Yo creo que nuestro sistema está bien planteado en cuanto a nivel de representación. No me gusta que gobierne la lista más votada, o que se vote dos opciones y gane uno u otro en función del número de votos. España es plural, y es bueno que lo sea, y que esa pluralidad se vea reflejada en el parlamento y se tengan en cuenta las distintas visiones, necesidades y sensibilidades. Veo tremendamente injusto y sectario que una sola visión pase a rodillo sus ideas y 4 años más tarde venga otro diferente y haga lo mismo.

Otro debate es el sistema que no otorga el mismo peso a todos los votos, lo cual ha tenido su razón de ser y hoy en día puede revisarse, desde luego.

Lo que no me gusta es que los partidos una vez la gente ha votado, no lleguen a un acuerdo aún existiendo posibilidades para hacerlo. Para mí, esos políticos no han estado a la altura que se exige y deberían dimitir: si no son capaces de hacer su trabajo, tal vez otros si lo hagan.
No digo que se llegue a un acuerdo sí o sí a cualquier precio, pero es que se ve una dejadez y un enrocamiento en sus posiciones que hacen imposible cualquier consenso, provocando la paralización de todo un país. La oposición igual, como no le interesa formar parte de ese gobierno al estar ideológicamente alejado, es un mero espectador distante que anhela que no se llegue a un acuerdo para tener otra oportunidad en unos nuevos comicios.

En resumen, egoísmo político para alcanzar el gobierno a costa de los intereses de los ciudadanos. Se necesita en política menos tacticismo para obtener poder y más valores morales, más filosofía.

Saludos.

La abstención es, en ocasiones, una decisión tan política como votar a fulano, votar en blanco o introducir en la urna un sobre con un chorizo dentro.

El problema de la abstención es la borrosidad que lo caracteriza, fruto de la multitud de motivaciones que conducen a ella. Esta peculiaridad es empleada por los políticos y otras partes interesadas para homogeneizar causalmente a los abstencionistas en dos grupos principales: los vagos y los parias. Una vez elaborada el arma de las connotaciones negativas, se procede a repartir mamporros a todo lo que no es Diestra ni Siniestra.

Yo no he votado nunca, básicamente por dos motivos, creo, fundados:

- Desconfío profundamente de aquellos que poseen poder político, económico, social, informativo, militar, etc. sobre el resto. Eso me impide votar en cualquier lugar donde se celebre un sufragio. La interacción del poder con los anhelos de libertad conduce, en el mejor de los casos, a la ficción democrática.

- Tanto el modelo revolucionario francés como el estadounidense, que son los arquetípicos en nuestras sociedades, ambos supuestos pretendientes de la Democracia, son puras quimeras. El francés es más cercano a nosotros: Estados Generales, Asamblea Constituyente, Asamblea Legislativa, etc. ¿Qué hubo de ello tras la muerte de Franco? Lo que se produjo, más bien, fue una aparente paradoja metafísica: las Cortes Franquistas se inmolan (jurídicamente) elaborando algunos de sus miembros la Ley Para la Reforma Política, que presuntamente proporcionaría las herramientas legales suficientes para transitar a un sistema democrático. Sin embargo, los representantes de la ciudadanía en las nuevas Cortes siguieron siendo los mismos, más alguna incorporación muy agradecida de sumarse aun a costa de traicionar sus principios. Por tanto, ni siquiera es un dejar de ser Ser para volver a ser Ser de otro modo, sino que es un seguir Siendo y siendo lo mismo que antes. Políticamente (y económicamente, claro) no ha cambiado nada sustancial. No existe distinción política entre no tener posibilidad de elegir y poder elegir solo a los que ya estaban. Careces de la libertad para influir políticamente.

Demóstenes escribió:
Esas técnicas de amaestramiento, en las que tan bien profundiza Foucault, esos sistemas para obtener la obediencia... A veces, llevada a cabo sobre personas "libres". Personas que somos capaces de vernos afectadas por las decisiones que tomamos. Y la culpa cobra un papel fundamental en todo este montaje. (¡Qué bien nos hacen sentir culpables y responsables! )

Voy a meditar tu post largo y tendido Demóstenes. Fíjate que en cierta manera, tus argumentos me resultan liberadores...

Castlelita, no hay por qué sentirse culpable Si se quiere votar se vota y si no se quiere votar no se vota. Yo voto porque me parece que es lo más práctico, pero todo son opiniones. Sólo tienes que sentirte culpable por dejar que te hagan sentir culpable

Alma escribió:
¡¡Touché!!

Está claro que nuestra sensación de libertad y poder real como ciudadanos en la toma de decisiones que afectan a toda la sociedad es limitada o incluso ficticia como el compañero Demóstenes ha relatado. Pero hay que ser conscientes de la dificultad de organizar una sociedad tan enorme y compleja como es la actual (que además está interconectada con otras a su vez), alejándonos de esa esencia de participación de épocas anteriores donde no existía tal magnitud de elementos y donde determinados individuos podían participar efectivamente en la política real de su ciudad-estado.

Por otro lado es cierto que quienes hoy ostentan el poder, forman parte de una élite más o menos evidente, que aglutina esa fuerza y trabaja para manipular a quienes se creen partícipes de ese poder en cuanto que emana de ellos mismos.

Es un callejón complicado de salvar, pero si que es cierto que aunque en pequeño grado, nuestras pequeñas decisiones unidas pueden hacer algunos cambios que favorezcan de alguna manera o equilibren la balanza levemente a nuestro favor. Tanto en lo que votamos como en lo que consumimos, podemos revertir en parte algunas consecuencias de haber sido despojados como sujetos de poder real. La desidia provocada por tener una mira crítica que te hace ser consciente de nuestro verdadero lugar en nuestra democracia, te libera de formar parte de ese espectáculo, pero te despoja de la única arma que nos queda, por limitada que sea, dejando que los poderosos sigan con su juego perverso. Me niego a claudicar, aunque sea inútil o imposible cambiar la situación.

Saludos.

Xna escribió:
Interesante reflexión.

Se suele decir que al más votado. Que supongo que será el PSOE.

Yo no estoy de acuerdo. Eso solo es así suponiendo que, de votar los abstencionistas, sus votos se repartirían equitativamente.

¿A quién habrían votado, de haber votado? Ese es el perjudicado. Supongo que también será el PSOE (el más perjudicado, quiero decir; abstenciones habrá de todos los bandos).

Creo que sólo el voto en blanco se considera válido y puede influir en el reparto de escaños. Voto nulo y abstención no influyen para nada, salvo, como has dicho, al partido que se votó en las pasadas elecciones y que ahora pierde ese voto.

Hola, pues yo creo que la abstención favorece al bipartidismo. Aquellos que pensaban que votando a los nuevos partidos iban a cambiar las cosas ven que desde 2015 somos ingobernables por esa incapacidad de pactar. Creo que esos seremos los desencantados y volveremos a dormir en la abstención como veníamos haciendo. Nuestro sistema electoral está hecho para la alternancia entre dos partidos y la perpetuación de los mismos poderes que están detrás de ambos. Si no cambia el sistema electoral no creo que podamos salir de este bucle pero no creo que haya esa intención. Votaremos y votaremos hasta que volvamos al redil. Solo es opinión.

Sí que influye, reduce el número total de votos y por tanto facilita la gobernabilidad (y la mayoría absoluta), al menos sobre el papel. De ahí eso que se suele decir de que las abstenciones benefician a la lista más votada.

Por supuesto, sin saber a quién habrían votado esas personas es todo muy hipotético.