radioactivoman escribió:
Cuando la gente no tiene trabajo y no puede vender su mano de obra al capitalista empresario, la gente vende su cuerpo, trafica con drogas, armas órganos, niños, mata y roba, estafa y tima, y bueno en fin, todo lo que te puedas imaginar, para poder sobrevivir el las ciudades.
Todo menos apuntarse de voluntario a la Cruz Roja o ir a cantar al coro de la iglesia.
Por otro lado, ¿qué hay de la emprendeduría?
Si te vas de voluntario al extranjero a efectuar labores de ayuda humanitaria, como mínimo te dan de comer y de vestir y, de paso, ayudas a mejorar un poco el mundo. Un verdadero socialista lo haría así. No hace falta ser un camello o tirarse por la prostitución. Además, que no es verdad que todo pobre tenga como única salida la delincuencia y la prostitución, por más que las crisis económicas sean favorables a aumentar este tipo de actividades delictivas (en el caso de la prostitución me refiero sólo a la ilegal).
El victimismo es una manera infantil de eludir la responsabilidad. Para empezar, habría que ver si el pobre lo es por lotería natural o realmente tiene lo que se merece: holgazanería y etc. A veces tenemos exactamente lo que nos merecemos. La culpa no la tienen siempre los demás ni el capitalismo, que mucho rajar de él pero nadie ha sido capaz de articular una alternativa viable y realizable, ni tampoco nadie se va voluntariamente a vivir a Corea del Norte o Venezuela.
No me valen las utopías marxistas como alternativa al capitalismo. Con buenas intenciones y brindis al Sol no sacamos a nadie de la pobreza. Además, sin conocimientos de economía tampoco vamos a llegar muy lejos. Todo lo más a la demagogia. Si a eso le añadimos el resentimiento y la envidia hacia el que ha triunfado, pues ya tenemos muy resumido lo que hay detrás de una mentalidad anticapitalista. Pero basta que nos toque una Primitiva o que heredemos alguna fortuna para que la lucha revolucionaria y el anticapitalismo se esfumen rápidamente. Entonces es cuando bajaremos al banco a disfrutar de la vida y el capitalismo que antes tanto criticábamos.
Yo soy partidario de paliar los efectos de la lotería natural, pero no de que el contribuyente pague los platos rotos de una mentalidad irresponsable que se ha buscado su propia ruina. Yo me arruiné hace unos años y estuve trabajando cinco años sólo para enmendar mi error. No le eché la culpa a nadie, tampoco al capitalismo. Me limité a trabajar y ya está. Afortunadamente, a día de hoy soy hombre libre, sin posesiones pero sin deudas ni personas a mi cargo.