Pedro Pablo escribió:
Es obvio, por eso me parece una pésima estrategia de la Iglesia oponerse al aborto con argumentos tan débiles, además sin ninguna necesidad, porque no afecta ningún dogma, que yo sepa.
En general yo tampoco comparto la estrategia de la Iglesia para evitar abortos. Soy partidario de que se produzca el menor número de abortos, evitando también el calvario que para una mujer debe suponer abortar. Para ello convendría hablar más de los métodos anticonceptivos. Y aquí quisiera recordaros que
el aborto no es un método conceptivo. Y se está vendiendo como tal: "¿No quiere usted ser madre? No pasa nada, para eso está el aborto". Pues muy mal. La idea que habría que lanzar es: "¿No quiere usted ser madre? Pues no se preocupe y disfrute intensamente de su vida sexual, que para eso tiene métodos anticonceptivos de todos los colores y sabores, literalmente".
¿Por qué no se da más educación sexual en lugar de hablar tanto del aborto, que debería ser la última de las salidas? La respuesta a esas pregunta es un tema de politiqueo que mejor será no tocar demasiado. Vamos, que hay a quien le importa un pimiento cuantos infanticidios se comentan si eso vale para arañar algunos votos. Es una pena, pero ya sabemos que desde Maquiavelo la ética está barrida de la escena política. Yo diría que hoy, además, la economía está acabando con la política. Con todo eso en mente no me extraña que se anime a la gente a abortar, como si eso fuese motivo de júbilo.
Mientras se siga hablando del aborto como si de un método anticonceptivo se tratase, muy mal asunto.
Por lo demás está bien que exista la posibilidad de abortar para casos extremos: embarazos fruto de violaciones (no me vale la excusa de que ha sido la voluntad del Señor), malformaciones y etc., Aun así alabo a las mujeres (a los padres) que deciden tirar para adelante con embarazos complicados. Y no se me escapa la idea de que si alguien no desea tener a un bebé en gestación, siempre lo puede donar después de tenerlo. No pasa nada por dar la oportunidad de vivir a quien no puede defenderse. Cualquiera de nosotros podría haber estado en esa situación cuando fuimos bebés. Es una cuestión de lotería natural. Le puede pasar a cualquiera. Lástima que la Iglesia siga argumentando con ideas de hace más de dos mil años.