Marcoaurelio escribió:
“Como decíamos ayer”
(A propósito de Stoner, duro de matar, duro de acabar con él). (Y en referencia sobretodo a los comentarios de Zolaris):
¿No sería el personaje de Stoner la encarnación de un filósofo en un sentido clásico socrático?.¿No nos interpela con su actitud y, de paso, nos desvela los tejemanejes de su tiempo?. Más que con su discurso verbal, es con su vida, con su actitud neutra, tanto a nivel emocional como ideológicamente, que nos sirve de pantalla, de espejo que refleja su entorno. ¿Acaso no es ésta la actitud y la misión del filósofo clásico, desvelar y criticar las ideologías y los dogmatismos?. Su actitud pétrea, más que rigidez, ¿no es una forma de ataraxia?. Su asunción de lo dado, de lo que le sucede, ¿no es asumir estoicamente el destino?. “¿Qué esperabas?”. Creo que no se suicida porque en ningún momento se traiciona a sí mismo, se mantiene íntegro hasta el final. No le hace falta el suicidio, éste quedaría como un último recurso si su debilidad le hubiera llevado a ceder, a no ser él mismo. Es víctima y a la vez vencedor de su destino. Asume sus limitaciones y se maneja con inteligencia y con una ética a prueba de bomba en su discurrir por la vida. Se deja llevar por el Logos al que escucha en buena parte a través del susurro de los clásicos.
Esta semana en el curso de extensión universitaria “Los malestares en la cultura hoy. Una perspectiva filosófica” el profesor Rafael Herrera Guillén, en su ponencia “Crisis de creencias y malestar de la filosofía”, comentaba que el filósofo auténtico (en un sentido clásico, como crítico de los dioses de su cultura y de su tiempo, atentando contra las bases ideológicas que mantienen al poder imperante en cada época) sólo tiene tres posibilidades: la muerte (Sócrates), el silencio (Platón) u ocultarse (Maimónides). Pues bien, Stoner practica las tres actitudes: el silencio (sobretodo en casa y con su familia; también en la universidad, por donde pasa sin pena ni gloria, sin seguidores, ni discípulos ), se oculta (del mundo y de la mundaneidad reinante circunscribiéndose a los muros de la universidad -que hace las veces de refugio- con sus clásicos) y muere finalmente (por asfixia -como apunta Zolaris- ocasionada por su entorno y mediada por una enfermedad). Una muerte socrática me atrevería a proponer, no huye -como hubiera podido con Katherine- al igual que Sócrates y persiste en su actitud y en sus principios en un medio hostil y tóxico aceptando su aparente derrota. Su muerte, como la de Sócrates, es la que aporta la perspectiva necesaria para poner de manifiesto el contraste del protagonista con la mediocridad de su medio.
Si lo que nos gustaría ver como protagonista de la novela es a un personaje que intenta vivir su existencia con una libertad radical en un medio lleno de constricciones no estaría nada mal darnos una vuelta por Las palmeras salvajes de Faulkner, quizás ese contraste nos ayudaría a situar mejor al personaje de Stoner en su contexto.
Saludos
Muy buen post.
Sí, un nuevo Sócrates casual y sin ironía ni mayéutica. Pero como bien expones los paralelismos están ahí. Y son esenciales.
En cuanto a la ataraxia estoica podemos discutir, pero creo que ya está discutido.
Un saludo.