elías escribió:
Hola, Silvanus
La verdad es que no sé que decirte salvo que estoy, punto por punto, de acuerdo con tu reflexión. ¿De qué nos sirve una educación universal, si junto con ella, se impone igualmente una mediocridad universal?
Y efectivamente, si no poseemos un ideal, religioso o no, pero que eleve el espíritu humano hasta sus mayores cotas creo que lo mejor sería, y como bien dices, retirarse del mundo. He de reconocer que a mi ya me han vencido y que el recurso al pataleo ni es recurso o, en cualquier caso, lo es de mal perdedor y por eso acepto la derrota resignadamente (si es que pensar: “Estos cabrones me han vencido” es llevarlo resignadamente). Cada vez estoy más en mi mundo, rodeado de los pensadores y filósofos que deseo, y al margen de toda contemporaneidad. En el fondo considero que nada sirve de nada. Y que da igual, todo da igual.
¿Pero qué demonios nos ha pasado? ¿Pero qué ha pasado en Occidente y qué ha pasado con su cultura? ¿Pero por qué ese desfondamiento? ¿Pero por qué nos hemos convertido en “masa”, “ganado” o “borregos” sin oponer la más mínima resistencia?
Un abrazo
Gran pregunta. Algunas posibles respuestas:
1. La educación en los colegios. Lo que estudian mis sobrinos es una broma comparado con lo que estudiaba yo, y lo que estudiaba yo una broma comparado con lo que estudiaban mis padres. Mucho educar en "valores", pero los educandos terminan siendo unos analfabetos integrales.
2. El papel de los padres, que antes tenían más tiempo y ganas de educar a sus hijos y de imbuirles unas mínimas nociones de disciplina y respeto.
3. La tecnología, nuevas comunicaciones y medios de comunicación, que nos han convertido en unos seres impacientes, ávidos de novedades, superficiales, que leen los titulares sin informarse bien sobre la noticia, ver si esta está contrastada, prestos al juicio rápido, que es mucho más fácil que la reflexión meditada.
4. La pasión capitalista por el consumo, que valora los bienes materiales y la apariencia más que cualquier otra cosa.
5. La religión, que aunque cueste admitirlo inculcaba unos valores, disciplina y sentido a la vida.
6. La libertad. Si uno puede hacer lo que le dé la gana, en el ámbito familiar, escolar, social, etc. triunfan las pasiones más bajas: avaricia, irresponsabilidad, descontrol, pereza, visceralidad.
¿Por qué las normas jurídicas (en su parte técnica) estaban mucho mejor elaboradas en la época franquista que en la actual? ¿Por qué en la antigua Unión Soviética leían a Tolstói en vez de literatura barata? En pocas palabras, porque les obligaban a hacer las cosas de una determinada manera y si no alerta a las consecuencias. La libertad, bien muy valioso, termina significando que la gente hace lo que le da la gana, y lo que nos tira a los seres humanos es lo fácil, sencillo y vulgar.