Hola Elías.
Escribes:
El problema de “cantar” la muerte de Dios es que el paso siguiente, se quiera o no, o se sepa o no, es “cantar” la muerte del propio hombre. Y creo que de esto último muy poca gente se da cuenta. Porque lo que ha acontecido después de la muerte de Dios, y como consecuencia de la misma, no ha sido precisamente la consecución de una mayor plenitud humana sino justamente lo contrario, es decir, la disolución del mismo. La disolución del hombre.
No lo veo así. Ni siquiera Kant lo vio así cuando aseguró que la ley moral (su imperativo categórico moral) era incluso posible y necesario sin Dios. Tan solo bastaba, dijo el propio Kant,
fe racional pura.
Los malabarismos metafísicos que realizó Kant para justificar un a priori necesario en la ley moral (fe racional pura) también los hizo Heidegger, en "Ser y tiempo", cuando se preguntó por el sentido del ser intentando prescindir de las influencias o sesgos de la tradición (cultura y religión) en su análisis existencial.
Así pues ¿por qué ha de diluirse
el hombre con tan solo "cantar la muerte de Dios"? Lo que se ha ido diluyendo, lenta pero imparablemente, ha sido el humanismo, que no es lo mismo; se ha diluido lo humano, la esencia trascendente del hombre, por decirlo de alguna manera.
Sigues:
Según mi interpretación de Heidegger fue precisamente él, entre otros, quien más ha contribuido a la muerte o a la disolución del ser humano.
Si por
disolución de ser humano te refieres al humanismo, de acuerdo.
Sigues:
Es decir, según Arendt, Heidegger rechaza el término “hombre” y lo sustituye por el de “ser-ahí” porque de lo que se trata es de borrar al hombre y para ello lo mejor es empezar borrando el término que lo nombra.
No es que Heidegger rechace utilizar el concepto de
hombre para "borrar" a este, como dices. Lo que hace Heidegger, precisamente, es intentar despojar al hombre de sus ropajes humanos, es decir, intenta dejarlo desnudo como un fenómeno (un ser-ahí) frente al mundo, sin la esencia apriorística trascendente que le presuponían las religiones y la moral imperante en Occidente; moral que era, obviamente, heredera de Kant.
¿Y por qué se refiere al Dasein (ser-ahí) en vez de al
hombre?
Pues porque, como ya he señalado, el concepto de
hombre estaba estrechamente ligado, histórico-culturalmente, y a través de la religión, al concepto de
humano.
Hasta Heidegger, para que nos entendamos, hombre y ser humano eran sinónimos. Y lo que trató Heidegger, insisto en este punto, fue romper dicha sinonimia. Para ello no tuvo más remedio que realizar un análisis lo más aséptico posible (fenomenológico) para separar al ser humano (portador de esencia trascendente) del hombre (ser-ahí, de carne y hueso y desnudo frente al mundo).
Sigues:
Por cierto, Heidegger no afirma la muerte de Dios. De hecho nos habla del Ser. Nos habla del Ser aunque no termine nunca de decirnos de que se trata. Eso sí, apunta a que el Ser sólo puede ser expresado mediante el lenguaje poético. Y creo que no le falta razón.
¿Y cuándo y dónde he escrito yo que Heidegger afirmase la muerte de Dios?
Como ya he explicado, Heidegger buscó
el sentido del ser, que fue tanto como buscar al hombre desnudo (ser- ahí); pero lo buscó sin recurrir a trascendentales apriorísticos (Dios, alma inmortal).
Heidegger realizó el último gran ensayo metafísico, tras el fracaso de Kant, para, precisamente, reivindicar y dignificar al hombre sin la necesidad de hacer trampas, es decir, sin la necesidad de recurrir a presupuestos no comprobables.
Sigues:
Lo que sí afirma Heidegger es la muerte de Dios entendido éste como un ente. De hecho, y es cierto, que a Dios se lo ha entendido como un ente aunque se lo tratara como el Ente Supremo. Sí, sería supremo pero no por ello dejaría de ser un ente.
Cierto. Como ya señalé, a Heidegger le interesa preguntarse por (¿hallar?) el sentido del ser a través del Dasein, porque es el Dasein, el hombre de carne y hueso el único capaz de hacerse tales preguntas; porque el Dasein es el pastor del ser, su custodio, no es una esencia de ser en sí mismo, como sostenía el humanismo.
¿Qué hace Zubiri, ya que lo trajiste a colación, cuando asevera que "el hombre es un animal de realidades"? ¿Acaso no está despojando al hombre, también, de ese errado humanismo obcecado en erigirle en esencia y justificación de sí mismo?
Precisamente, ¿en qué consiste esa "religación" de la que nos habla Zubiri? No se trata, necesariamente y como bien sabes, de una religación con Dios, sino de una
comunión, o ligazón, para no dar lugar a equívocos utilizando terminologías religiosas, con la realidad.
El hombre está religado a la realidad, a su mundo circundante, que será tanto como decir que el hombre, el de carne y hueso, desnudo y despojado de esencia apriorística, está vinculado en estrecha comunión con la vida y la naturaleza.
Ahora ya nos empezamos a entender:
Algunos afirman que pese haberse extendido el certificado de defunción de Dios, Dios ha vuelto. Yo personalmente no lo creo así. Lo que sí que ha vuelto, si es que alguna vez se fue, es la religiosidad. Es decir, lo que sí que creo que se fue o que está muerto y enterrado es cierta concepción de Dios.
¡Exacto! No es que haya vuelto Dios, sino que estamos siendo conscientes (Zubiri ya se dio cuenta de ello) de que estamos inevitablemente religados a la vida (a la realidad, valga la redundancia).
Lo expresas muy bien:
"ha vuelto la religiosidad",
es decir, la necesidad de sentirnos religados a la vida; la necesidad de que nuestro ser, en definitiva y como dijera Heidegger, sea
"algo, más que nada".
Concluyes:
De lo que se trataría es de reformular, para el que así crea, un nuevo concepto de Dios y de aceptar los límites o vías de conocimiento y expresión del mismo. Estas vías serían precisamente la mejor salvaguarda para cualquier tipo de fanatismo.
¡Exacto! Hay que volver, como dije, a crear y reformular
nuevos valores. Pero ¿por qué un nuevo concepto de Dios y no un nuevo concepto de vida? Si lo que quieres decir es que hay que buscar un "sustituto" de Dios, prescindiendo de un ente supremo, estamos de acuerdo.