Hola Boris.
Suscribo tu reflexión:
Respecto a si el lenguaje críptico u oracular es una vía válida para desocultar lo sublime y supremo, creo que la labor de Celan es una clara prueba en ese sentido. De hecho, el lenguaje críptico es punto de partida de la empresa intelectual del propio Heidegger, que nos obliga, mientras leemos sus obras, a interrogarnos sin cesar acerca de si estamos interpretando correctamente su pensamiento, o no.
Efectivamente, leer a Heidegger me está suponiendo un duro ejercicio; es como ir acumulando piezas y más piezas de un puzzle que me pide a gritos ser resuelto.
Claro, al Ser no le importa si somos o no unos
peritos en la materia de resolver puzzles; el Ser está ahí
en nosotros (Dasein) y en todas las piezas que conforman el complicado rompecabezas (mundo). Ahora bien, de nuestras habilidades y destrezas para resolver puzzles (organización espacial, coordinación oculo-manual, psicomotricidad fina, atención y discriminación visual...) dependerá que consigamos realizar con éxito nuestra tarea; dependerá que el Ser se desoculte ante nosotros y el puzzle pueda ser completado.
No creo, por tanto, que el Ser sea
democrático . Sí lo es en tanto está
en todos nosotros. Pero el Ser, además de estar-en nosotros, requiere de atención y cuidado para abrirse ante nosotros. ¿Y qué es dicha atención y cuidado sino meditación y reflexión?
¿Todos los seres humanos pueden meditar y reflexionar? Sí, desde luego, pero ¿la mayoría de los seres humanos se
obligan al ejercicio (trabajoso y sacrificado) que supone dicho meditar reflexivo? No, no lo creo.
De hecho, estoy con Heidegger y con Ortega: toda creación es aristocrática, y solo a los mejores y más preparados les ha sido otorgado
el don de presenciar, intuir, comulgar o "religarse" con el Ser.
¿Y quiénes son los mejores? Desde luego no son los más sabios, ni siquiera los más inteligentes ni, haciendo erróneas lecturas marxistas, tampoco lo serían los individuos pertenecientes a una determinada clase social elegida por el dictado de la historia.
Los mejores son quienes se instan a
ir más allá de sus apriorísticos determinantes (cognitivos y/o circunstanciales); son quienes se obligan a superarse y, en palabras de Heidegger, quienes muestran una
necesaria humildad antropológica.
Tú mismo escribes:
...exige (el Ser) solamente participar de la racionalidad, y compensa a los que más abundan en ella.
De acuerdo, pero, como bien señalas, solo se compesa a quienes más abundan en la búsqueda, es decir, a quienes se instan a un constante quehacer reflexivo: los aristos.