He releído algunos fragmentos de la cuarta parte. ¡Qué bien describe el momento, el instante, lo efímero, parece que estés ahí dentro! Es como si hubiera encontrado la fórmula de la transparencia en el espacio y la corporalidad del tiempo (vaya tonterías que suelto) ¡Cómo va adquiriendo densidad (y ligereza) el alma de los personajes, perfilándose entre ellos, el uno al otro! Neville, reconcentrado, delicado, selecto (quizás también algo acomplejado y cobarde), lúcido, que ama intensamente lo bello, pero herido por el doble filo de su sensibilidad, se protege, se ensimisma, se estanca (quizás atado por un rasgo narcisista de amor a sí mismo que se proyecta en su amor a su ideal reflejado en Percival-la interpretación es mía). Cada personaje tiene su miga. Yo me veo reflejado, de alguna manera, en todos ellos.