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TEMA: Reflexiones y comentarios en torno a la envidia.

Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 27 Ene 2016 12:31 #34815

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"La envidia igualitaria" es un interesante y desconocido libro de Gonzalo Fernández de la Mora; una obra inteligente que reflexiona sobre el pecado capital más característico de las Españas: la envidia. Y, seguramente, también sea una obra desconocida porque su autor presentó múltiples estigmas, todos ellos imperdonables en nuestro cainita país: fue un brillante intelectual, conservador y católico. Demasiado para un país, España, cuya esencia es fundamentalmente comunista.

Gonzalo de la Mora escribió todo un libro para demostrar que la envidia igualitaria era (es y sigue siendo) el mal de nuestro tiempo; el mal de rechazar mérito y excelencia. En realidad podríamos decir, sin temor a errar, que la envidia igualitaria es un mal que asola a Occidente, y a España de forma particularmente cruenta, desde hace siglos, seguramente desde que el hombre es hombre (recordemos a Abel y Caín).

La primera parte del libro se dedica a recoger textos y testimonios históricos de numerosos autores que vieron en la envidia un peligroso mal, un vil enemigo no solo para la paz espiritual de los individuos, sino también para la convivencia en sociedad.
De entre las muchas citas que se suceden en esta primera parte, a mí me han parecido especialmente acertadas y henchidas de verdad las siguientes:

1- "Que yo me atreva a decir lo que quiero y que quiera decir lo que debo esquivando la venganza divina y la envidia de los hombres" (Gorgias).

2- "Sé con certeza que los dioses son envidiosos" (Herodoto).

3- "En el caso de que yo fuese condenado, los que me habrían perdido no serían ni Meletos, ni Anito; serían las calumnias y la envidia" (Sócrates).

4- "El poder político desarrolla la envidia" (Platón).

5- "Escaparás de la envidia si no te expones a ser visto, si no te jactas de tus bienes, y si te alegras en privado" (Séneca). Significativo que fuese un cordobés de la antigua Hispania quien diera las primeras recetas contra los envidiosos.

6- "Sabía Pilatos que por envidia se lo habían entregado" (Evangelio) y "Jesús..., que había de ser envidiado, desconocido y crucificado" (Justino).

7- "Se pregunta el envidioso: ¿En qué soy menos que ése o aquél?, y ¿por qué no soy igual o superior a ellos" (Papa Gregorio I). Clara referencia al igualitarismo como hijo de la envidia.

8- "La envidia tergiversa en el peor sentido lo que es bueno" (Juan Luis Vives).

9- "Son envidiados los iguales que sobresalen" (Bacon).

10- "No hay envidioso que confiese que lo es, su mal es la hipocresía" (Quevedo).


Comentarios de las citas seleccionadas

Cita nº 1: resulta curioso que fuese Gorgias, un pensador presocrático, quien, en mi opinión, mejor descubriera y señalara cuál era el fin último de la insana envidia: enmudecer las voces disidentes y críticas con el gregarismo uniformador; acallar, en definitiva, a los más doctos y sabios por mor de garantizar la salvaguarda de los diferentes suprematismos de turno (ideológicos y/o religiosos) imperantes en cada época o período histórico.
Gorgias se animaba a sí mismo para ser valiente y atrevido para poder ser él mismo; para decir lo que pensaba sin sufrir la venganza de los dioses o, peor aún, padecer la envidia de los hombres.
Descubrimos en esta magnífica cita un primigenio temor del hombre libre a ser represaliado por poderes superiores: dioses o entes políticos (envidia de los hombres).
Nos señalaba Gorgias, indirectamente, que la única manera de esquivar la envidia era callando, permaneciendo silente y acrítico por tal de no despertar el interés de los comisarios políticos de turno. Y fue ante la sumisión del silencio prudente ante lo que se rebeló el pensador griego, instándose a sí mismo a tener valor para poder expresarse libremente.
Célebre es también la cita de Heráclito: "Yo he de callar, mientras hablen los corruptos ciudadanos de Efeso". Pero tratándose del orgulloso Heráclito, no podemos estar seguros de si su obligado silencio se correspondía más con la voluntad de mostrar desdén ante la mediocridad circundante o, como Gorgias, también intuyó que el silencio era el mejor recurso para esquivar las acciones de los corruptos, por lo general también rencorosos y envidiosos.
En cualquier caso, Homero nos propuso otra solución en su "Odisea", alternativa al silencio, para poder escapar de la venganza de los dioses (y de la envidia de los hombres, añado yo): no vanagloriarse ante los demás y permanecer en el anonimato.
Cuando Ulises hirió al gigantesco cíclope se cuidó mucho de gritarle: "¡Ha sido Nadie quien te ha herido!". De esta manera, Ulises no permitió que Polifemo supiera su verdadero nombre y, con ello, evitó que los dioses pudieran vengar las ansias revanchistas del cíclope. Pero con esta ingeniosa acción, Ulises también consiguió que su meritoria hazaña no obtuviese el aplauso o reconocimiento de los hombres, es decir, antepuso su salvaguarda a las ansias de Glorias. ¡Magnífica lección de supervivencia!

Cita nº 2: por supuesto que Herodoto podía decir con certeza que los dioses eran envidiosos, pues los moradores del Olimpo estaban hechos a imagen y semejanza de los hombres; con todas las bondades y virtudes humanas, pero también con todos sus vicios y miserias. Los dioses griegos eran envidiosos, vengativos y resentidos; eran dioses eternos, dotados de psicología de carne y hueso, que gustaban de retozar y jugar con los humanos, bien amándoles o haciéndoles la vida imposible. Con los dioses griegos se hacía cierto aquel bello aforismo de Nietzsche que sostenía que la mujer aprendía a odiar en la medida que olvidaba cómo seducir. Otro tanto sucedía con los dioses griegos: pobres de aquellos mortales que, no habiendo sucumbido a sus juegos seductores, osaran ningunearles desdeñando sus encantos sobrenaturales; pero pobre de aquellos, sobre todo, que se atreviesen a rechazar sus favores divinos.
La cuestión es: ¿los dioses crearon a los hombres? ¿O fueron los seres humanos quienes crearon a los dioses? Parece claro que han sido los pobres mortales de cada época quienes han proyectado sus miedos y deseos en la necesidad de crear dioses a su imagen y semejanza. Así, los dioses griegos semejaban seres humanos, pero eran inmortales y tenían poderes sobrenaturales; eran la representación de los deseos humanos hechos realidad a través de ficticias deidades. Pero los dioses provenientes de Oriente Medio, que tanto influyeron en el primigenio cristianismo, fueron proyecciones resultantes de otros tipos de psicologías, humanas, demasiado humanas y antivitales; fueron dioses creados desde el miedo, cuando no desde el desprecio a la vida.

Cita nº 3: Sócrates lo vio con meridiana claridad: allí donde alguien se erigía en defensor del bien común o de las tradiciones de una época (cultura, ideologías, creencias religiosas...) siempre se hallaba oculta la insana envidia, el sempiterno recelo ante lo mejor y más excelente; el desprecio del mediocre incapaz de perdonar la soberbia y la prepotencia de quienes se creían mejores.
Solo sé que no se nada, proclamó el prudente filósofo griego. ¿Por qué se ninguneó a sí mismo el taimado Sócrates? ¿Quizás porque ya era sabedor del peligro que correría si despertaba la envidia de los hombres a través de actitudes prepotentes y orgullosas?
Solo cabe un tipo de prepotencia, de narcisismo tolerado por las masas: el que se disfraza convenientemente con los ropajes de la justicia y el bien común.
Resulta indecoroso, porque así lo exigieron los valores morales de los más timoratos, proclamar aquello de uno es para mí el mejor si es como miles (Heráclito). Sin embargo, nos han hecho creer que la virtud suprema consistirá en defender al débil y al oprimido; la mejor moral será la que defienda a los miles por encima de la superioridad de un uno que pudiera osar sobresalir entre la medianía de la masa.
Si una personalidad narcisista y prepotente, hoy, desease sublimar su imperiosa necesidad, programada biológicamente, de reivindicar su yo, debería hacerlo convenientemente disfrazada, de tal manera que su particularista necesidad de autoafirmación apareciese ante los demás como un altruismo interesado por el bien común.
A los individuos inseguros de sí mismos les cuesta mucho reconocer la inteligencia superior de algunos de sus semejantes, pues ello sería tanto como reconocer, implícitamente, sus propias limitaciones. Sin embargo, todos rinden pleitesía a la bondad superior; se inclinan ante quienes se muestran humildes y también sumisos; ante quienes parecen no desear tanto sobresalir como servir a los demás.
A las masas les gustan los disfraces del buenismo.

Cita nº4: decía Platón que el poder político desarrollaba la envidia. Yo diría más bien lo contrario: la envidia crea y da forma a ideologías que, a la postre, se insertarán en el subconsciente colectivo de las masas a través de políticas llevadas a cabo por manipuladoras pedagogías sociales.
La política solo es un medio, un mantra dogmático que habrá de repetirse machaconamente, desde escuelas y medios de comunicación, para domesticar a las masas (ideologizarlas) según los dictados de los programadores de vida de turno (ideólogos).
¿Qué sucedería si los ideólogos de un determinado programa de vida diseñaran un proyecto político desde el resentimiento y la envidia? Pues que tendríamos proyectos de vida en común articulados desde el phatos de sentimentalismos igualitarios: nadie es más que nadie, nadie vale más que nadie... Igualaríamos al docto con el necio, al prudente con el irresponsable, al sacrificado trabajador con el irredento reivindicador. Se daría forma, en definitiva, a un deshumanizado y antivital programa de vida comunista.

Cita nº5: me ha gustado especialmente esta advertencia de Séneca: "Escaparás de la envidia si no te expones a ser visto, si no te jactas de tus bienes, y si te alegras en privado", ya que constituye en sí misma toda una autolimitación y negación del propio yo. Viene a decirnos, en definitiva, que si no deseamos sufrir las iras de los envidiosos, mejor sería retirarnos a vivir en soledad, cuales ermitaños, a una montaña lejana. Pero como el común de los hombres debe vivir en sociedad, no cabe mayor precaución que la de ocultarse tras el disfraz de la humildad: ya sabéis, nada de jactarse o vanagloriarse ante los demás, pues nada disgusta más a un envidioso que la prepotencia y el orgullo de quienes se creen mejores y superiores. Humildad ante todo, hermanos.

Cita nº6: la cita escogida del Evangelio no tiene desperdicio: "Sabía Pilatos que por envidia se lo habían entregado". He aquí un claro ejemplo del despreciado que se convierte en despreciador. Resulta curioso cómo el judeocristianismo, desde su génesis a través de victimismos y sentimientos de inferioridad (sentirse despreciado) evoluciona hacia un estadio de supuesta superioridad moral que le permite erigirse en despreciador. El mismo Justino señaló que Jesús fue envidiado y por ello crucificado. ¿Acaso no le sucedió lo mismo, muchos siglos antes, al virtuoso Sócrates?
¿Qué subyace en estas morales que erigen la virtud como valor supremo de vida? ¿Acaso no despreciaba Sócrates a sus iguales, ninguneándoles y ridiculizándoles, a través de su superioridad moral disfrazada de humildad? ¿No despreciaba Jesucristo a sus supuestos iguales, con la mayor de las prepotencias, al asegurarles que él era, ni más ni menos, que el hijo de Dios? Y sin embargo, y a pesar de sus respectivas prepotencias, Sócrates despreció a los prepotentes aristois de manera parecida (disfrazado de virtud) a como Jesucristo despreció a los orgullosos gentiles. El orgulloso que desprecia al orgulloso. Siempre se trata de lo mismo: imponer una prepotencia sobre otra. La cuestión será, por tanto, conseguir taimadamente que la prepotencia propia parezca la mejor, la más moral y virtuosa ante las masas. Amén.

Cita nº7: el Papa Gregorio I decía que el envidioso se preguntaba "¿por qué no soy igual o superior a ellos? He ahí, de nuevo, una referencia a los sentimientos de inferioridad que subyacen en todo envidioso resentido ante lo mejor y más excelente. El judeocristianismo, sin embargo, supo cómo mitigar esta insana envidia, proclamando, tan pancho como ancho, que en realidad no hay nadie superior a los demás: todos somos iguales.
El primigenio igualitarismo descubría, así, que para contentar a las masas era más fácil igualar hacia la mediocridad generalizada que instar a los envidiosos a ser mejores a través de esfuerzo y sacrificio. Al envidioso, o individuo despreciado, se le convertía de esta manera en despreciador; se le enseñaba a despreciar al aristoi, al gentil y al noble, al tiempo que se le negaba la posibilidad de ser él mismo uno de los mejores. Y es que la resignación cristiana tan solo enseñaba eso: resignación. El despreciado no debe esforzarse en mejorarse, no al menos a través de los valores de superación y sacrificio del aristoi, sino que debe esforzarse en ser lo más humilde posible, lo más autolimitado posible, lo más resignado posible, hasta alcanzar la suprema virtud cercana a la autoimolación o negación de sí mismo. El virtuoso, como Sta Teresa, debe vivir en sí mismo sin poder vivir.

Cita nº8: ¿Qué decir de esta magnífica apreciación de Juan Luis Vives?
¿Todavía puede quedarnos alguna duda de que la envidia es el motor que transmuta valores y, por tanto, pervierte la vida misma? ¿Es casualidad que la moral más envidiosa haya sido la que decidiera qué es lo bueno y lo malo?

Cita nº9. Dijo Bacon, el hijo de la Gran Bretaña, que "solo son envidiados los iguales que sobresalen". Y dijo bien, porque: ¿A quiénes habrían de envidiar los mediocres sino a los propios mediocres? ¿Pero un individuo sobresaliente podría envidiar a otro individuo excelente?
Yo creo que si un individuo es verdaderamente excelente, es decir, es consciente de su valía y posee una adecuada autoestima, no envidiará a sus iguales, pues de ellos podrá aprender y tomarlos como referentes o modelos ejemplares. El individuo excelente es dócil ante lo superior, mientras que el mediocre siempre arremete indócil (rebelde) contra todo aquello que escapa a sus posibilidades de ser (inteligencia, integridad personal, madurez emocional...). El mediocre, como la zorra de la fábula, ha aprendido a despreciar a los mejores, consciente de que él mismo jamás podrá alcanzar la excelencia de los mismos. ¡Qué verdes se le antojan al mediocre las uvas de la excelencia!

Cita nº10: Quevedo da un paso más: el envidioso por fuer ha de ser, además, hipócrita. Sabía el sarcástico escritor español que la hipocresía es el pecado propio de todo fariseo, y que no hay fariseo que no padezca del mal de la envidia.
Hay que envidiar, sí, pero con disimulo. Si el envidioso arremete contra el vecino que es más afortunado que él, deberá hacerlo reinterpretando el porqué de semejante desigualdad.
Desde luego, el envidioso no reconocerá que la fortuna de su vecino se pueda deber a que su igual sea persona más trabajadora y sacrificada; menos aún atribuirá el éxito de su vecino a que éste sea más inteligente que él mismo. Si el envidioso no es demasiado indócil, se contentará con achacar la fortuna de su vecino a la suerte. Pero si el envidioso es un rebelde como Dios manda, ebrio de revanchismo y de necesidad de autoafirmar su propia prepotencia, se dedicará a elaborar y desarrollar justificaciones sociales; deberá demostrar que si su vecino es mejor que él mismo, no será porque su prójimo tenga una mejor dotación genética o intelectual, sino porque las circunstancias le fueron más favorables. ¡Qué injusticia!
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 27 Ene 2016 20:17 #34821

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Hola Herrgoldmundo


En primer lugar felicitarte doblemente. Y ello por los siguiente motivos:

1.- La primera es que considero que toda persona que se tome la molestia o que realice el esfuerzo de elaborar un tema debe de ser felicitado.

2.- Y la segunda es que toda aquella persona que se expone mostrándonos lo que piensa y siente aún sabiendo que puede ser objeto de críticas ( a veces implacable) debe de ser felicitado.

Pues bien, vayamos ahora con la crítica que no sé si será o no implacable . Aunque espero que esta vez no lo sea.

1.- Personalmente no creo en la esencia de los pueblos ni en el de las personas ( en este caso con el sentido que se le suele dar tradicionalmente a la palabra esencia). Aunque bien pudiera ser que no estés utilizando la palabra esencia en sentido filosófico sino metafórico. Pero aunque ese fuera el caso no entiendo por qué nos dices que España es esencialmente comunista. Hasta hace bien poco se nos decía que era esencialmente católica.

2.- No me queda suficientemente claro si lo que se está diciendo es que la envidia igualitaria se ha dado desde que el hombre es hombre, desde la modernidad o desde la postmodernidad. Sólo estaría de acuerdo en el último de los casos siempre y cuando haya entendido bien el concepto de envidia igualitaria.

3.- No sé lo suficiente de antropología para hablar con conocimiento de causa. No sé si la envidia se daba desde los orígenes de la humanidad o empezó con la división del trabajo. Como tiendo a pensar que la envidia está también mediada por la cultura me decantaría, lo cual supone una opinión, que aparecería con la división del trabajo y con la posesión por parte de los individuos y no del grupo.

4.- En la Antigüedad no creo que pudiera hablarse de envidia igualitaria. Insisto, puede que te haya malinterpretado. Está claro que los sacerdotes y demás poderes tuvieron que justificar mediante relatos el por qué ellos ostentaban el poder. Y esos relatos eran aceptados por el pueblo.. Se sentía envidia pero no porque se creyera en la igualdad ( la desigualdad era asumida) sino porque no era uno el que poseía el poder. Es decir, la desigualdad era plenamente asumida.

5.- La cosa, y a mi juicio, cambió con la modernidad. En la modernidad, y cuando se hablaba de igualdad, se hacía referencia únicamente a la igualdad de derechos políticos y no de naturalezas. Es decir, se asumía la diferencia, y de hecho se admiraba socialmente, el mérito y la excelencia, pero no por ello se consideraba que aquellos que no eran poseedores de los mismos debían de ser despojados de una serie de derechos políticos.

6.- Otra cosa es lo que ocurre en la postmodernidad. Ahora ya no se trata de que todos consideren, e independientemente de los méritos y de la excelencia, que todos deben poseer una serie de derechos fundamentales ( con lo cual estoy de acuerdo) sino que lo que se niega erróneamente es la existencia de los méritos y la excelencia.


Un Saludo
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 28 Ene 2016 00:06 #34822

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Herrgoldmundo escribió:
"La envidia igualitaria" es un interesante y desconocido libro de Gonzalo Fernández de la Mora

Yo lo he citado muchas veces. Aunque la primera reseña es la tuya. El prólogo de la edición de Áltera (2011) es de Pedro Carlos González Cuevas, el profesor de la optativa Historia del Pensamiento Político Español. Que además debe ser de esas rara avis (junto con Pecharromán), pues los expertos en pensamiento de derechas son muy pero que muy pocos. Ya se sabe que la universidad pública española se ha caracterizado siempre por su pluralidad. :pinch:

La primera del libro edición data de 1984.
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Estudiante del Máster en Filosofía Teórica y Práctica (UNED - octubre de 2018)
Estudiante del Grado en Geografía e Historia (UNED)
Última Edición: 28 Ene 2016 00:17 por Conrado.
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 28 Ene 2016 00:11 #34823

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elías escribió:
2.- Y la segunda es que toda aquella persona que se expone mostrándonos lo que piensa y siente aún sabiendo que puede ser objeto de críticas ( a veces implacable) debe de ser felicitado.

Creo que algunos -muy pocos, yo diría que 3, y uno es Herrgoldmundo- somos doctores honoris causa por infinidad de universidades en esa materia. También por lo mismo hemos sido los más vilipendiados. Aunque es de justicia decir que quienes nos han vilipendiado enfermizamente han sido pocos teniendo en cuenta la cantidad de gente que ha pasado por aquí.

Ahora bien: una cosa es ir contracorriente bajo pseudónimo y otra muy distinta es hacerlo con nombre y apellido. Y así sólo estamos dos. :whistle:
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 28 Ene 2016 10:08 #34824

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Hola, Herrgoldmundo


Dices, Herrgoldmundo: “Gonzalo de la Mora escribió todo un libro para demostrar que la envidia igualitaria era (es y sigue siendo) el mal de nuestro tiempo; el mal de rechazar mérito y excelencia. En realidad podríamos decir, sin temor a errar, que la envidia igualitaria es un mal que asola a Occidente, y a España de forma particularmente cruenta, desde hace siglos, seguramente desde que el hombre es hombre (recordemos a Abel y Caín).”

Dices, Herrgoldmundo “¿Qué subyace en estas morales que erigen la virtud como valor supremo de vida? ¿Acaso no despreciaba Sócrates a sus iguales, ninguneándoles y ridiculizándoles, a través de su superioridad moral disfrazada de humildad? ¿No despreciaba Jesucristo a sus supuestos iguales, con la mayor de las prepotencias, al asegurarles que él era, ni más ni menos, que el hijo de Dios? Y sin embargo, y a pesar de sus respectivas prepotencias, Sócrates despreció a los prepotentes aristois de manera parecida (disfrazado de virtud) a como Jesucristo despreció a los orgullosos gentiles. El orgulloso que desprecia al orgulloso. Siempre se trata de lo mismo: imponer una prepotencia sobre otra. La cuestión será, por tanto, conseguir taimadamente que la prepotencia propia parezca la mejor, la más moral y virtuosa ante las masas. Amén.”

Con anterioridad te pregunté, porque no me quedaba suficientemente claro, si el concepto de envidia igualitaria (y no la envidia a secas) se aplicaba sólo a la época actual o por contra era una concepción que regía para toda la historia de la humanidad.
Ahora mi pregunta es otra. No sé si la tesis que considera que lo que rige el mundo es la imposición de unas prepotencia sobre otra es de Gonzalo Mora o es tuya. Es decir, no sé si Gonzalo de la Mora defiende que las relaciones humanas están basadas exclusivamente en el intento de imposición de unas prepotencias sobre otras.

Un Saludo
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 28 Ene 2016 13:27 #34829

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Hola Elías.

Gracias por las felicitaciones, pero no se merecen. Como bien ha indicado Conrado, yo escribo amparado desde un prudente anonimato. No es el lugar ni el momento para dar explicaciones sobre por qué prefiero ser conocido como "Nadie", en vez de por mi verdadero nombre. Tan solo diré que tuve que cerrar mi Facebook personal cuando, a través de mis comentarios a cara descubierta, me signifiqué contra el independentismo catalán. Fui objeto de descalificaciones personales por parte de mis vecinos y, peor aún, mi actividad profesional se vio afectada.

Cuando digo que España es esencialmente comunista me refiero a que lo fundamental del carácter español siempre ha sido la búsqueda de la seguridad por encima de la libertad ("vivan las caenas"). España es un país hecho por y para el pueblo; siempre orientado hacia lo comunitario. Las ideas liberales jamás arraigaron en España, y yo sostengo que esto se debió, entre otras razones, al peso que ha tenido históricamente el catolicismo en el subconsciente colectivo del pueblo español. Así, los primeros comunistas fueron franciscanos y jesuitas, después llegarían los falangistas, tan católicos ellos, impregnados de la misma esencia de lo comunitario ( FE siempre ha sido más marxista que liberal).
La guinda final la pusieron los comunitarios del nacionalcatolicismo franquista, de nuevo apelando a lo común y desdeñando las libertades individuales.
Mi tesis es que los españoles, eternos rebeldes indóciles, siempre han preferido la vida en comunidad, junto al hijo rebelde (Jesucristo), antes que la vida de trabajo y sacrificio que exige el padre jerarca (Dios).
Los comunistas de mi familia se jactaban de ser fieles a las enseñanzas de Jesús, pero no creían en Dios ni reconocían dios alguno.

Seguiré más adelante, con más tiempo y calma.

Un saludo.

Nota: los comentarios de las citas extraídas son míos, no son de Fernández de la Mora.
Última Edición: 28 Ene 2016 15:05 por Herrgoldmundo.
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 29 Ene 2016 13:17 #34849

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Decía que España ha sido esencialmente comunista desde siempre, porque el campesinado español, subyugado y reprimido históricamente por regímenes absolutistas, y ante la ausencia de vacunas liberales para contrarrestarlos, se mantuvo encerrado en un catolicismo arcaico, escatológico y con grandes dosis mágico-supersticiosas, que le allanaron el camino para la comprensión de las tesis marxistas, al cabo reinterpretaciones de la doctrina de liberación judeocristiana.
El pueblo español estaba preparado, a través de su adoctrinamiento católico, para recibir gozoso las mismas doctrinas de liberación, pero en el espacio terrenal que proponía el comunismo (no en paraísos celestiales).

Un saludo.

Nota: continuaré comentando con más tiempo.
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 29 Ene 2016 19:32 #34853

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Al igual que Herrgoldmundo, creo que existe una clara relación o continuidad (contradictoria a veces, como escribí en "Cristianismo e izquierdismo"), que no repetición, entre la tradición judeocristiana y el socialismo moderno (anarquista, socialdemócrata, comunista, etc.), y antes que eso, entre el comunismo primitivo de las tribus forrajeras y el judaísmo. Hasta ahora, mi autor favorito en filosofía de la religión es Reyes Mate.

Ahora bien, a diferencia de Herrgoldmundo, la conclusión que saco es la contraria, y no porque no valore la libertad personal (los colectivismos, incluido esa variante estatal que recibe el nombre de liberalismo, también me parecen malas opciones desde la filosofía política), sino porque valoro la libertad con igualdad económica, y por ende sin jerarquía (la única libertad que, en mi opinión, puede llamarse tal, igual que la única democracia es la democracia directa), pues libertad sin igualdad es, a la postre (meritocracia o aristocracia de los genios mediante), libertad para controlar económicamente a una mayoría, y en consecuencia, limitar su libre acceso a la tierra y demás medios de producción.

Para completar lo anterior, o a modo de conclusión provisional, adjunto un gráfico un tanto simplificado (intentar dar cuenta de todo con dos simples ejes es imposible) que hice el otro día sobre las utopías sociales o milenaristas según lo veo yo a día de hoy (mi tesis: todos somos creyentes, la cuestión es de qué tipo). Espero que os pueda servir de ayuda y/o entretenimiento ;)

Saludos!

Grficomilenarismos-autores.png

(La posición de los autores es orientativa)
Última Edición: 29 Ene 2016 19:52 por Hugo.
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 29 Ene 2016 20:17 #34854

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No sé, tenía entendido que en España existió un movimiento liberal. Es más, sin el liberalismo español y sin la masonería ( igualmente liberal) no puede entenderse la independencia de las colonias españolas en América. Que dicho movimiento fue más matizado que en otros países es cierto pero que también existió dicho movimiento es igualmente cierto. Es que parece que en España no hubo ni renacimiento, ni ilustración ni liberalismo.

Hugo, no estoy de acuerdo cuando dices que además de la libertad tiene que existir una igualdad económica. Personalmente creo que lo que debe de existir es una distribución económica justa. Es decir, que además de la libertad y de la igualdad hay que incorporar la justicia. No creo que deba de existir una igualdad económica sino una igualdad en cuanto al disfrute por parte de todos de unos derechos fundamentales o políticos.


Un saludo
Última Edición: 29 Ene 2016 20:18 por elías.
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Reflexiones y comentarios en torno a la envidia. 30 Ene 2016 03:21 #34859

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Hola, Elías. Tal como yo lo veo, no creo que sea justa la actual (y milenaria) división entre los que venden puestos de trabajo y los que venden su fuerza de trabajo, esto es, entre los que poseen la propiedad de los medios de producción (ya sea propiedad estatal o privada) y los que solo poseen su capacidad de trabajo. Se podría argumentar que los primeros se han ganado ese poder legal y/o legítimamente, pero incluso aunque ese fuera el caso, la cuestión seguiría siendo si es justa, en el presente, la subordinación de los unos respecto de los otros. También se podría argumentar que, en un supuesto mundo donde la igualdad de oportunidades fuera perfecta, todo el mundo sería libre de ocupar la posición que quisiera en la jerarquía social, pero como escribí en "El mito liberal de la movilidad social", sociológica y numéricamente hablando esa libertad jamás ha existido ni puede existir dentro de un sistema jerárquico: "sencillamente no es posible que haya más empresarios que trabajadores, de la misma manera que en la sabana no es posible que haya más depredadores que presas. En toda cadena trófica que se precie, ya sea natural o cultural, los de abajo sobrepasan con creces a los de arriba".

Un saludo ;)
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