Esa distinción entre moral como estructura y moral como contenido, la toma Aranguren de Zubiri, y así lo reconoce en su "Ética".
En realidad, creo que lo que subyace bajo esa distinción es lo mismo que bajo otra, que es más de mi gusto, entre ética formal y ética material. La ética formal está vacía de contenido, es la moralidad trascendental. Consiste, bajo su formulación actual en términos de ética del discurso, en la disposición a discutir los seres humanos sobre lo que es correcto y lo que no, dando y recibiendo razones sobre ello los diferentes participantes en el diálogo.
La ética material sí tiene un contenido concretado en determinados valores. El problema es: ¿son compatibles la ética formal y la ética material? O, lo que sería lo mismo, ¿la moral como estructura y la moral como contenido?
Y el caso es que no lo son, al menos si admitimos, como parece razonable, que puede haber distintas tablas de valores en distintas sociedades, grupos e incluso individuos. Si uno se atiene a sus valores, no tiene por qué dar buenas razones para tenerlos: los tiene porque son los valores correctos y no está dispuesto a cambiarlos; si estuviera dispuesto a cambiarlos, ya no serían valores, sino opiniones contingentes, meros supuestos de partida que uno está dispuesto a abandonar en cualquier momento; y eso es muchísimo menos que un valor moral. Naturalmente, eso, especialmente entre interlocutores culturalmente muy distantes, arruina el diálogo y deriva en el fundamentalismo. Cuando uno se adhiere a determinada tabla de valores, deja de ser estructuralmente moral. Es como cuando tengo delante de mí un lienzo: puedo pintar ahí cualquier cosa; pero una vez que pinto algo, ya sólo queda eso y no otra cosa. La apertura del lienzo en blanco desaparece, pues el contenido que le he dado mediante la pintura lo clausura.
Los valores no son constitutivos de la moralidad; sencillamente son la materia sobre la que versa la moralidad, una adherencia molesta, pero tal vez inevitable, a la moralidad pura y universal. Creo que, en este sentido, la lección de Kant fue bastante clara.