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TEMA: El mérito

Re: El mérito 20 Oct 2013 12:06 #17324

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Pulpo escribió:
Algo de filosofía tiene pues estamos debatiendo algo relacionado con Rawls y la democracia deliberativa... o qué se yo
Debatir sobre los principios morales que deben primar en los derechos básicos de las personas en las sociedades, pocas cosas creo que sean más filosóficas. Estoy totalmente de acuerdo con Nolano en huir de la discusión meramente política, donde solo se repiten consignas sin fundamentación (siguiendo el principio nazi de que una verdad es una mentira repetida mil veces) o el argumento principal del “y tu mas” tan habitual en la lucha ideológica política. Y creo que nos alejamos bastante de esa clasificación, máxime cuando los conceptos que tratamos critican por igual la ideología imperante en cualquier partido político sea de izquierda, de derechas o zurdo.

Pulpo escribió:
¿Se invierte suficiente en gasto sanitario? ¿Tenemos fondos suficientes para permitirnos gastar o despilfarrar lo que gastamos?

En mi opinión nunca hay bastante como para despilfarrar. En cuanto si hay fondos suficientes, y a pesar de ser repetido, claro que los hay, pero no hay ninguna voluntad política de emplearlos en beneficio de los ciudadanos. Y aunque sea repetido: según la UE en españa las grandes fortunas y grandes empresas defraudan 50.000 millones de euros, cuando el coste del rescate a la banca han sido 50.000 millones en total,y según declara el sindicato de técnicos de hacienda, se sabe perfectamente quienes son, pero los sucesivos gobiernos paralizan las acciones de la inspección. Cuarenta y cinco aeropuertos construidos mientras la UE (alemania…) miraban para otro lado, según la UE se pierde un 1% del PIB europeo en corrupción, seguro que en españa mas. Un túnel para el AVE en Cantabria que costó 10.000 millones de euros, y que sigue cerrado varios años después de terminado, pues el estudio de impacto medio ambiental que se realizo en unos meses (un túnel mucho más pequeño en suiza se estudio durante varios años) no tuvo en cuenta que atravesaba varios acuíferos….etc, etc, etc. Claro que hay dinero, pero buena parte se va en todo tipo de corruptelas y fraudes de políticos, grandes empresas y grandes fortunas.

Pulpo escribió:
Vamos a comentar por encima lo de los investigadores. Sabes que muchos de los que se quejan de la financiación y envían a sus Becarios a manifestarse cobran por todos los sitios. Catedráticos que tienen unos fondos para hacer lo que quieren , por ejemplo en el CESIC y además son profesores y cobran y sus becarios están de limosna o nada esperando a un puesto.Etc.
Como se favorece la obesidad gracias al uso de nuestra comida mediterranea y de lo dicho anteriormente, ahora los obesos quieren operarse de todo, de ello , de sus consecuencias y sus complicaciones, por que siempre está la cirugía para todo con tecnologías bien baratas de importación. Además se complican más que otras patologías. Uno se puede operar las veces que quiera el cliente y a la hora que quiera y con la prótesis que quiera y si no recogemos tapones y se lo costeamos.

Estoy totalmente de acuerdo (lo de los tapones lo dejamos fuera, conozco personalmete casos que no solo hay que darles los tapones, si no la botella y hasta el taper, todo se queda corto) pero estamos hablando de un problema de gestión eficaz de los recursos públicos y de un tema de educación de los ciudadanos de un uso responsable de dichos recursos públicos.
Generalmente el tema de una mala gestión viene por que el gestor es un simple inepto o por pensar solo en el beneficio económico personal en vez del público. Pero no creo que este problema se solucione poniendo a gestionar dichos recursos públicos a un ejecutivo de una empresa privada, cuyo único objetivo es rentabilizar el beneficio económico a toda costa, sin importar para nada el servicio al ciudadano. Detrás de esta ideología esta el concepto de que una persona guiada solo por el interés económico personal y sin importarle el servicio público, es un gran gestor de los recursos públicos, pues solo se preocupa de la gestión económica, y si los resultados económicos van bien, el servicio de sanidad al ciudadano inmanentemente ira también estupendamente…..Si seguimos este criterio de que una persona solo guiada por el interés y el beneficio económico personal es un estupendo gestor de los recursos públicos, pues optimiza dichos recursos, para que entonces nos molestamos en elegir a los presidentes en unas elecciones, deberíamos colocar a los empresarios y economistas que tengan más dinero, que es una prueba de su eficacia gestora, (ya sabemos, lo de “estar en gracia de dios”) los cuales siguiendo este principio de que una buena cuenta de resultados económicos es lo mejor para los ciudadanos, tomarían algunas decisiones de forma inmediata: como para que jubilar a las personas a los 65 años, cuando se vuelven un balance negativo durante décadas, lo mejor es eliminarlas, de hecho recientemente el ministro japonés de economía solicitaba públicamente a los ancianos que se murieran como un acto de patriotismo, claro los ancianos pobres, pues el mismo tenia setenta y tantos años y es rico, podría haber empezado el mismo para dar ejemplo…. Asimismo habría que eliminar a los inválidos, otro balance negativo. Habría que elevar la jornada laboral a 16 horas diarias, para elevar la rentabilidad y la productividad, si lo hacen en Asia, también aquí…..etc, etc,etc. Eso sí, todo esto aplicado a la clase media y los pobres, pues los ricos nunca son una carga para el estado, pues se lo pueden pagar. Si solo cuenta el criterio económico y el balance de resultados económicos, como principio rector moral, habría que ser consecuentes y aplicarlo a todo el ámbito social, y por tanto aplicar todas estas medidas. No creo que sea esa la solución que buscamos la mayoría de los ciudadanos, una minoría si desde luego y en ello están.
La solución pasa por exigir una gestión pública eficaz con el criterio de beneficio público, con un control que elimine inmediatamente a los gestores ineficaces que no consigan el máximo beneficio público con los recursos asignados. Un cambio en la legalidad vigente, donde si robas un pollo en el supermercado te caen ocho o nueve años de cárcel, pero si defraudas unos cientos de millones del erario público, no llega a los dos años y a la calle.

Evidentemente todo pasa por una educación más centrada en valorar la responsabilidad y la integración en las sociedades, más que en el beneficio personal sin medida. Las personas que hacen un uso excesivo de los recursos públicos y no lo hacen por necesidad, es una cuestión de educación, de enseñarles que un uso excesivo es perjudicial para todos, incluidos ellos.

Y no estoy hablando de ningún idealismo místico, los valores de las sociedades han avanzado enormemente a lo largo de la historia de una forma increíble, es cuestión de insistir en ellos y que el general de la población los asimile. Si en el siglo XIII se les hubieras explicado a los mongoles que era inhumano cortar las cabezas y arrojarlas al interior de las ciudades sitiadas para que se rindieran, nos habrían llamado idealistas, que la naturaleza humana es así, y de camino nos habrían cortado la cabeza. Hoy en día no hay un solo ejercito de un país moderno que se atreva a realizar dicha técnica, y no por falta de voluntad de los jefes militares y políticos, si no porque saben que el rechazo social de sus propias poblaciones acabaría con ellos, muchos valores humanistas ya están implantados en la población, porque no se van a poder implantar mas, aumentando la responsabilidad con la sociedad.

Si la mala gestión de los recursos públicos viene de la actitud egoísta y de mirar por el interés personal económico antes que por el interés general, no creo que sea la solución poner de gestor a un ejecutivo de una empresa que declara expresamente que su objetivo es conseguir el máximo beneficio económico, sin mirar ninguna otra cosa.

Si existe un abuso de los recursos públicos injustificado, no creo que la solución pase por el copago, que penaliza a las personas con menores recursos, no es lo mismo pagar al mes cien euros para un pensionista de 650 euros que para alguien que dispone de una pensión de dos mil euros o rentas superiores. En todo caso el copago debería ser un tanto por ciento de los ingresos del núcleo familiar. Pero es que además no funciona, el alemania se ha probado durante unos años, y recientemente Merkel lo ha eliminado, y no creo que se le pueda tildar de idealista de izquierdas, pues el sistema generaba un gasto extra de unos 300 millones de euros, calculado en base al tiempo que los profesionales sanitarios debían dedicar a la gestión de dicho pago, así como se comprobó que no disuadía a nadie de acudir al sistema sanitario, solo a los casos más extremos de pobreza.

Tanto una buena gestión de los recursos públicos, como un buen uso de los mismos, pasan por una buena educación ciudadana, que fomente valores de responsabilidad e identificación con la sociedad en la que viven, así como mecanismos que controlen las desviaciones, pero siempre poniendo como prioridad el beneficio de la mayoría, no de unos pocos.

Y en vez de fomentar la educación, también se le recortan sus medios.

Y existen recursos en el planeta suficientes para todos, el problema es que un 5% acumula un 50% de la riqueza y un 50% solo dispone del 4% (datos del 2013 del Banco Central alemán, que no creo que esté lleno de idealistas hippies)

Si una persona es egoísta y solo le preocupa su interés económico, sin importarle los que le pase a las demás personas, sus acciones raramente beneficiaran a los demás humanos, y si lo hace será de una forma indirecta y accidental. Si una persona es altruista y se preocupa por los demás seres humanos, sus acciones raramente perjudicaran a los demás humanos, y si lo hace será de una forma indirecta y accidental.

Creo que en la base de buena parte de los problemas de la humanidad, está el egoísmo sin medida y el tomar como máximo valor moral el económico. No creo por tanto que ninguna medida que fomente dichos valores, como privatizar la gestión de los recursos públicos, sea beneficiosa para la humanidad. Y también creo que la solución pasa por el fomento de la responsabilidad de las personas y el compromiso con su comunidad, que es la base de las sociedades humanas, su mayor logro, pues un humano por si solo nunca podría conseguir lo alcanzado por las sociedades humanas, es nuestra mayor fuerza como animal social.
Última Edición: 20 Oct 2013 12:33 por Kraton.
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Re: El mérito 21 Oct 2013 20:17 #17347

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Nos plantea Kraton la posible relevancia que puede tener algo como el “mérito” en la Filosofía Moral. Antes que nada, debo decir que yo no he hablado en ningún sitio del mérito, sino de la “excelencia”; y ni siquiera motu proprio, sino en respuesta a algunos mensajes anteriores; por tanto, el citar frases mías para rebatirlas en un hilo abierto para hablar sobre el “mérito” tiene algo de falacia del “muñeco de paja”. Pero recojo el guante arrojado por Kraton.

Tomemos, como punto de partida, las frases de Kraton relevantes para nuestro asunto:Kraton escribió:
Parece que el nivel económico tiene mucho que ver con el grupo social al que una persona tenga acceso, y bien poco con sus meritos personales.
Estoy de acuerdo, las personas debería ser recompensadas según sus meritos, pero no desde luego con esta escala de opereta que rige la sociedad actual, donde un jugador de futbol, un bróker apretando botoncitos según los colores de la pantalla, o un banquero jugando con la deuda soberana, el dinero de todos, gana miles de veces más que el agricultor que nos da de comer, el maestro que nos enseña o el médico que nos salva la vida.
Que mérito es tan grande como para justificar que el 5% de la población se reparta el 50% de la riqueza mundial, mientras un 50% de la población tiene que malvivir con el 4% de dicha riqueza.
El mérito es justo recompensarlo, pero no a costa de la miseria de otro ser humano, por “vago” que sea.
(...)
La educación y el principio moral que debe regir su acceso. Educación y moral. Si eso no es un tema filosófico, pues apaga y vámonos.
Y luego continuo desgranando una serie de argumentos sobre la falacia de considerar que por ser persona emérita unos humanos tienen derechos sin fin, y otros humanos, por no ser tan meritosos es justo que vivan en la miseria y la pobreza moral y material.
(...)
Saber que somos y donde estamos para saber como comportarnos, y sobre todo como hacerlo en sociedad: moral. Y cuando se habla de merito se esta hablando de moral. (Nota: las faltas de ortografía son de Kraton, no mías)

Así pues, si no interpreto mal, el discurso de Kraton (que, por otro lado, me parece bastante confuso) tiene los siguientes puntos fundamentales:

1. El mérito es un valor moral.
2. Su carácter moral se relaciona (proviene de su relación) con la justicia: “el mérito es justo recompensarlo”, “las personas deberían ser recompensadas según sus méritos”.
3. En la sociedad actual no se premia el mérito verdadero, sino un falso mérito (“escala de opereta que rige la sociedad actual”).
4. La recompensa del mérito tiene un límite: “no a costa de otro ser humano por «vago» que sea”.

De entrada, veo un primer escollo de importancia en esta batería de enunciados morales: una cierta contradicción entre la justicia de la recompensa del mérito y el límite a dicha recompensa. La contradicción surge de que la justicia es un valor absoluto en términos morales: si un comportamiento es injusto, entonces no es moral. Y si es así, ¿cómo poner límites a algo justo, como la recompensa del mérito? La única solución es, entonces, llegar a una especie de componenda: recompensar es justo, pero hay otras cosas justas (no dejar morir en la miseria a una persona aunque sea un vago redomado y no aporte nada a la sociedad más allá de su mera presencia detractiva de recursos generados por los demás) por lo que habrá que llegar a un compromiso.

Pero ¿qué ocurrirá si se llega a una situación en la que la componenda no es posible, si hacer algo justo conlleva, necesariamente, hacer también a la vez algo injusto? El discurso de Kraton sólo se sostiene si los recursos económicos de la sociedad fueran ilimitados, y no escasos. En tal presupuesto no puede haber conflicto, pues hay riqueza para todos, para recompensar a los que lo merecen y mantener a los que no hacen nada para merecer recompensa. El problema es que ese planteamiento sólo existe en el Edén. En nuestro mundo nada es gratis, todo cuesta (dinero o esfuerzo), no todos pueden tener de todo.

Si es como yo digo, y creo que la naturaleza de las cosas me avala, no podemos mantener ambos principios en plano de igualdad: habrá uno de ambos que deberá prevalecer sobre el otro en caso de conflicto. Al poner un límite a la recompensa del mérito, me parece que Kraton prioriza el principio de mantener al vago sobre el de recompensar al que hace méritos para ello. No tengo nada en contra de ello desde el punto de vista filosófico, es un principio como otro cualquiera, que forma parte de las convicciones de cada cual. Y entonces aparece otro problema moral: ¿qué razón metafísica o a priori justifica imponer esa prevalencia de un principio frente a otro a alguien que pueda tener como convicción propia que el principio de la recompensa debe prevalecer sobre el de la asistencia al vago? Nos encontramos con posturas éticas rivales e incompatibles y ambas respetables, y de difícil conciliación.

Así pues, hay otro tipo de problema en la posición de Kraton sobre el mérito, también de orden moral: para que su sistema moral reciba aplicación práctica es preciso que se aplique coactivamente. Efectivamente, me parece absolutamente irrealista pretender que pueda haber unanimidad en la sociedad (que es lo único que daría lugar a un reparto voluntario de la renta y la riqueza entre sus miembros) sobre en qué consiste el mérito, cuál debe ser su recompensa y cuáles los límites de esta última. Si no existe esa unanimidad, tarde o temprano aflorará el conflicto entre individuos en competencia por recursos escasos. Y eso, o se resuelve mediante la ley del más fuerte o se resuelve mediante el Leviatán de Hobbes... o se resuelve mediante un sistema de libre competencia garantizado por el Estado. Pero para que esta alternativa sea viable tenemos que abandonar o, al menos, modificar fuertemente los principios de mérito de Kraton.

No resulta ilusorio establecer unas bases de la moralidad social diferentes a las que propone Kraton, que nos abocan a ese dilema indeseable de o bellum omnium contra omnes o Leviatán de mano férrea repartiendo recompensas a su albedrío y manejando (directa o indirectamente) todos o casi todos los recursos económicos de la sociedad. Y, si es así, no parece tarea inútil del todo intentar buscar unas bases filosóficas justificativas de un modelo moral basado en la libre actuación de los individuos. Al fin y al cabo, como postulaba Kant, y yo estoy de acuerdo con él, si no hay libertad, no puede haber moralidad.

Recurramos, como primer paso, a unas cuantas definiciones de términos que estamos haciendo intervenir en el debate, y analicemos dichas definiciones para establecer un campo semántico no ambiguo y, por tanto, filosóficamente fructífero.

Empecemos por la justicia. Dice nuestro diccionario (siguiendo una vieja tradición de los jurisperitos romanos) que la justicia es: “Una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece”. Si dejamos a un lado lo de la virtud cardinal, justicia sería dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece. Es verdad que el diccionario añade otras acepciones como: “Derecho, razón, equidad”, pero que no sirven para nuestro propósito, puesto que si lo que buscamos es saber si lo que calificamos de justo es conforme a razón, difícilmente nos serviría un concepto de justicia que se conforma en torno al propio concepto de razón.

Además, este concepto de justicia se aviene bien con el de mérito, que es el que aquí estamos discutiendo: “Acción que hace al hombre digno de premio o de castigo”. Así que el mérito se ajusta como anillo al dedo al concepto de justicia: si justicia es dar a cada uno lo que le corresponde, eso viene a ser lo mismo que premiar al digno de premio y castigar al digno de castigo, es decir, tratar a cada uno según lo que se merece.

Pero, ¿agota el concepto de mérito el concepto de justicia? Pienso que no, y aquí aparecen las primeras dificultades para un sistema moral basado en los principios de Kraton. Fijémonos en la definición de “retribución”: “Recompensa o pago de algo”. Y en los subsiguientes “recompensa”: “Premiar un beneficio, favor, virtud o mérito”, y “pago”: “Entrega de un dinero o especie que se debe”. Ciertamente hay otras acepciones que hacen coincidentes o sinónimas ambas palabras, recompensa y pago, pero me interesa aquí más bien destacar lo que las separa. La recompensa premia un mérito; el pago salda una deuda (de hecho es una forma, la principal, de extinción de las obligaciones en nuestro Código civil). Creo que, entonces, podemos diferenciar dos formas de “hacer justicia” bien diferentes:

-Pagar a uno lo que se le debe.
-Recompensar a uno por su mérito.

¿Cuál es la diferencia fundamental? Que en el pago hay contraída una deuda con el beneficiario del mismo, mientras que en la recompensa no. Al menos una deuda jurídica, obligatoria. En la recompensa se premia el mérito pero no porque el que la entrega tenga una obligación jurídica de hacerlo, una obligación objetiva y exigible coactivamente, sino sólo una obligación subjetiva: el que da la recompensa se siente subjetivamente obligado a ello, sin estarlo objetivamente. Un premio literario recompensa un mérito, pero nadie diría que el que otorga el premio estaba previamente obligado a pagar a tal o cual escritor. Un trabajador recibe una paga de su empleador, pero nadie dice que el empresario lo recompensa: simplemente le paga lo que le debe por el trabajo realizado.

Este uso ordinario de las palabras creo que nos pone sobre la pista de que cuando se recompensa el mérito y cuando se paga una deuda se están realizando dos actos diferentes, con distinto contenido moral. Y esa diferencia, muy importante, creo yo, está absolutamente diluida en los principios del mérito del sistema moral que nos ofrece Kraton.

Tras esta clarificación conceptual, creo que estamos en condiciones de investigar las consecuencias prácticas de un sistema moral de mérito-recompensa. Supongamos que, rechazando el sistema de libre mercado capitalista, establecemos un nuevo sistema, donde la retribución de los servicios y producciones humanas no va a ser mediante un precio fijado en el mercado, sino según el mérito que corresponda a tales servicios y productos. De entrada hay un problema de envergadura: ¿se recompensará según el mérito que aprecie el que presta el servicio o produce el bien o según el que aprecie el que recibe el servicio o producto? Porque es de todo punto ilusorio pensar que van a coincidir ambas valoraciones del mérito; realmente, sólo de forma totalmente extraordinaria en algún caso pueden llegar a hacerlo. Entonces, ¿qué ocurrirá? Si establecemos un sistema inicial de valoración ex post de la retribución, es decir, tú haz el trabajo y, cuando esté terminado, ya te diré con cuánto te recompenso según el mérito que vea en él (o, al contrario, hago el trabajo y ya le diré a usted cuando termine con cuánto me tiene que recompensar, según valore yo mi propio mérito), ese sistema creo que durará poco tiempo. La primera vez que me suceda que hago un trabajo y luego me pagan lo que yo considero una birria (pero al destinatario del trabajo le parece muy justo) o que me hagan un trabajo y luego me pidan un potosí (aunque el que hizo el trabajo le parece muy adecuado a su propio mérito), tomaré buena nota. Y la siguiente vez que tenga que hacer un trabajo o recibirlo, concertaré antes la recompensa; pero que, ahora, se empieza a parecer más a un precio concertado como pago de un servicio. Y ese sistema de concertación previa, tarde o temprano, acabará conduciendo a una igualación de los precios según las leyes de la oferta y la demanda. Si lo que me piden ex ante por hacer un trabajo es más que lo que me piden otros con los que hablé antes o con el precio que sé que se viene pagando por ese trabajo, no se lo encargaré al que me pide ese precio más elevado. Etc.

Es decir, el sistema de mérito-recompensa, si se deja al arbitrio de los miembros de la sociedad (y no hay violencia hobbesiana de por medio) desemboca inevitablemente en un sistema de mercado-precio. Esa es la consecuencia de la “cupiditas” propia de la naturaleza humana, que decían Hobbes y Spinoza. Pero si Hobbes veía en eso una fuente de conflicto eterno, no han faltado (especialmente, pero no sólo, Adam Smith) quienes han sostenido que el que cada uno vele por su propio interés no conduce necesariamente al conflicto, sino que puede ser el mejor modo de conseguir una maximización del bienestar y la riqueza en la sociedad.

Pero si se siguen manteniendo creencias antiliberales, y se rechazan los principios de la Economía Política clásica, no tenemos por qué desembocar final e ineludiblemente en la guerra de todos contra todos. Para eso tenemos el Leviatán. Si no se pueden conseguir acuerdos entre los ciudadanos sobre la valoración de los méritos respectivos, el Estado puede imponer un sistema de valores según mérito, en vez de dejar que los valores se fijen en el libre intercambio económico entre ciudadanos libres.

Nada se puede oponer, a priori, a esa ideología estatalista. Es tan válida como la otra liberal. De hecho es una creencia muy asentada desde antiguo, desde los tiempos del servo arbitrio, el “vivan las cadenas” o, en plan ya más teórico filosófico, el “miedo a la libertad” de Fromm o la libertad como condena de Sartre. No todo el mundo quiere ser libre, no todo el mundo es capaz de soportar la sartriana angustia de la libertad: hay quien busca el gregarismo y se encuentra a gusto ahí. Yo, personalmente, soy más bien cervantino: “La libertad, querido Sancho, es el don más preciado que dieron los cielos a los hombres”.

La opción estatalista, es decir, la imposición coactiva de un sistema de valores y de determinación del mérito desde el Estado tiene, además, serios inconvenientes. Todo va muy bien mientras los valores del Estado coincidan con los de uno; pero ¿qué pasa cuando difieren? Creo que es del todo ilusorio seguir manteniendo la idea de Rousseau de los representantes del pueblo defendiendo en la Asamblea la voluntad general, y no sus propios intereses (o valores) individuales o de grupo. Entramos ya en un terreno que se adentra peligrosamente en la política y se aleja de la Filosofía, pero no me resisto a traer aquí unas frases que leí recientemente de Mario Perniola, aquí, en una reseña con motivo de la reedición de su obra “La società dei simulacri” y que vienen muy a propósito para desengaño de quienes sostienen posturas estatalistas, introduciendo un término que yo no había visto hasta ahora en Filosofía Política:
Perniola escribió:
Nel momento in cui l’amministrazione della giustizia e le istituzioni sanitarie, scolastiche ed accademiche collassano, si è manifestato finalmente il dubbio che il furore contro le aristocrazie scientifiche, intellettuali e burocratiche ha portato al trionfo delle oclocrazie, cioè al governo dei peggiori. Spacciare l’oclocrazia per democrazia è un errore fatale che gli antichi Greci non avrebbero mai commesso.
Traduzco : En el momento en que la administración de justicia y las instituciones sanitarias, educativas y académicas colapsan, se manifiesta la duda de que el furor contra las aristocracias científicas, intelectuales y burocráticas ha llevado al triunfo de las oclocracias, es decir, al gobierno de los peores. Sustituir la oclocracia por la democracia es un error fatal que los antiguos griegos jamás habrían cometido

Como se ve, en todas partes cuecen habas, no sólo en España. Y Perniola ha detectado con gran agudeza lo que está sucediendo en el momento presente y lo ha calificado como "oclocracia”, el gobierno de los peores. Y estamos hablando de un autor izquierdista, o al menos que escribe en el blog “sinistra-in-rete”, es decir, “izquierda-en-red”. ¿Dejaría alguien sensato el inmenso poder del Leviatán, imponiendo valores y atribuyendo méritos, en manos de los peores? Pues eso. Lo peligroso de lo que dice Perniola, desde la izquierda, es su opción, como alternativa entrevista, por una especie de "aristocracia" de los intelectuales, que recuerda al Rey-filósofo de Platón; pero no me extiendo más en ello.

Y finalizo con una nota sobre la oclocracia en España y el mérito. Ahí están los que nos gobiernan, gente alimentada en las Juventudes de los partidos, que no han ejercitado jamás una profesión (Rodríguez Zapatero, Susana Díaz, etc.). El ejemplo más señalado de cómo se valora el mérito en España lo hemos tenido recientemente con la concesión del galardón de finalista del Premio Planeta a la antigua ministra de Cultura, González Sinde. En España no se llega a ministro por méritos literarios; se obtienen galardones literarios por haber sido ministro. ¿Se puede tener a la vista un caso más claro de oclocracia?
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


Jesús M. Morote
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Última Edición: 22 Oct 2013 08:37 por Nolano.
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Re: El mérito 21 Oct 2013 23:20 #17351

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Gracias Nolano, me has hecho reír con el comentario sobre el Premio Planeta :lol: , aunque no me alineo con tu pensamiento ;) .

Sólo una nota sobre el texto que citas de Perniola:
Perniola escribió:
Spacciare l’oclocrazia per democrazia è un errore fatale che gli antichi Greci non avrebbero mai commesso.

Yo traduciría Spacciare por “hacer pasar” en lugar de por “sustituir”:

“Hacer pasar la oclocracia por democracia es un error fatal que los antiguos griegos nunca hubieran cometido”

“Sustituir” parece en este contexto más ambiguo y se puede interpretar precisamente como lo contrario de lo que Perniola creo que quiere decir.

Buenas noches
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Última Edición: 22 Oct 2013 13:49 por cuervo ingenuo.
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Re: El mérito 22 Oct 2013 08:19 #17353

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Efectivamente, tal vez mi traducción de "spacciare" no sea la adecuada en ese contexto. Mi primer conocimiento de esa palabra italiana vino de la obra de mi santo patrón, Giordano Bruno, "el Nolano", que se titula "Spaccio de la Bestia Trionfante", donde viene a significar algo así como "expulsión"; la Bestia Triunfante era el Papa, naturalmente. Si atendemos a la etimología, quizá lo más adecuado sea traducir "spacciare" por "despachar". En el texto de Perniola, sería, pues "despachar oclocracia por democracia", entendiendo despachar en el sentido de suministrar en el mostrador de una tienda, como el tendero que da gato por liebre al cliente. En la obra de Bruno sería "Despacho de la Bestia Triunfante", donde despachar se utiliza en el sentido de "despachar a alguien", largarlo con viento fresco.

(Pido disculpas porque había estado utilizando "olocracia" por "oclocracia", que es lo correcto; he editado mis mensajes para corregir ese error. No conocía esa palabra que, sin embargo, está en el diccionario como "gobierno de la muchedumbre o de la plebe". No es exactamente eso lo que apunta Perniola, que sería más bien el "gobierno de la chusma".)
Cuervo_Ingenuo escribió:
aunque no me alineo con tu pensamiento
Espero que no te quedes ahí, porque no acabo de captar bien con cuál o cuáles de mis pensamientos no te alineas, pues creo que hay bastantes de ellos en mi no precisamente breve mensaje. Por ejemplo:
Nolano escribió:
Al fin y al cabo, como postulaba Kant, y yo estoy de acuerdo con él, si no hay libertad, no puede haber moralidad.
¿No te alineas con ese pensamiento?
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Última Edición: 22 Oct 2013 08:46 por Nolano.
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Re: El mérito 22 Oct 2013 09:40 #17354

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Nolano escribió:
quizá lo más adecuado sea traducir "spacciare" por "despachar". En el texto de Perniola, sería, pues "despachar oclocracia por democracia", entendiendo despachar en el sentido de suministrar en el mostrador de una tienda, como el tendero que da gato por liebre al cliente.

Sí, mucho mejor. Lo importante creo que es mantener el tono connotado del término… que alude al engaño de hacer pasar la oclocracia por la democracia.
Nolano escribió:
Cuervo_Ingenuo escribió:
aunque no me alineo con tu pensamiento
Espero que no te quedes ahí, porque no acabo de captar bien con cuál o cuáles de mis pensamientos no te alineas, pues creo que hay bastantes de ellos en mi no precisamente breve mensaje. Por ejemplo:Nolano escribió:
Al fin y al cabo, como postulaba Kant, y yo estoy de acuerdo con él, si no hay libertad, no puede haber moralidad.
¿No te alineas con ese pensamiento?
Perdona si te he parecido perezoso o maleducado. Lo cierto es que no me apetecía alimentar un debate que no nos va a conducir a nada, aunque tal vez sí… uno siempre aclara sus ideas convirtiéndolas en palabras cuando "construye" un texto.

Estoy de acuerdo con Kant, aunque no creo que nuestra sociedad sea libre. Somos presos del capital (con todo su significado), y negarlo me parece interesado. Con esto no quiero decir que yo tenga la fórmula secreta de la sociedad justa y libre, sólo digo que lo escribo: Que casi ninguno somos libres en esta sociedad, ni aquí en “Occidente” ni mucho menos “allí” en “Oriente”.
Nolano escribió:
Efectivamente, me parece absolutamente irrealista pretender que pueda haber unanimidad en la sociedad (que es lo único que daría lugar a un reparto voluntario de la renta y la riqueza entre sus miembros) sobre en qué consiste el mérito, cuál debe ser su recompensa y cuáles los límites de esta última. Si no existe esa unanimidad, tarde o temprano aflorará el conflicto entre individuos en competencia por recursos escasos. Y eso, o se resuelve mediante la ley del más fuerte o se resuelve mediante el Leviatán de Hobbes... o se resuelve mediante un sistema de libre competencia garantizado por el Estado. Pero para que esta alternativa sea viable tenemos que abandonar o, al menos, modificar fuertemente los principios de mérito de Kraton.

No creo que con esto pretendas decir que en nuestro sistema el Estado garantiza la libre competencia, así que esto no lo voy a discutir. Lo que sí podemos discutir es si una sociedad basada en la libre competencia (que vaya por delante yo creo que es imposible en nuestro sistema) genera o no conflicto. La humanidad ha visto a lo largo de su historia crímenes atroces, pero yo diría que las guerras más terribles se han dado y siguen dando dentro del capitalismo que presupone basarse en ésta.
Unos pocos años antes de que Adorno afirmase que con Auschwitz se constataba el fracaso de la cultura, Freud trataba de responder a Einstein ante su pregunta de cómo evitar la guerra (Las dos cartas, cuya lectura recomiendo, están publicadas en: EINSTEIN, A. FREUD, S., ¿Por qué la guerra?, Minúscula, 2000) y decía que lo único que nos aleja de la guerra es el impulso de la cultura. Aquel Freud de 1932 no sospechaba ni remotamente lo que iba a pasar, de hecho ya estaba pasando en Europa. Sin embargo a mí me gusta su pensamiento. Creo que ha sido Kraton en algún momento el que ha apelado a la educación. La tarea es colosal, pero no creo que debamos contentarnos con una sociedad injusta, inmoral y aniquiladora simplemente porque no seamos capaces de imaginar cómo se llega a una mejor. Aquí es donde veo yo que está el papel de la Filosofía que se discutía en otro lugar del foro.
En el epílogo de La Historia de la Filosofía del siglo XX de Delacampagne (que recomiendo y es texto obligatorio en Corrientes de la Filosofía II para los alumnos de estudios ingleses), Delacampagne habla de una “catedral inacabada”. Desde Hilary Putnam, Habermas, Rawls, Cavell o Apel expresa la necesidad de no limitar la filosofía a una práctica cultural. La filosofía debe ayudarnos a construir una sociedad mejor y más justa.
La renuncia a la razón (se acuerda de Heidegger) significa que no hay argumentos mejores que otros. El fin de la filosofía (como el de la historia) tiene y ha tenido graves consecuencias para la humanidad. No nos queda otra alternativa que la de continuar con la construcción de esa enorme catedral desde “los frágiles cimientos de la Ilustración”, dice él y yo suscribo.
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Última Edición: 22 Oct 2013 13:51 por cuervo ingenuo. Razón: oclocracia y no olocracia, perdón por la dislexia...
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Re: El mérito 22 Oct 2013 11:37 #17356

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Cuervo_Ingenuo escribió:
Perdona si te he parecido perezoso o maleducado.
Nada de eso, ni intención de meter a la gente en debates indeseados.

Era sólo que me sorprendió ese rechazo, no sé si global, a una presunta "línea de pensamiento" cuando creo que no había tal línea, sino muchas, en mi mensaje. De hecho, después de tu último mensaje sigo sin saber en qué divergen tu línea de pensamiento y la mía, especialmente porque mi línea trata sobre principios formales y la tuya (o vuestra) sobre valores materiales, respetables todos, pero discutibles sólo en términos de discrepancias subjetivas, o "emotivas" si se quiere, no solucionables si no es imponiendo al otro por la fuerza los valores de uno; porque en cuestión de valores no hay "justificación" posible, sino sólo diferentes actitudes emotivas ante la vida.

Pero, vamos, tampoco tiene demasiada importancia. No dejará de sorprenderme la incapacidad general para distinguir dos niveles que para mí están clarísimos en Ética. El nivel de los valores materiales y el nivel de los principios a priori (es decir, genuinamente filosóficos) de la Ética. Pero ya me voy acostumbrando.
Bin ich doch kein Philosophieprofessor, der nöthig hätte, vor dem Unverstande des andern Bücklinge zu machen.
No soy un profesor de Filosofía, que tenga que hacer reverencias ante la necedad de otro (Schopenhauer).


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Re: El mérito 22 Oct 2013 11:43 #17357

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Nolano escribió:
No dejará de sorprenderme la incapacidad general para distinguir dos niveles que para mí están clarísimos en Ética. El nivel de los valores materiales y el nivel de los principios a priori (es decir, genuinamente filosóficos) de la Ética. Pero ya me voy acostumbrando.

Debe de ser la postmodernidad que lo des-diferencia todo. En el futuro trataré de concretar más o simplemente no comentar tus posts. Gracias por el consejo (si es que lo es).
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Re: El mérito 22 Oct 2013 11:55 #17358

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Hombre, no te lo tomes así. Hablaba "en general".

Y no es un consejo, pues no soy quien para darlos; y nunca los doy. Me limito a mostrar explícitamente el terreno en el que estoy dispuesto a entablar discusión y el terreno en el que no.
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Re: El mérito 22 Oct 2013 12:05 #17359

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Nolano escribió:
introduciendo un término que yo no había visto hasta ahora en Filosofía Política
No te dejes sorprender tanto, porque la memoria puede jugar malas pasadas...

www.filosofiauned.es/index.php?option=co...=34&id=571&Itemid=60

:evil:
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Re: El mérito 22 Oct 2013 18:25 #17362

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Pues me había olvidado completamente de ese término. Cómo tengo ya el disco duro... :(

Pero digo en mi descargo que Perniola parece utilizarlo de forma diferente: el gobierno de los peores no tiene por qué coincidir con el gobierno de la chusma, que parece un grupo más concurrido. Yo asocié más su oclocracia al gobierno de una minoría; algo así como lo que ahora se ha dado en llamar "elites extractivas", un grupo de aprovechones que, sin mérito alguno, se han hecho los dueños del cotarro y lo están explotando a modo en su beneficio particular. Pero ese grupo parece algo reducido y no una muchedumbre, aunque esté apoyado en ésta, que lo vota gregaria y acríticamente unas elecciones tras otras.

Combinada esta característica, la de ser un grupo reducido, con la de tratarse de los peores elementos de la sociedad, que creo que es como usa el término Perniola, sí me parece un concepto novedoso en Filosofía Política, bastante alejado del tipo desviado de la democracia de Aristóteles y con rasgos propios. Y apoya esta tesis el que el propio Perniola dice que a los antiguos griegos no les hubieran colado una oclocracia por una democracia, cuando la lectura del propio Aristóteles parece apuntar a que sí había habido gobiernos de democracia desviada en Atenas; sin ir más lejos el Gobierno populista que condenó a Sócrates a muerte.
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