Bienvenido, Invitado
Nombre de Usuario: Contraseña: Recordarme

TEMA: Filosofía y felicidad

Re: Filosofía y felicidad 23 Abr 2013 15:02 #13420

  • Tasia
  • Avatar de Tasia
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 597
  • Gracias recibidas 778
En este hilo hemos cuestionado si la felicidad ha de ser necesariamente la meta humana y hemos concluído algunos que puede haber sentidos de la vida no consistentes en la felicidad. Algunos hemos conectado la felicidad con un producto de consumo y con una ideología.

Algunos han concluído que la búsqueda del sentido conduce inexorablemente a alejarse de la felicidad (no estoy de acuerdo con ésto, pues puede haber sentidos de la vida consistentes en la aceptación de la norma, como cuando una persona casada considera que todo lo que está en la esfera de su matrimonio es puro, santo, recto, honorable, virtuoso, templado. Es la "estética de la norma" y las estéticas de la norma suelen ser compatibles con la ideología de la felicidad).

En este sentido Aristóteles plantea un ideal humano dentro de la estética de la norma. Es el ser humano de la norma de la templanza y la mesura, de la prudencia. El ser humano virtuoso, que no se excede. Que cultiva el intelecto, la amistad y la palabra. Dicho ser humano es también un buen ciudadano. Su sentido es el sentido de la polis. Es el mejor ejemplar de los ideales hermosos de la polis, un ciudadano modélico. Raramente subvierte los valores de su cultura y, cuando lo hace, es prudentemente, por la vía de la epikeia (aplicando la regla general al caso concreto con tanta sutileza que ha introducido un pequeño cambio en la esencia misma de la regla, pero dicho cambio ha pasado casi inadvertido para todos). Dicho ciudadano no es, ni pretende ser un transgresor. Es un "hombre de orden".

El conflicto de esa persona de orden solo se produce cuando, persiguiendo el bien y los valores de su cultura, resulta por aciagas circunstancias, recibe inmerecido castigo (como Sócrates). Es entonces cuando aparece la tragedia, el hombre prometeico. El fin de la dulce felicidad se ha roto en añicos, ahora la felicidad está en la dirección opuesta a la virtud y ha elegido. Es el héroe obligado. El lado dionisiaco del ideal griego.

El otro ser humano dionisiaco es el que no se siente ubicado en su cultura, el que se siente extraño y poseído por una inquietud que le conduce a desdeñar la felicidad prometida por la sociedad y también todas sus virtudes (medios); y arriesgarse a perecer persiguiendo una inclinación misteriosa (caracter innato en Schopenhauer; o elección radical ética o estética en Kierkegaard).

Hay científicos que parten de una hipótesis pero que están dispuestos a dejarla a un lado si los hechos le conducen en otra dirección; no buscan su propia felicidad, sino conocer la "verdad". Nada tiene que ver su obsesión voraz por saber con la mesurada felicidad aristotélica, ni con la felicidad capitalista de la publicidad del siglo XXI. Tampoco tiene nada que ver con ese fin ordenado de la felicidad el subidón que le entra a la persona ética al luchar por su causa con autético compromiso, abandonando la sociedad a la que perteneció, hasta el punto de confrontarse contra los que fueron los suyos y de salirse de la ley (no estamos hablando de ninguna manera del ciudadano modélico de la polis). Tampoco se parecen nada a esa persona de orden, el amplio espectro de estetas: la adicta a los deportes de riesgo, el que busca escribir o componer una obra maestra, la libertina o el libertino, el sádico y el masoquista...

El modelo aristotélico no vale para todos.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Thunderbird, agar, Moni

Re: Filosofía y felicidad 24 Abr 2013 15:10 #13431

  • Tasia
  • Avatar de Tasia
  • DESCONECTADO
  • Aristotélico
  • Mensajes: 597
  • Gracias recibidas 778
dvillodre1, tu lenguaje parece escolástico: el fin último y primero, uno pero múltiple, que no puede compararse a otro fin de la vida (es lo absolutamente otro), que no tiene ningún fin anterior, y que todas las cosas por comparación son solo medios (o fines defectuosos, éticas inacabadas), lo esencial y lo accidental...

No comparto ninguno de esos aspectos y dualismos infundados: decir que algo es fin primero es algo imposible de fundamentar sin caer en una tautología de argumento ontológico. Esas cosas (los fines en sí mismos) reciben una fundamentación más modesta, pero también más fuerte hoy por hoy, en la razón práctica: cada persona experimenta su fin último de la vida (o en su caso, su no fin o su absurdo vital preferido) y su "fin último" puede cambiar en un momento de crisis vital. La distinción entre medios y fines también es algo pobre si no partimos de la praxis: solo es en la práctica cuando un comportamiento u acción actúa como medio o como fín, dependiendo de las circunstancias (ese mismo medio podría, en otras circunstancias, funcionar como fin; o incluso, puede estar funcionando como fin para otro medio más pequeño; podemos cambiar nuestras prioridades y ver como fin lo que antes era medio y viceversa, o que una relación medio-fin se invierta en otros aspectos de la vida, que un fin o un medio se bifurque, reinterprete, etc). Y muchas veces actuamos sin fines claros, dejándonos llevar por nuestro caracter que actúa como causa agente y como causa final simultáneamente. Sin que podamos ubicarnos claramente en ese esquema delirante de medios, fines, causas y efectos, como cuando el escritor se pregunta ¿por qué escribo?...y no sabe responderse, puede dar mil razones pero siente que simplemente no podría ser de otro modo.

En cuanto a la esencia del ser humano (lo que siempre permanece), sacarla a colación es meterse en asuntos demasiado espinosos y contraproducentes si lo que quieres es hablar del sentido de la vida y de la felicidad; y, desde luego, resulta de un ridículo elitismo pretender esgrimir una presunta esencia humana para desdeñar otros estilos de vida llamándolos éticas inacabadas.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Thunderbird, agar, Moni

Re: Filosofía y felicidad 24 Abr 2013 21:21 #13444

  • HermesT
  • Avatar de HermesT
  • DESCONECTADO
  • Estoico
  • Mensajes: 745
  • Gracias recibidas 1113
Hola Dvillodre1.

Lamento que el formato no sea de tu gusto. No veo mejor manera de exponer los puntos que comento, que citarlos y replicar debajo. Y además da más trabajo. Lo cierto es que el formato que propones me parece peor que el multi-soliloquio, que me parece más propio del género epistolar de otras épocas. En un medio como un foro tienes en tiempo casi real las respuesta.
Cambiamos de registro y listos. En todo caso desconozco el "canon" preceptivo. Por cierto que ese "al menos" me ha encantado ... :P
Que tu discurso sea unitario no es óbice, creo, para que se puedan criticar puntos concretos. Y en éste y en el debate sobre ciencia no has hecho mucho por defender los tuyos de mis críticas.
Si el sentido de un discurso "se pierde por el análisis", mal discurso (o mal sentido) es ese. Voy ya mismo a presentar una solicitud formal para que liquiden los comentarios de texto de los exámenes... ¡que dirán los textos sobre tanto análisis!
Pero prescindiendo de tu aversión al análisis, Tasia dice que tu lenguaje parece escolástico. Yo, con menos referentes, no dejo de ver una escolástica 2.0, alias hermenéutica. Y si aceptamos el bagaje terminológico de ésta, entonces el debate vira hacia un contenido hermenéutico, necesariamente sectario (en el buen sentido) y, creo, minoritario.
Mucho se ha hablado sobre la profesora Oñate, así que no insistiré en la vacuna que me supuso lidiar con el límite que une y separa, el todo que es Uno y múltiple... y en general ese surtido de pares que son a la vez una cosa y su contraria... Permite que me quede con Nicolás de Cusa y su "coincidentia oppositorum", su "omnia complicans" y "omnia explicans", y su "intellectus". Sobre todo este último me encanta. Cuestión de gustos. Y además, el cusano tiene más "glamour" y rancio abolengo.
Pasemos también por alto lo malo que es refutar por refutar y lo bueno que es proponer "otra tesis" ... me viene a la cabeza una cita de Marx: "Estos son mis principios. Si no le gustan tengo otros." :D. Pero tampoco es éste el tema del hilo.
Por fin he dado con una de las claves que te mueven, ¡eres muy escurridizo! Quieres hacer de la ética una ciencia, o mejor expresado, habilitarla para ello.
En su momento me dejé en el tintero volver sobre la introducción a la " Fundamentación para una metafísica de las costumbres". Kant reflexiona sobre ese particular, y me llamó la atención que, al igual que tú, busque un asidero para dotar a la ética de un carácter científico. ¿Por qué? Entiendo perfectamente los beneficios que podría traernos como especie, pero por muy voluntarista que me ponga, no veo el por qué, el indicio que perseguir, para buscar tal cosa. Salvo el prejuicio.
¿Has leído a Penrose? Es, para mí, de los mejores y más sugerentes filósofos vivos (y matemático, su faceta más conocida junto a su trabajos en física y cosmología).
Está interesado básicamente en la naturaleza de la conciencia, y en la filosofía de la mente en general. Una de sus ideas más sugerentes es que la mente humana funciona en su conjunto de manera no algorítmica. No funciona como un programa perfectamente determinado en su funciones, capacidades y atributos. Lo cual no quiere decir que no existan cientos o miles de procesos dentro de ella que puedan ser algorítmicos.
Pues bien, como no encuentra nada en el macrocosmos, regido por leyes deterministas, que permita tal funcionamiento se va, fíjate tú, a buscar las bases de la conciencia en el microcosmos. Es decir, para él la mente humana ( o esencia humana (o divina) o como quieras llamarlo) está relacionada con la cuántica, paraíso de lo posible, y de lo imposible en nuestro nivel macro. Pero este es otro asunto.
El tema importante ahora es que , de estar en lo cierto, piensa en lo que supone eso para las posibilidades de encontrar una base objetiva que permita hacer de la ética una ciencia: no tienes ni, más importante, tendrás nunca, en el mejor de los casos, algo más que la probabilidad inherente a a la cuántica, probabilidad en la que también se mueven las ciencias sociales y las naturales excluyendo las más primarias (en el sentido de aproximarse al origen de la "realidad"). Adiós a una ciencia de la ética, a la danza perfecta de órbitas humanas precisamente determinadas.
No deja de tener gracia, sin embargo, que esté de acuerdo parcialmente contigo respecto a Aristóteles. Incluso con el concepto que propones de "auto-gobierno", que me gusta y me parece correcto.Pero estoy de acuerdo de manera parcial porque considero que es "la menos mala" de las éticas. No puedo obviar lo que no me acaba de satisfacer. Sí, de acuerdo, la teleología es fantástica porque cierra el círculo, y me parece razonable ver el telos del hombre en el ejercicio de su facultad suprema (el alma racional) que le permitirá alcanzar la eudaimonia. Pero tengo , sobre todo, dos objeciones a la ética aristotélica.
Por un lado, respecto a los medios, no llega mucho más lejos en mi opinión que Kant, aunque parezca lo contrario. Ocurre que es una ética de la polis, de cualquier polis. Por lo tanto, tendrás tantas éticas como poleis, entendidas en un sentido amplio de "culturas distintas". E incluso dentro de una misma polis el asunto es cuestión de doxa. Y si no quieres doxa, el panorama no mejora porque caemos en la heteronomía de la ley (no estoy de acuerdo con Calicles; la ley "artificial" también es la del más fuerte, ocurre que el "más fuerte" cambia de tanto en tanto) o del precepto religioso.
Por otro lado, respecto a los fines, creo que fracasa absolutamente. No veo mucho más que circularidad al final del camino, y no en el sentido teleológico cerrado que le das. La "vida buena" es la que lleva el hombre de areté, y una vida de areté es la que lleva a la "vida buena". Y para conseguirlo no tiene más arsenal que lo indicado en el punto anterior: su psicología (en sentido personal), su experiencia y su contexto sociocultural.
Estoy de acuerdo también en que "La Felicidad" no tiene que ver, salvo coyunturalmente, con la felicidad psicológica o momentánea.
Pero no estoy de acuerdo en la fuente que atribuyes a la infelicidad. Ésta tiene múltiples y variadas causas, y de hecho la que propones, si bien cierta en algunos casos, dista de ser mayoritaria.
Entre el dolor y el aburrimiento, son legión los que pueden achacar su infelicidad a lo primero. Y de los segundos, privilegiados como el ciudano medio, cada vez menos "medio", de nuestro privilegiado primer mundo de aburrimiento, sólo unos pocos discurren tan lejos como para encontrar la fuente de su infelicidad en la causa que propones.
La felicidad o infelicidad y sus causas la encontrarás en la vida. Puede que a través de la filosofía en sus múltiples escuelas, o en cualquier otra vía que insisto en que es tan válida, si no mejor, que la filosofía. Pero en la vida al fin y al cabo. Y en estas no hay leyes, ni normas que seguir, ni órbitas que te garanticen un resultado.

Saludos.
Bienaventurados los que lo tienen claro, porque de ellos es el reino de los ciegos.(J.M. Serrat)
There is no shallow end to the philosophical pool.(P.F. Strawson)
A very great deal more truth can become known than can be proven.(Richard P. Feynman)
Quiero tortilla: no me interesa romper huevos :-P
Última Edición: 25 Abr 2013 18:14 por HermesT. Razón: Dislexia mecanográfica, alguna falta, mejor redacción.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: pulpo, Moni

Re: Filosofía y felicidad 27 Abr 2013 22:48 #13488

  • Moni
  • Avatar de Moni
  • DESCONECTADO
  • Escolástico
  • 'Sé virtuoso y te tendrán por excéntrico'.
  • Mensajes: 2065
  • Gracias recibidas 1817
Thunderbird escribió:
La filosofía, pues, está estrechamente relacionada con aquello que convertimos en nuestra razón para vivir.

¿Hemos elegido la vida que llevamos, o es la vida que llevamos la que nos "eligió" a nosotros? Si la vida es un camino que dedicamos esencialmente a realizar nuestra personalidad, y la personalidad nos ha sido dada, nos "eligió" a nosotros, no nosotros a ella, ¿qué tiene que ver la felicidad en todo esto? La vida no se constituye así en un tiempo para ser felices, sino en un tiempo para construir aquello cuyo plano nos fue dado sin intervención de nuestra voluntad.

Esta es, pues, mi conclusión: la felicidad es realizar aquello que somos en potencia, y lo que somos en potencia podría ser una voluntad contraria a nuestra propia felicidad. La felicidad, pues, puede coincidir con el sacrificio de la felicidad.
Bud escribió:
Max Horkheimer sabía que el auténtico filósofo, el hombre genuino y bueno, el spoudaíos, niega la injusticia hasta el último instante de su vida, para él, mientras haya hambre y miseria sobre la tierra no tendrá descanso quien pueda ver. Por ello el ars vivendi no se regocija y se enseñorea en el propio bienestar. La vida auténtica es una vida heroica, y para él, este tipo de vida es: "en definitiva, santa, sin ideología es la consecuencia de la compasión, de la capacidad de compartir la alegría, de la vida en y por los otros; los lúcidos no pueden dejar de combatir el horror hasta el momento mismo de su muerte"(M.Horkheimer:Sociedad,Razón y Libertad.)

El amor a la incertidumbre, el aceptar las cosas como son en la medida que no podemos cambiarlas y el cambiar las cosas que podemos cambiar sin aceptar que son como son, ahí radica para mí el sentido de la filosofía, y tal vez este tipo de actitud no dé la felicidad, pero da sentido, y en el sentido tal vez radique el nervio profundo de la felicidad.
Tasia escribió:
El otro ser humano dionisiaco es el que no se siente ubicado en su cultura, el que se siente extraño y poseído por una inquietud que le conduce a desdeñar la felicidad prometida por la sociedad y también todas sus virtudes (medios); y arriesgarse a perecer persiguiendo una inclinación misteriosa (caracter innato en Schopenhauer; o elección radical ética o estética en Kierkegaard).
Suscribo por completo y agradezco todos estos brillantes comentarios que me han invitado a la reflexión paciente. Personalmente, también creo que el sentido de la filosofía radica en dar sentido a nuestra existencia, que no necesariamente tiene que coincidir con ser feliz o con la felicidad dependiendo, en gran medida, de esa potencialidad innata que busca celosamente consagrarse de manera involuntaria a riesgo de que el resultado final no sea el programado apriorísticamente e, incluso, socialmente desdeñable para esta sociedad consumista.

Y es que cada vez es más evidente que mucha de la infelicidad que campa en nuestra sociedad actual tiene su raíz en la misma sociedad que hemos creado donde la mediocridad, la falta de autodominio, la ambición desmedida o el individualismo exacerbado se alzan como sus valores más dominantes. Ese bienestar tan ansiado y buscado cuyo exceso, tal y como la experiencia nos ha va indicando, atrapa entre sus redes a muchos que acaban inexorablemente subyugados por sus cantos de sirena. Seducidos por los oropeles de una vida sobradamente fácil y cómoda que hace que los seres humanos perdamos parte de esa libertad personal, ese inapelable señorío sobre uno mismo que nos transforma en súbditos de esos fútiles placeres en muchas ocasiones. Por ello, urge la necesidad de insistir en la necesidad de ciertos valores como podría ser, por citar alguno, la templanza entendida como autodominio para establecer límites a los desmesurados requerimientos de nuestras apetencias personales. Evitando así que ese mismo bienestar se vuelva contra nosotros mismos, alejándonos de otros anhelos superiores que, posiblemente, estaríamos llamados a incardinar en nuestro bagaje vital.

Creo que la felicidad no se trata simplemente de un mero fenómeno químico de tiempo limitado e intermitente a lo largo de nuestra vida, sino que demanda un compromiso, una exigencia y, muchas veces, hasta un sacrificio personal. Algunos intentan puerilmente evadirlos pero es inútil, todo tiene un peaje vital y sólo logran alejarse cada vez más de esa codiciada felicidad, refugiándose en pequeños placeres que, con el paso del tiempo, van reduciendo en intensidad y aumentando en decepción porque, nos guste o no, hasta el paladar más fino acaba desgastándose.

Así nos lo expresaba Ortega: "Mientras el tigre no puede dejar de ser tigre, no puede destigrarse, el hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse." Parte de los riesgos de esa deshumanización viene propiciada por la falta de esa libertad interior, en ocasiones, más alarmante que la privación de libertad física. Y se torna más peligrosa aún por sus desapercibidas consecuencias, efectos difíciles de adivinar, pero que acaban por mermar y desposeernos de nuestra capacidad decisoria y de crítica, por eludir pasar por la criba reflexiva, instándonos a actuar de forma instintiva que no racional, esclavos de nuestros instintos e inmersos en la confusión y la ignorancia.

Esto suele suceder cuando la desmesurada autocomplacencia y búsqueda de placer causa una compulsiva observancia a uno mismo, a su propio yo, que acaba destruyendo lo que más ansía. O como Kierkegaard afirmaba: "La puerta de la felicidad se abre hacia dentro, hay que retirarse un poco para abrirla: si uno la empuja, la cierra cada vez más."

Volviendo sobre mis pasos, creo que la filosofía y la felicidad tienen que ver con un fundamento de vida, algo así como lo que Víctor Frankl decía: "La felicidad no es algo en sí mismo, la felicidad tiene que ver con una persona que encuentra un propósito para ser feliz."

Un saludo. :)
Moni Matas - Degree English University of Cambridge & Alumna de Filosofía (UNED).
Esta dirección electrónica esta protegida contra spam bots. Necesita activar JavaScript para visualizarla
'Gobierna tu mente, o ella te gobernará a ti'. Horacio (65 ac-8 ac)
'The trouble with the world is the stupid are cocksure and the intelligent are full of doubt'. Bertrand Russell (1872-1970)
Última Edición: 27 Abr 2013 23:17 por Moni.
El administrador ha desactivado la escritura pública.
Los siguientes usuarios han agradecido: Bud
Tiempo de carga de la página: 0.233 segundos