Lo sé, sorry, era un chiste malo

No lo había pillado, en serio. Pero es que no le veo la gracia a que ningún político de este país tenga un poco de cerebro. Si nosotros o nuestros mayores pillamos el coronavirus, no nos importará demasiado si nos lo han contagiado desde la derecha o desde la izquierda, ¿o es que aun en esta situación vamos a seguir siendo tan estúpidos?

Si nos contagiamos no vamos a saber en dónde, yo me traslado cada día en transporte público durante mas de dos horas y de momento por Madrid seguimos trabajando aunque los estudiantes paren mañana. Incubaremos durante 15 días, vete a saber quién te lo ha pasado.

Demóstenes escribió:
Pero la finalidad ¿de quién?

Saludos

Xna escribió:
Lo sé, Xna, era una manera de hablar.

Xna escribió:
Es todo muy loco. Esta mañana me he escapado un momento a un gran supermercado a comprar una barra de pan para ganar tiempo a medio día y me he encontrado con algo surrealista: el supermercado a tope de gente "enloquecida", como autómatas, con carros a rebosar de comida y colas interminables para pagar ¿realmente llega el apocalipsis? ¡¡qué arma tan poderosa es poder manejar nuestros miedos!! (Yo también me acordé del texto de M Louisse Pratt, Lapidario )...Claro que, por otro lado... no por no querer que las cosas no sucedan así o por pretender que los virus sean "inofensivos" es suficiente...A menudo, querer no es poder

En muchos casos más que miedo es precaución. Si te ponen en cuarentena no puedes salir a la calle bajo riesgo de multa astronómica, y si no tienes a alguien que te haga recados o no quieres molestarle... Yo he hecho acopio de comida para mi gato y yo por si acaso. Ojalá para semana santa ya esté todo esto controlado.

A mi juicio, el debate entre Agamben y Nancy, al menos en los términos en los que lo han planteado ellos mismos, no tiene mucho recorrido.
Creo que se han apuntado cuestiones más interesantes en algunas de las intervenciones de este hilo, como el hecho de que las sociedades del presente están organizadas alrededor de una tecnología que gira alrededor de la seguridad.

Por otra parte, existen ciertos peligros asociados a la declaración de Estado de Emergencia o de Estado de Excepción: la situación de anomia, el tránsito desde el Estado de derecho al Estado de seguridad. Agamben describe así el Estado de Excepción «[...] no es una dictadura (constitucional o inconstitucional, comisarial o soberana), sino un espacio vacío de derecho, una zona de anomia en la cual todas las determinaciones jurídicas y, sobre todo, la distinción misma entre público y privado son desactivadas».

Agamben afirma que ese espacio vacío se ha vuelto necesario para el ejercicio del poder y para el orden jurídico. Esto significa que los gobiernos y los ordenamientos jurídicos tienen la necesidad de la anomia, lo cual es, cuando menos, paradójico.
Los actos gubernamentales que se llevan a cabo en ese espacio de poder carecen de definición jurídica: «En cuanto que no son ni transgresivos ni ejecutivos ni legislativos, parecen situarse, con respecto al Derecho, en un absoluto no-lugar», escribe Agamben.
Sin embargo, algunos juristas definen ese espacio anómico como «fuerza de ley».
Lo que ocurre es que se libera una fuerza «separada de la ley». De modo que, en un espacio anómico, nos las vemos con que distintas facciones pueden competir entre ellas para apropiarse de esa nueva fuerza liberada como si se tratara de un «grado cero» de la ley.
Creo que es esto lo que desautoriza precisamente la supuesta gran intuición de Agamben, es decir, que el Estado de Excepción se ha convertido en forma permanente y paradigmática de gobierno: si estamos siempre frente a un cambio de paradigma y esa práctica se ha convertido en habitual, desde los atentados de 2001 a los de Reino Unido y París, ¿por qué no vemos no sólo cruentas luchas entre facciones políticas, sino también refundaciones del ordenamiento jurídico a partir de esa «fuerza de ley» y de ese «grado cero» de ley?

Simplemente haré un breve apunte sobre esta cuestión.

Independientemente de que cada cual se posicione a favor de las tesis de Agamben o de Jean-Luc Nancy considero que hay algo que subyace a todo este fenómeno del coronavirus. Y ese elemento es la “necesidad de certezas” por parte del ser humano. Frente a todo aquello que no podemos controlar el ser humano está necesitado de certezas. Podemos aceptar nuestro destino por insoportable que éste sea pero lo que no podemos aceptar, por insoportable, es no saber cual será nuestro destino.

Y para obtener esas certezas nos ponemos en “manos” de cualquier “autoridad”. Ya sea ésta la autoridad de la Iglesia, del Estado, de la Ciencia o de las Pseudociencias. Y si la Ciencia, las Pseudociencias, el Estado o la Iglesia ejercen su autoridad será porque previamente nos sometemos a la misma en la creencia de que dicho “sometimiento” nos colmará de seguridades y certezas.

Obviamente, Freud y Nietzsche, tendrían mucho más que decir. Y mejor, claro está.

Un saludo

Sí elías, odiamos la incerteza. Esa evidencia científica a la que nos agarramos puede fallar en sus predicciones y parece que esta vez lo ha hecho.
Moira, en traducción para tontos, quieres decir que los poderes públicos aprovechan cualquier ocasión para tenernos, y mantenernos, controlados?