Hola Elías, dices
¿Podrías aclárame tal cuestión? Es que no sé si estás diciendo que Kant es contradictorio porque tratarlos como fines es algo que me ata a la realidad, y que por tanto, ello constituiría un moral heterónoma (contrariamente a la autonomía defendida por él mismo) o estás diciendo que si los trato como medios y como fines supondría también la defensa de una moral heterónoma contraria a la defensa de la autonomía que preconizaba Kant.
Pues, si tengo que decidirme por una de las dos opciones que me ofertas, creo que me inclino porque no he dicho ninguna de ellas. Entiendo que Kant hace una crítica de la razón teórica por salirse de los límites de la realidad que puedo alcanzar a conocer pero esa razón aspira a comprender las "ideas" de Dios, Alma, mundo, partiendo del fenómeno, limitada, pero también hay una crítica a la razón práctica, que trasciende, que accede al noumeno, por lo contrario, por el hecho de ligarse a la experiencia. Si tengo que declarar una ley moral válida para todos y para todas las situaciones, debo desligarla totalmente de la realidad individual y queda, finalmente, como una mera forma lógica, el argumento es válido por su forma. Entonces, puede parecer desprovista de todo contenido de la realidad, queda como esa "cáscara vacía" y es susceptible de ser tachada de formalista, como lo fue/es. Al tener que regirme por las circunstancias de mi día a día no soy muy autónoma en el ejercicio de mi voluntad porque estoy sujeta a mis inclinaciones, necesidades, deseos... me valgo de máximas, de consejos, de reglas o me lo salto a la torera, pero hay un referente que es ese mandato moral, esa ley universal válida para todos que no "debo" perder de vista a la hora de desenvolverme con el fin de ser lo más "autónoma" posible en mis determinaciones. En el supuesto que discutimos, tratar a la humanidad (a uno mismo, a cada uno) como un fin en sí mismo, sí pero claro, vivimos inmersos en la vida cada cual y anclandos a pasiones, apetitos, obligaciones... que nos sujetan y el imperativo pues es eso, como en el ejemplo de la carretera es esa raya a mi derecha para que mantenga el rumbo y ahí fuera llueve, o nieva, hay hielo en el asfalto, no tengo mucha pericia al volante, el niño llora atrás, tengo miedo o soy demasiado audaz o he bebido, es de noche, me olvidé las gafas, discuto con el de al lado..., tomo decisiones más o menos acertadas y como referente Kant me ofrece esa línea blanca y a partir de ahí vas y llegas a casa.
Yo tampoco soy kantiana o sólo de salida, una vez arrojada a la vida, toca interpretarla, valorarla y vivirla y puestos a ello pues sí, ahí la línea pero la mía.