Hola Herrgoldmundo.
Como habrás advertido dije según mi interpretación de Heidegger. Entiendo perfectamente que si tu interpretación del mismo no es coincidente con la mía entiendas que Heidegger no intente acabar con el ser humano sino con la concepción que de tal tiene la modernidad.
Me preguntas: “¿Qué hace Zubiri, ya que lo trajiste a colación, cuando asevera que "el hombre es un animal de realidades"? ¿Acaso no está despojando al hombre, también, de ese errado humanismo obcecado en erigirle en esencia y justificación de sí mismo?
Precisamente, ¿en qué consiste esa "religación" de la que nos habla Zubiri? No se trata, necesariamente y como bien sabes, de una religación con Dios, sino de una comunión, o ligazón, para no dar lugar a equívocos utilizando terminologías religiosas, con la realidad.”
Sí, efectivamente, Zubiri realiza una crítica a la modernidad y por ende a la concepción que ésta poseía en torno al hombre. No niega a la persona sino a la concepción que sobre ella se ha desarrollado. Para no extenderme demasiado, y ya que conoces a Zubiri, decirte que el no defendía o identificaba la intelección, en su radicalidad, con la razón sino con la aprehensión de realidad entendida ésta como formalidad. Eso que llamamos razón sería un momento ulterior y bastante limitado. Como no entendía al hombre con la categoría de sustancia sino con la de sustantividad (neologismo que él mismo acuñó).
Por cierto, Zubiri, y a pesar de haber sido discípulo de Heidegger, enseguida sustituyó el término a-rrojado por el de re-ligado. Y sí, efectivamente, el término religado hace referencia a lo que Zubiri denominaba, y consideraba un “hecho”, al poder de lo real y no propiamente a Dios. Cuestión aparte es que posteriormente esa religación al poder de lo real se resolviera en pura mundanidad ( a-teísmo) o en la creencia de una Realidad-Fundamento. Y como ya dije para Zubiri el fundamento (la realidad fundamento) no es ni puede ser ente o cosa siguiendo a Heidegger..
Ahora bien, la diferencia entre Heidegger y Zubiri era notable, al menos desde mi interpretación de ambos. Aunque en esto no es muy claro parece que Heidegger se decantaba, o al menos en muchas ocasiones, por la pura mundanidad mientras que Zubiri, y como todo el mundo sabe, no. Pero bueno, no es esto lo que ahora me interesa resaltar.
La diferencia verdaderamente importante, aunque ya sé que no estás de acuerdo, tiene lugar en torno a la idea del hombre. Personalmente considero que el primer Heidegger no cuestiona la existencia del sujeto pero sí la idea que se ha dado en torno a él. Es decir, el ser humano es un ente que su ser consiste en tener que hacer-se. Tal como yo lo veo Heidegger no está negando aquí la existencia de un “sí mismo”, es decir, del concepto tradicional y trascendental de persona. Creo que éste es el Heidegger del que tú hablas y con el cual yo también estaría de acuerdo. Es decir, con el Heidegger de ser y tiempo.
Pero es que considero, e insisto en que es mi interpretación de Heidegger, que hubo posteriormente un cambio en Heidegger. Heidegger nos habla de un “sí mism”o (entiéndase como el concepto trascendental de persona). Pero éste “sí mismo” puede ser auténtico o inauténtico. El “sí mismo” inauténtico es aquel que se disuelve en el Uno. Y por Uno hay que entender, o yo al menos así lo entiendo, como el disolverse en lo ente o sólo atender a la entidad. El hombre inauténtico es aquel ente que no va más allá de su propia entidad y acaba haciendo lo que otros hacen, acaba diciendo lo que otros dicen y acaba pensando lo que otros piensan. Ese hombre inauténtico sería el hombre-masa del que nos habla Ortega.
Pues bien, pienso que Heidegger acaba por considerar que esa era la verdadera esencia del hombre. Es decir, la verdadera esencia del hombre es su existencia. Pero una existencia inauténtica y no la auténtica. Pero entonces, y si decimos que existe un sí mismo cuya esencia consiste en una existencia inauténtica entonces lo que se está estableciendo es un contrasentido. Esa consideración de que la esencia de un ser humano es una existencia inauténtica lo que hace es precisamente disolver ese “sí mismo”. Pues bien, creo que fue esa decepción de Heidegger en torno al hombre y la consideración de que la esencia del hombre es una vida inauténtica la que posibilitó su deslizamiento hacia el nacionalsocialismo.
Aunque puedo entender el que se me diga que para Heidegger la verdadera esencia del “sí mismo” es la vida auténtica aunque pase la mayor parte de su tiempo en un estado de vida inauténtica. Mientras que la esencia fuera la vida auténtica entonces la persona o el “sí mismo” estaría salvado.
Dices, Herrgoldmundo: “¡Exacto! Hay que volver, como dije, a crear y reformular nuevos valores. Pero ¿por qué un nuevo concepto de Dios y no un nuevo concepto de vida? Si lo que quieres decir es que hay que buscar un "sustituto" de Dios, prescindiendo de un ente supremo, estamos de acuerdo.”
Verás, es que estoy diciendo más que eso. Es decir, lo que no estoy diciendo es que los nuevos valores tengan que salir, sí o sí, de la creencia en Dios aunque dicho concepto fuera reformulado. Lo que estoy diciendo es que los valores religiosos, previamente reformulados, pueden contribuir a la realización conjunta de unos valores que todos pudiéramos compartir. Creo que dejar al margen los valores religiosos es un profundo error. Error que Habermas, por ejemplo, ha entendido.
En la actualidad me parecería tan error intentar construir una nueva cosmovisión únicamente desde la creencia en Dios como intentarla construir al margen de toda creencia religiosa. Porque ello significaría no sólo dejar al margen las creencias, religiosas o no, sino dejar al margen a las propias personas.