Moira escribió:
Alma escribió:También anda por ahí una novela bastante solvente sobre su homólogo masculino, "Vida y muerte de Gilles de Rais", de Robert Nye).
Tanto Gilles de Rais como la condesa Báthory son dos casos antropológicos únicos, dignos del Exploitation film.
A Báthory me la descubrió
Alejandra Pizarnik, conmocionada por el personaje. De Gilles de Rais hay un libro estupendo y muy bien documentado:
Gilles de Rais, papeles del tiempo.
Respecto a las películas del género
slasher que propones, todas encierran arquetipos muy fructíferos, como el del desfigurado o el del asesino sociópata que reacciona a la violación del tabú y se erige en vengador. Aunque, a veces, sus personajes apenas trascienden el maniqueísmo simplón, esas películas tienen recursos impactantes, como el de la
final girl.
Una curiosidad:
Saw ha dado lugar incluso a
tesis (échale un vistazo, te vas a quedar de piedra).
(Tomo nota de Herk Harvey y de su
El Carnaval de las almas.)
Gracias.
El otro día leí que el slasher estaba siendo cuestionado, aparte de los motivos obvios de sangre a raudales, procacidad sexual y escasa calidad en muchas ocasiones, por tener tintes misóginos, ya que la mayoría de las víctimas (según leí) eran mujeres. No llevo el recuento, pero por lo que recuerdo Michael Myers, Freddy Krueger y compañía mataban a todo lo que se les ponía por delante, y además los personajes femeninos en este tipo de películas suelen ser más interesantes que los masculinos y por lo general la heroína es una chica (no siempre así, claro, tenemos desde Sidney Prescott de "Scream" hasta Alex de "Destino final"), aparte de la final girl que es la única que sobrevive.
Pero sí hay puritanismo por otro lado, que imagino es el maniqueísmo del que hablas. Las chicas ligeras, por decirlo así, mueren atrozmente, y la virgen, aparte de ser la protagonista, suele salvarse. Desde Laurie Strode en "Halloween" hasta la chica (qué ojos, parecía Bárbara Steele) de "El infierno verde" de Eli Roth (la echaron hace poco por Paramount y es difícil de olvidar; odio el gore, pero con taparse los ojos cuando se avecina la escena de casquería, que suele avisar...).