Puede que tengas razón en lo de terror-emoción. De hecho seguramente la tengas. Me estaba acordando ahora de lo de "terror paralizante", cuando nos bloqueamos del miedo que sentimos. Recordando momentos de haberme sentido así, y aquellos de "emoción", completamente de acuerdo en que no tiene nada que ver. El uno es más placentero, y el otro dista mucho de serlo.

Por cierto, suena Chove en Santiago de Luar Na Lubre en mi cuarto mientras escribo esto... ¿coincidencia ?

Hoxe non chove , Traducción: Hoy no llueve

Marinamomento tras el cual dejaste de creer en Dios? , porque cambiaste de ídolo

Marina escribió: Diría que algunos son instintivos. El miedo a las alturas, o a lo desconocido.
En cualquier caso, ¿cómo se "aprenden" los nuevos miedos, si no es viviendo experiencias peligrosas?
Y parece que algunos miedos son heredados, al menos en ratones.
Oh, sí. Yo empezaría prohibiendo a los hermanos Grimm, que menudas salvajadas escribían. Y seguiría con las historias macabras de Poe y el tarado ese de Lovecraft.
¡Y Shakespeare, con sus fraticidios por el poder, dando ideas raras a la baja nobleza!
¡Y Flaubert, volviendo licensiosas a las mujeres!

Raven, pulpo...¡mataisme!

Facilmente creo: piensa en un primo, sobrino pequeño, etc. que tengas, que esté jugando con unas tijeras. Le dices: "¡Cuidado, que eso corta!". No hace falta que el niño se haga daño para que aprenda que debe tener cuidado con ese tipo de utensilios. Tú le transmites ya ese miedo, la precaución.

(Equí sí que orbayó güei. ).

Si hubiese escuchado a mi madre de pequeño cuando me decía que no tocara la plancha, que quemaba, y yo lo hacía "para probar" o "para ver"... ¡O las ortigas! Que si el tallo no causa urticaria y las hojas sí, que si el tallo sí y las hojas no... así aprendí a no tocar las ortigas (y, de paso, mi padre me enseñó que la menta reduce el escozor que causan).
¡Curiosidad y experiencia, que grandes maestras!

Marina escribió: Igual es que hilo muy fino, pero aprender a tener cuidado no es lo mismo que tener miedo. Yo no tengo miedo a los cuchillos, con toda la lata que me ha dado mi padre.

Ahora, la primera vez que cogí un hacha (para cortar leña, nadie puede demostrar nada ) sin supervisión de un adulto, casi me quedo sin pie. La hoja cortó limpiamente la lengüeta de mi zapatilla de deporte, y ahí, quizá a un par de milímetros de mi piel, logré vencer la inercia y pararlo. No diría que tengo miedo a las hachas, pero me volví muy cauto en su manejo.
Aquí me he perdido


Volviendo al tema, traigo un paper que me parece muy interesante.

Aquí un resumen y una discusión, en general, menos técnica.

Viene a decir que algunos videojuegos generan cierta agresividad. La novedad es que dicen que el hecho de que el juego sea violento no tiene ninguna relación con la agresividad que provoca; la causa, sugiere el estudio, es la frustración que siente el jugador por un mal diseño (juegos complicados de manejar o con una dificultad demasiado alta).

Creo que estamos confundiendo varias cosas: Terror, miedo, aprendizaje, instinto y lo último necesidad e convivir con el terror de practicarlo de disfrutar viéndolo etc

En el paper hablan más claramente de la agresividad generada por videojuegos

Estoy de acuerdo contigo, pero más que confundir, yo diría que el tema se desvía o deriva en. Pero por si acaso, me atrevo a enlazaros lo que dice la RAE sobre Terror y sobre Miedo.Aunque pueda parecer una tontería, si tenemos bien definido y acotado lo que significan, podremos orientar el debate de mucho más acertadamente.

Tal vez os interese lo que dice Aristóteles sobre el miedo en la "Retórica":

El temor es la turbación que produce un mal inminente. Ha de ser un mal grande o un daño e inminente, pues lo lejano no se teme (todos sabemos que moriremos, pero como lo vemos lejano no nos preocupamos).

Son temibles las cosas que parecen tener gran potencia de causar daños, así como las señales de que dichas cosas están cerca. Inspiran temor las personas que nos odian o que están encolerizadas con nosotros cuando son capaces de hacer daño, pues está claro que desean dañarnos, de modo que la acción está cercana. Es temible también cuando la injusticia se alía con el poder. (1382 b).

También hay que temer al que es capaz de generar daño y se siente ultrajado o tiene miedo. En general es temible estar a merced de otra persona, porque el ser humano suele cometer injusticia.

Hay que temer a las víctimas de injusticia, porque están esperando su venganza. Los que han cometido la injusticia, si son poderosos, son también temibles pues ellos mismos temen la venganza de las víctimas. Hay que temer al que se disputa con nosotros cosas que no podemos tener los dos, pues siempre luchará con nosotros. Son temibles aquellos a los que los que son más fuertes que nosotros tienen miedo y los que han vencido a quienes eran mejores que uno. También hemos de temer a los que han atacado a los que eran más débiles que nosotros, porque han acrecido su peligrosidad. Y de entre los enemigos los más temibles no son los vivos y habladores; sino los mansos, irónicos y silenciosos, pues no sabemos sus propósitos.

Son temibles las cosas que no tienen solución y aquellas para las que no hay socorro o éste no es fácil. Son temibles todas las cosas que cuando ocurren a otros o amenazan con ocurrirles merecen compasión.

(1383 a) No se teme lo que no se cree que pueda pasar, ni a quienes se cree que no pueden causar daño. No temen los que están en un estado de enorme felicidad, ni los que de tal modo se sienten.

Por ello temen menos los ricos, los fuertes, los que tienen muchos amigos y los poderosos. Tampoco temen los que creen que ya les ha ocurrido lo peor, ni los que ya han sido gravemente torturados, pues para temer es necesario que quede alguna esperanza de salvación de todo aquello que nos angustia.

El miedo nos hace prudentes, pero nadie actúa prudentemente cuando ha perdido toda esperanza.

Yo creo que el terror sería más bien un temor extremo, que no causa turbación, sino un shock paralizante.

El miedo deja lugar a la reflexión ¿obtendremos ayuda?, ¿queda esperanza?, ¿qué podemos hacer?; pero el terror no medita porque es un estado de conmoción psicológica y física ante la presencia inmetidata de lo temible.

El terror es un estado físico muy intenso y por eso no es muy duradero; mientras que con un miedo moderado se puede vivir de modo permanente.