Hola Elías, dices
No hay ninguna realidad, ni siquiera la humana, que no posea un valor instrumental. Por eso Kant, y con acierto, dijo aquello de que hay que tratar al hombre como fin (valor intrínseco o final) y NO ÚNICAMENTE como medio. Lo cual quiere decir que al hombre se le puede tratar como medio. Pero no únicamente como medio sino que también como un fin.
De hecho las relaciones sociales, y en tanto que sociales, consiste en tratar a las otras personas en tanto que “otras”. Cuando yo subo en un transporte público o voy a la panadería estoy utilizando a los demás con valor instrumental. Necesito un pan, y como sé que el panadero me lo venderá, pues voy y lo compro ( el panadero posee un valor instrumental). No establezco una relación personal con él ( y si lo hago ya no sería una relación social sino personal) sino que lo que me interesa es que me venda un pan (valor instrumental). Pero eso no me da derecho a tratar al panadero como me dé la real gana y le diga algo como: “ Oye tú, estúpido, dame el pan, ya”. De ahí que Kant dijese aquello que a los hombres no se los puede tratar únicamente como medios, sino, y a una, como fines. La cuestión, tal y como yo la veo, no es tratar a los demás como un valor instrumental (que es necesario para que se dé o se constituya una sociedad) sino el tratarlos únicamente con valor instrumental
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En este caso citas el imperativo hipotético kantiano, si esa actitud tuya con el panadero o el conductor de autobús fuera válida para el resto de tus conciudadanos. Son reglas de habilidad, consejos de prudencia que te permitirán alcanzar un objetivo. Son preceptos prácticos y responden a una necesidad subjetivamente condicionada. Si te lo propones como algo tuyo personal, una manera de entenderte con tu entorno en tanto ejecutas tu voluntad, sería una máxima que te impones tú a ti mismo, pero no una ley práctica, válida incondicionalmente, ajena al logro que quiero alcanzar, no es el imperativo categórico, válido en cuanto a su forma de ley. Este imperativo que citas, lo es categórico y es ajeno a cualquier objetivo y por tanto a cualquier instrumentalización y dice, más o menos "“Actúa de modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de todos los demás, siempre como un fin y nunca como un medio” no es "NO ÚNICAMENTE" como un medio sino "siempre como un fin y NUNCA como un medio. Por eso debes, según Kant, tratar a los demás por lo que son en sí mismos y no común instrumento para alcanzar algún objetivo. Si asisto a un desconocido en el baño de un restaurante para que expulse eso que le ha taponado la garganta, si empujando su estómago acabo metiendo mi mano en su boca a sabiendas que si consigue vomitar me va a poner hecha unos zorros, si no pienso en la imagen cojopera que voy a dar ante el resto de comensales y ante el mismo si, además, tiene pasta o está bien posicionado y totalmente agradecido, si mi único interés es que respire de una santa vez y después me largo sin saber su nombre, sin aspirar a verle nunca más, estoy tratando a ese hombre como un fin en sí mismo, ajena a cualquier tipo de objetivo.
Vivimos una sociedad que instrumentaliza seres humanos y los convierte en medios para alcanzar determinados fines, también se vale de los demás seres vivos, del medio ambiente... somos instrumentalizados e instrumentalizamos. En el primer mundo el máximo interés es que consumamos y lo hacemos desaforadamente y somos negocio y producimos beneficios, mañana, si el negocio es que nos matemos, te aseguro que conseguirán que lo hagamos y lo haremos. Quizá el imperativo categórico sea una cáscara vacía, como dijo Hegel pero a mí me parece algo básico, como la línea de la carretera cuando hay niebla o llueve a cántaros, no perder de vista es línea. Sí, es posible que parezca un mero formalismo quizá haya que rellenarlo con un poco de día a día, de vida, de esa que arrolla, que empuja, que no es hipótesis sino potencia, que a veces te regala un piquito pero las más te las calza como panes.