, la cual, a su vez, refleja el diverso carácter y valor metodológico de cada una de estas clases de conceptos. La distinción en cuestión está conectada con el tradicional problema de distinguir entre un sistema conceptual cualitativo y uno cuantitativo para las ciencias, si bien, como veremos, permite reformular esta cuestión de manera más exacta y matizada que la formulación tradicional. Estos tres grandes tipos de conceptos son: los clasificatorios, los comparativos y los métricos.

A los conceptos de los dos primeros tipos se les puede considerar “cualitativos”, mientras que los del último, los métricos, son “cuantitativos”. Se ha discutido mucho sobre sus respectivas ventajas y desventajas, sobre si determinadas disciplinas deberían tender al uso de conceptos cualitativos o bien cuantitativos, etc. Sin pretender negar que en esta discusión se han señalado algunos aspectos que constituyen problemas genuinos de metodología, como veremos más adelante, antes de entrar a fondo en ella es conveniente hacer las siguientes aclaraciones.

a) La distinción entre lo cualitativo y lo cuantitativo se ha tomado con frecuencia como una distinción fundamentalmente ontológica, cuando debería en realidad tomarse como una distinción epistemológica, basada ante todo en la estructura conceptual con la que nosotros conceptualizamos la realidad. A veces se afirma que hay propiedades o fenómenos del mundo real que son en sí mismos cualitativos y otros que son en sí mismos cuantitativos; es decir, se supone que la realidad es en ciertas partes cualitativa y en otras cuantitativa, y que nuestro uso de conceptos cualitativos o cuantitativos depende del tipo de realidad que estemos investigando, por lo que no podemos o no debemos aplicar conceptos cuantitativos a una parte cualitativa de la realidad, o a la inversa. También es frecuente que se haga una división entre disciplinas científicas según estudien aspectos cuantitativos o bien cualitativos de la realidad; por ejemplo, se suele decir que la física es una ciencia que estudia los aspectos cuantitativos, mientras que las ciencias sociales estudiarían aspectos puramente cualitativos, que por su misma naturaleza no pueden ser tratados cuantitativamente. Todo esto son confusiones derivadas de la confusión básica entre el plano ontológico y el epistemológico. Ni el mundo globalmente considerado, ni ninguna parcela del mismo es en sí misma cualitativa o cuantitativa. Carece de sentido decir que un fenómeno o proceso real es en sí mismo cualitativo o cuantitativo. No es la realidad misma o un fenómeno particular lo que es cualitativo o cuantitativo, sino el modo como lo describimos, es decir, el aparato conceptual que utilizamos para aprehenderlo. Depende esencialmente del sujeto epistémico el que usemos conceptos de una u otra clase para subsumirla bajo ellos. A veces es más provechoso, o más sencillo, usar un tipo de conceptos que otro tipo. El dominio de experiencia de que se trate no es lo que decide por sí solo esta cuestión, aunque es cierto que hay aspectos de la realidad que, al menos de momento, “no se dejan” conceptualizar cuantitativamente de modo interesante.

b) A veces se otorga una prioridad absoluta a los conceptos cuantitativos frente a los cualitativos, e incluso se piensa que una disciplina cualquiera no es realmente científica mientras no use conceptos cuantitativos. Y en este contexto se suele seguir, consciente o inconscientemente, la idea kantiana de que en una disciplina hay tanta ciencia como matemáticas hay, con lo cual, además, se suele identificar el nivel de matematización de una disciplina con su nivel de cuantifícación. Y, en consecuencia, muchos investigadores de áreas aún poco desarrolladas, especialmente en las ciencias sociales, tratan de introducir conceptos cuantitativos aun cuando ello sea a veces muy forzado. Hay, en esta tendencia o actitud, por lo menos dos confusiones que conviene aclarar. En primer lugar, es cierto que una disciplina científica se desarrollará tanto más rápida y eficientemente cuanto más claros y exactos sean sus conceptos y más rigurosa su construcción, y ello implica en muchos casos la necesidad o la conveniencia de utilizar un lenguaje matemático. Pero matematizar no es equivalente a usar conceptos cuantitativos. Hay muchas ramas de las matemáticas, desde la topología hasta la teoría de grafos pasando por la teoría de grupos, que pueden ser útiles a las ciencias empíricas (y que de hecho ya han sido aplicadas con éxito en algunas áreas) y que sin embargo no presuponen conceptos cuantitativos. Estos últimos son, como veremos, una forma muy especial de construcciones matemáticas. En segundo lugar, la introducción de conceptos cuantitativos no es la panacea que promueve automáticamente el desarrollo de una teoría. Ni siquiera son siempre necesarios. Hay muchos ejemplos de uso de conceptos cuantitativos en las ciencias sociales que no han aportado el desarrollo esperado. Y hay casos, como el de la taxonomía clásica en biología, que han significado grandes avances en el conocimiento científico sin que en ellos se haya hecho uso de conceptos cuantitativos. En conclusión, si bien es cierto que los conceptos cuantitativos son los más útiles para el desarrollo de la ciencia (por razones que veremos más adelante), hay que juzgar con cautela y de modo pragmático en esta cuestión, y no rechazar dogmáticamente una disciplina como no-científica por el simple hecho de que no aparezcan conceptos cuantitativos en ella."

Pues creo que está todo bastante claro. Todo esto va un poco en la linea de auquello de que ciencia es "conocimiento de", y no sólo ciencia de lo cuantificable; es decir, ciencia "en sentido fuerte" que se dice hoy en día.

De manera casi análoga, filosofía tampoco parece ser sólo metafísica y teología natural. A veces las fronteras entre las diversas disciplinas son muy difusas.

Tal vez este otro fragmento, extraído del libro de Solís y Sellés, esté en el fondo de toda esta cuestión (las negritas son mías):

"Junto a la fragmentación en subdisciplinas, una tendencia cada vez más marcada en las últimas décadas es la aparición de campos interdisciplinares que rompen la tradicional separación entre las ciencias de la naturaleza —física, química, biología— con la aparición de especialidades como la geofísica o la geoquímica, la astrofísica o la bioquímica. También destaca su inserción en las que se configuran como grandes áreas de investigación interdisciplinares o, por mejor decir, transdisciplinares, tales como las ciencias de la tierra, las ciencias medioambientales, de la salud o la ciencia de los materiales, que están reconfiurando el mapa del conocimiento." (Solís y Sellés, Historia de la ciencia, Espasa-Calpe, p. 933).

Es decir, que las distintas ciencias, en sentido amplio, no son como compartimentos estancos, no son independientes sino interdependientes. Y así, tal vez podríamos hablar de filociencia cuando nos referimos a la filosofía; es decir, ciencia de la filosofía o, simplemente, filosofía.

Parece ser que por este camino va el último libro de una autoridad en historia de la ciencia como es José Manuel Sánchez Ron, La nueva Ilustración. Lo tengo pendiente de compra. La idea general se encuentra en la contraportada:

"El desarrollo científico y tecnológico ha llegado a tal nivel que no es posible continuar avanzando si se mantiene la tradicional separación entre disciplinas. Vivimos -sostiene el autor de este libro, el físico, catedrático de Historia de la Ciencia y miembro de la Real Academia Española, José Manuel Sánchez Ron- en un mundo interdisciplinar, en el que es el trabajo de grupos de especialistas en diferentes materias lo que permite ver más allá, así como intentar resolver los problemas que tiene planteados la humanidad. Centrado especialmente en el ámbito de la ciencia y la tecnología, aunque también se incluye un capítulo dedicado a las humanidades y en otros se trata de ciencias sociales como la economía, y utilizando como recurso la historia de la ciencia, este libro constituye un auténtico tour de force por el número de disciplinas y personajes que aparecen en sus páginas: desde la mecánica y matemática newtonianas a las ciencias medioambientales, pasando por la medicina o la arquitectura; desde Aristóteles y Galileo a von Neumann y Mandelbrot, pasando por Pasteur y Buckmister Fuller. No es sorprendente que lo haya titulado La Nueva Ilustración, recordando la célebre Encyclopédie, coordinada por el filósofo Denis Diderot y el físico y matemático Jean Le Rond d'Alembert, con la que esta obra comparte el deseo de integrar el mayor número posible de saberes y prácticas para el beneficio y disfrute de los seres humanos, que ya viven, aunque no se den cuenta, en un mundo interdisciplinar."
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Última Edición: 20 Ene 2013 19:26 por Conrado.
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