Aún me quedan tres capítulos por terminar pero por hoy ya no me apetece más.
Más o menos me sumo a vuestras impresiones. Sobre la animación de las “naturalezas muertas” me ha gustado mucho este fragmento:
“Una vez estuve mirando en una plaza […] cómo unos enormes trozos de papel corrían girando como locos y se perseguían unos a otros, como si se hubiesen jurado la muerte. Un momento más tarde parecían haberse calmado, pero de repente les sobrevino un brusco enfado y, con una rabia sin sentido, se movieron a toda velocidad de un lado para otro, se apretujaron en una esquina y de nuevo se separaron como posesos para, finalmente, desaparecer tras una esquina. Un grueso periódico fue el único que no pudo seguirlos; se quedó tirado en el asfalto y se abría y se cerraba lleno de odio; parecía que le faltaba el aliento y procurara respirar”. (
Ponche).
Un breve apunte sobre el estilo en
Ardid.
Está muy conseguido como transmite el desasosiego del personaje con la escritura en una única hoja. A Meyrink no es que lo vayamos a confundir escribiendo con Bernhard pero aquí se vuelve lacónico, las ideas resultan si cabe aún más inconexas, se desprende un asco hacia el mundo y de golpe: “¡Sí! ¡Eso era lo más inteligente! ¡Poner fin a todo! Precisamente hoy".
Pues eso, a ver si mañana la termino y os comento más lentamente pero no sé ni por dónde empezar. Un saludo.
Por cierto, mi queridísima Bárbara estrena en un par de semanas
Los renglones torcidos de Dios.