A propósito de Nada
Lectura finalizada. Me ha dejado muy buen sabor de boca. Sensaciones muy agradables, de juventud (casi post-adolescencia). Me ha recordado El guardián entre el centeno, quizás por la edad de la protagonista y por la temática de iniciación a la vida adulta o de interacción con el mundo de los adultos y sus problemas. Sabemos muy poca cosa de la vida anterior de la protagonista, pero su yo actúa como una pantalla en la que se van reflejando amplificadas sus vivencias de los demás y de ella misma, así como de su entorno, el piso, la ciudad, la pobreza, la miseria, la vivencia del hambre, del lujo del mundo burgués,…Los personajes están muy bien definidos, con unos pocos rasgos descritos nos hacemos una idea clara de cómo son. Hay un cierto equilibrio entre sus distintos caracteres. Sus devaneos por la ciudad y la voluptuosidad de las sensaciones que Barcelona le despierta me han recordado mis paseos y deambulación a su misma edad. El primer día tras los exámenes finales de junio cada año cogía el tren y pasaba el día entero recorriendo las Ramblas, el casco antiguo, la zona marítima,..Me dejaba transportar por las imperiosas sensaciones: la luz, las flores, los pájaros exóticos de las tiendas de las Ramblas, los olores, la inquietud al atravesar las callejuelas del barrio chino, su fauna..Comía en un restaurante cercano a esa zona (Casa Leopoldo) que me había aconsejado mi padre con buen criterio (gastronómico). En la pieza delantera existían unas pequeñas mesas humildes donde se podía tomar un menú barato completo muy correcto por 25 pesetas. A veces me premiaba a mí mismo con un café que valía lo mismo que la comida entera (a precio del restaurante interior, que era de los buenos). En esas mesas comía gente muy sencilla, viejos,…Yo me sentía cómodo. Me gastaba buena parte de mis ahorros en las librerías, haciendo acopio de víveres para sobrevivir al verano. Pues sí, Nada me ha recordado esas vivencias, de la misma ciudad, con la misma edad que la protagonista y la autora. También el barullo en casa de mis abuelos, con las discusiones y peleas entre mis tíos y tías, aunque con mucha menor violencia, pero sí tensiones, durante los veranos de mi infancia.
La trama y la acción van cogiendo ritmo conforme avanza la narración, engancha.
A pesar de relatar unas situaciones dramáticas, casi trágicas, como si nada, su lectura me ha resultado muy refrescante, como si me hubiera dado un baño veraniego en una playa soleada, tranquila y serena de la Costa Brava. Un baño que también hubiera lavado y aclarado mis miserias.