Hola Elías, iba a contestarte pero Nolano se adelantó.
Nolano no se atreve a ser más "claro", pero como yo soy orteguiano y creo que "la claridad es la cortesía del filósofo", lo diré sin paños calientes:
Claro que Kant no fue el culpable de que
la mediocridad se implantara en Occidente, en todo caso él (junto con su legado) fue una víctima más.
Resulta políticamente incorrecto señalar a los culpables, pero como nadie se atreve a hacerlo lo haré yo. ¡Qué se la va a hacer, "noblesse oblige"!
Marx fue el culpable, pues incluso con todas las razones de peso que tuvo ( que yo no negaré) para desnudar la prepotencia del capitalismo burgués, fue quien se cargó, como daño colateral irreparable, la ley moral kantiana. Sí, después vinieron otros (como el ya mencionado Sartre) para "desfacer el entuerto", pero el daño ya estaba hecho: el sujeto trascendetal kantiano, tras "El manifiesto comunista", quedaba tan muerto como Dios.
Y con Kant no solo moría el sujeto trascendental, sino que
moría la necesidad o aspiración a ser un buen pastor. Nacía así, desde el relativismo, el igualitarismo (nadie es mejor que nadie, ni ningún valor es mejor que otro). A partir del igualitarismo y la aristofobia (rechazo a lo mejor y más excelente) se impuso la mediocridad. Y en éstas estamos, viéndolas venir.
Escribió Nolano:
De hecho, la creencia en la existencia de un imperativo categórico trascendental blindaba al hombre kantiano contra el gobierno de los inmorales. Sin imperativo categórico, es decir, sin sujeto trascendental, el rebaño humano queda a merced de la oclocracia.
¡Plas, plas, plas! Perfectamente explicado.