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TEMA: Coronavirus: una controversia filosófica

Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 07:46 #55627

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Yo partiría, como Heráclida, de la necesidad de no tratar por igual realidades que son o pueden ser diversas. Ante todo, sería necesario un trabajo descriptivo de identificación de «formas de amor». A este respecto, creo que —sin merma de su valor— habría que partir como mínimo de repensar las categorías habituales (y no con ánimo de resultar innovadores, claro, sino meramente por plantear los cimientos sobre los que nos movemos). No se puede pretender claridad sin explicitar cuáles son las categorías que estamos manejando.

Considerando entonces de los «tipos de amor» que han ido apareciendo en el hilo, se ha hablado de un «amor romántico». ¿Cuáles son las notas que lo caracterizan —frente al resto—? Primero, yo entraría a considerar si es aplicable en general lo que comenta Silvanus del amor como fruto, y marcaría distancias entre el amor correspondido y el que no lo es. ¿Nos encontramos ante fenómenos diferentes o es el amor correspondido la actualización de una realidad incompleta —el amor no correspondido—? Sólo en el primer caso podríamos aplicar la idea de que el amor sea un fruto al amor no correspondido, pues no es posible que brote una planta no sembrada: uno puede enamorarse de modo no correspondido, como comentáis, sin participación de una de las partes. Y esto nos llevaría a otro tema: ¿existe algún vínculo entre los tipos de amor y el deseo por un objeto, son analogables, o nos encontramos ante una realidad radicalmente humana? Esta sería una pregunta a responder para entrar a discutir sobre la cuestión del interés. Siguiendo con el «amor romántico», quizá otra marca distintiva la daría esa fase «aguda» que, en la mayoría de los casos, «remite» tras un cierto tiempo. ¿Podemos hablar, de nuevo, de distintos tipos de amor al separar el «agudo» del «crónico»?
Sin pretender ser exhaustivo, creo que ninguna de esas dos características (reciprocidad —al menos no del mismo modo que aparece en el romántico— o división agudo-crónico) aparece, por ejemplo, en el amor por un hijo, por lo que quizá sería un buen punto de partida para una fenomenología del amor romántico. Esta tarea habría que llevarla a cabo para poder construir un discurso sobre ella, y sólo pretendía esbozar la idea.

Yendo por otros derroteros ahora, en relación con la idea de Silvanus de tratar al «amor» como un fruto, creo necesaria introducir la noción de confianza, que creo que es a donde está apuntando (sin que necesariamente se reduzca a ello, claro). Las relaciones humanas se construyen sobre un lecho de confianza que, necesariamente, se construye a lo largo de los años, y que consiste en una cierta forma de hacerse previsible. Precisamente, por la ausencia de esa confianza en lo que arriba llamaba «amor no correspondido» cuestionaba si era aplicable esa idea en ese caso. Para sacarle el jugo a esa idea, quizá habría que ahondar en la relación amor-confianza.

Dejo ahí las ideas porque es temprano y no me siento lúcido para desarrollarlas. Voy a tomar un café :side:
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Última Edición: 19 Jun 2020 07:46 por Aqueo.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 13:44 #55651

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En fin, sin ánimo de ser exhaustivo haré unos breves comentarios

¿Qué entiendo yo por amor? Pues es una apertura en entrega o donación

¿Pero una apertura o donación a qué o a quién? Pues una apertura a otro ser humano (dejaré el tema de los animales a un lado)

¿Por tanto, una apertura a los demás? Pues sí y no. Una apertura a las demás, pero en tanto que personas. Puedo darme a los demás de forma despersonalizada (relaciones sociales) o de forma personalizada (comunión personal).

¿Y en qué consistiría o cuál sería el modo de esa apertura en entrega o donación? Pues para mi estaría muy relacionado lo que los latinos denominaban com-pasión. El término com-pasión sería la traducción latina del término griego sympatheia . Patheia procede de pathos. Por tanto, simpatía y compasión sería términos equivalentes (latino y griego).

Y en qué consiste la simpatía griega o la compasión latina. Pues con-pasión significa “padecer con” o “padecer junto a”. Ahora bien, padecer suele entenderse mal. Es bastante frecuente que se considere que padecer es sinónimo de sufrimiento. Pues tiene que ver con el sufrimiento como tiene que ver con la felicidad.

Todos habremos escuchado la frase: “prometo serte fiel, amarte, cuidarte y respetarte, en lo bueno y en lo malo, en la riqueza y en la pobreza, en la salud y en la enfermedad, todos los días de mi vida". La con-pasión consiste en padecer junto al otro (hermano, amigo, pareja, etc) tanto en las alegrías como en las tristezas, tanto en la salud como en la enfermedad. Vamos, para lo bueno y para lo malo. Cuestión aparte es que la comunión personal que se tenga con una pareja a la que se ama sea igual la comunión personal que se posea con un amigo que se ama.

¿El amor es raíz o fruto? Pues lo uno y lo otro. En fin, trataré de explicarme. ¿Qué queremos decir cuando afirmamos que el hombre es un ser social o constitutivamente social? Pues lo que queremos decir es que la persona, y por el hecho de serlo, está vertida constitutivamente a los demás (y yo añadiría, mediante una relación despersonalizada). Es decir, un recién nacido ya es un ser social. Y lo es, aunque no esté ejecutando aún ninguna acción social. Precisamente la crianza lo que hace es ir modulando esa constitutiva naturaleza social. No toda acción se realiza por ejecución (activa) sino que también las hay por aceptación o modulación (pasiva). Dicho de otra forma, si el día de mañana ese recién nacido ejecutará acciones sociales es porque constitutivamente es ya un ser social. Por tanto, no es que porque en el futuro ejecute acciones sociales entonces en ese momento se constituirá en un ser social.

Por tanto, en el plano ontológico la persona, y por serlo, es raíz de toda posible relación social por ser un ser constitutivamente social. Ahora bien, en el plano talitativo, es decir, en la ejecución efectiva de los actos sociales esos actos serán fruto de una determinada acción social. La manera que tenga yo de relacionarme socialmente será fruto de mi carácter, creencias, etc. Pero si esas acciones son fruto de unas determinadas propiedades ellas serán posibles porque la persona es un ser constitutivamente social y, por tanto, tiene necesariamente que ejecutar acciones sociales.
Para no alargarme decir que lo mismo cabría decir de la condición ontológica de la persona como “ser amoroso”. Es decir, en la raíz está que la persona, y por serlo, es ya un “ser amoroso”.

Cuando una madre (generalmente la madre) se levanta a mitad de la noche porque su hijo está llorando porque le duelen los dientes o el estomago lo acuna en sus brazos. Sí, quizá eso no sirva de nada y haya que esperar a la llegada de un médico. Pero en esa acción, es decir, en ese padecer junto a su hijo, ya lo está amando. En este sentido el amor es fruto de la madre. Pero sin está amando efectivamente es porque constitutivamente puede amar (raíz).

Siempre me ha hecho gracia cuando en una película le entregan un hijo a un padre (generalmente un padre) y éste exclama enfáticamente: ¡Ya lo amo! En fin, siempre me digo a mí mismo: ¿Ya veremos? Porque efectivamente, el amor es un fruto. Es que no se ama instantáneamente, sino que se va amando y se aprende a amar. Y se aprende a amar siendo amado.

Un saludo
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 15:02 #55653

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Aporto mi humilde opinión.

Creo que tu análisis se encuentra viciado ab initio por la definición que has ofrecido, Elías. Sin ánimo de ser exhaustivo, has incurrido en lisologismo al anegar el género por la especie. El amor no puede predicarse tanto en singular cuanto en plural, y ello se debe a que el mismo término refiere a substancias distintas: el eros, la philia, entre otros. Cada uno es un objeto sui generis que no puede entenderse el uno desde el otro.

Hay términos muy vagos como ese de apertura que mencionas. A no ser que lo concretes más, no puedo entender a qué te refieres, puesto que es un término equívoco. Claro que también lo puedo entender: el objeto de discusión no deja de ser oscuro y, por ende, empezamos a hablar como curas (no lo digo por ti).

Me gustaría saber si la con-pasión también aplicaría a dimensiones emocionales positivas; porque, si es así, quizá habría que replantearse el empleo de ese término y no de otro como empatía, esto es, participar de la experiencia emocional que cristaliza en el nosotros.

Creo que se sigue incurriendo en una perspectiva puramente culturalista, como si eso que estamos tratando, el amor, fuese algo exclusivamente de la dimensión humana. Esto lo digo en particular cuando se ha subrayado que el amor es un deseo, cuando, a mi juicio, es una necesidad en tanto inercia/herencia evolutiva. Y ahí comparto el juicio de Elías al atribuir la etiqueta de ser amoroso al Hombre, aunque entre otras, como es natural.

Pero, simplificando todos los seres amorosos, lo que nos encontramos son ciertas diferencias entre mamíferos; pero que, en última instancia, apuntan a un tronco común. Quizá sea ahí hacia adónde deban de posarse nuestras miras filosóficas, puesto que aquí cada uno puede esbozar una definición sobre aquello que considere lo que el amor es y que no haya ningún tipo de diálogo. El ejemplo que ha puesto de manifiesto Elías es meridiano al respecto. La acción empática de la madre hacia el niño que llora exige entender 1) la función del llanto en los mamíferos; 2) las neuronas espejo en el prisma etológico. Y es aquí precisamente donde se disipa toda la oscuridad causada por la Cultura: ni valores trascendentales como el amor, la dignidad ni la justicia ni porras; tan sólo mecanismos evolutivos heredados del reino animal que tienen una causa final específica y que no se identifica con esos ideales tan bellos pero vacuos que hemos construido.

Cuántos problemas tiene la Cultura para fundamentarse, si es que puede. ¿Cómo verificamos la Verdad de las múltiples, contradictorias o inconexas definiciones dadas por nosotros acerca del amor, la justicia y la dignidad? ¿Puede estar uno cierto? Y si no es posible, y adoptamos una posición escéptica por ende ¿merece la pena hablar sobre ello sabiendo, desde el primer momento, que divagamos sobre cuestiones sobre las cuales no pueden ser?

Homo sive animalis.
"Hablando con las fieras del zoo, sólo yo hablo; ellos suelen mirar [...] Cuando era un crío, ¡vaya una mierda! Lo consiguistéis: me jodistéis bien; la zancadilla nada más nacer. Así es como se crece bien: con empujones para no pensar y una bomba bajo la almohada [...]"
Última Edición: 19 Jun 2020 15:06 por Heráclida.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 17:25 #55659

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Última Edición: 31 Jul 2022 12:29 por Silvanus.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 18:06 #55661

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Por mucho que los comportamientos humanos tengan una base biológica, es muy difícil (o imposible) encontrarlos de forma pura, desconectados de su ambiente. El deseo sexual, y el acto sexual mismo, son ejemplos claros de eso: algo que parece incontrolable e impulsivo está en realidad totalmente atravesado de reglas y procesos de aprendizaje. ¿Por qué nos excitan ciertas palabras, situaciones o prendas de vestir? Eso no está inscrito en el genoma. A veces atribuimos a los impulsos un carácter puramente biológico sin reparar en que el ser humano, lo que hace, es relacionarse con esa biología, transformándola y dándole forma continuamente. Es posible que el amor nos haya llegado en forma de mecanismo evolutivo, pero eso no soluciona la discusión. Esa forma de relacionarnos con nuestra propia biología, además, yo entiendo que contribuye a transformarla.
Última Edición: 19 Jun 2020 18:15 por .
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 18:27 #55663

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Hola, Heráclida

Empezaste diciendo: “……o bien orientarnos a una posición etológica, esto es, buscar las raíces de la "amistad" y del "amor" en el reino animal para establecer analogías con nosotros y poder, así, entender nuestro comportamiento.

Sí, de acuerdo, pero cómo buscas las raíces de algo si no sabes qué es ese algo que debes de buscar. Nosotros no tenemos experiencia de una posible “amistad” o “amor” entre animales pero de lo que sí tenemos experiencia es de la “amistad” o “amor” humano. ¿Nos podrías decir cuál es tu concepción entrecomillada de la “amistad” y del “amor”?

Y es cierto que el amor humano como la amistad humana es algo que está mediado por la cultura. Por eso me tome la molestia de distinguir entre el plano ontológico y el plano talitativo. El plano ontológico no está mediado por la cultura mientras que el plano talitativo, sí. Por supuesto que no es lo mismo la concepción del amor que se tiene en la actualidad que la que se poseía en la época medieval o en otras culturas. De esto último no hay duda alguna.

Dices: “El ejemplo que ha puesto de manifiesto Elías es meridiano al respecto. La acción empática de la madre hacia el niño que llora exige entender 1) la función del llanto en los mamíferos; 2) las neuronas espejo en el prisma etológico. Y es aquí precisamente donde se disipa toda la oscuridad causada por la Cultura: ni valores trascendentales como el amor, la dignidad ni la justicia ni porras; tan sólo mecanismos evolutivos heredados del reino animal que tienen una causa final específica y que no se identifica con esos ideales tan bellos pero vacuos que hemos construido.”

Yo no estaría tan seguro de que para entender porqué una madre se levanta cuando su hijo llora haya que entender la función del llanto en los mamíferos además de entender las neuronas espejo en el prisma etológico. ¿Qué pasa? Que antes del descubrimiento de las neuronas espejo ( descubrimiento relativamente reciente) nadie entendía o podía entender la acción empática de la madre hacia su propio hijo que llora. Y qué pasa si la teoría de las neuronas espejo, como cualquier otra teoría científica, es desechada o es sustituida en un futuro por otra teoría. Nos quedaríamos acaso sin entender dicha acción empática hasta que no apareciera una nueva teoría.

No, la acción empática de la madre hacia el niño que llora no exige entender la función del llanto en los mamíferos como no exige entender las neuronas espejo en el primas etológico. O mejor dicho, exige entenderlo si lo deseamos entender desde un determinado plano pero no necesariamente si lo deseamos entender desde otro. En fin, es como si nos dijera que para entender una cuadro de Tiziano es necesario conocer la composición química de los pigmentos que forman las “manchas” del cuadro.

Una cuestión es entender, y ahí las ciencias nos dirán todo lo que nos tengan que decir, y es de enorme importancia, de las raíces biológicas, psicológicas, etc, de toda acción empática y otra bien diferente es que se nos diga en qué consiste una acción empática en tanto empática. Creo que estás confundiendo planos diferentes. La ciencia me podrá decir, y es de enorme importancia, las raíces biológicas del pensar humano pero lo que nunca me podrá decir es en qué consiste el pensar en tanto que pensar.

Un saludo
Última Edición: 19 Jun 2020 18:33 por elías.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 18:30 #55665

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Pasión, sentimiento, emoción, instinto, pulsión, amor romántico, amor ideal, amor paterno-filial, enamoramiento, amistad, amor hacia uno mismo, simpatía, empatía, compasión,…y por otro lado, su contrapartida negativa, repulsión, aversión, odio, envidia,…¡a mí se me mezcla un poco todo!, me resulta difícil clasificar y categorizar. Evidentemente, no creo que todo sea lo mismo, ni mucho menos, pero sí que forma parte de lo mismo, de esa capacidad o disponibilidad del ser humano para sentir, para verse afectado y, así mismo, para actuar, influir y afectar a lo demás. Y encima con elevado grado de conciencia. Esa disponibilidad, capacidad, energía, o lo que sea (con su -o desde su- sustrato biológico correspondiente) es apertura hacia afuera y hacia adentro. Nos conecta y nos une con nuestro cosmos particular y general. (No sé si desde un enfoque conceptual-racional tiene algún sentido lo que escribo, pero es lo que me sale). Forma parte consubstancial del hecho de estar vivos y lo compartimos con mayor o menor intensidad y cualidad con el resto de los seres vivos y quizás – y formular esto ya es más arriesgado- con el mundo que percibimos. Releo lo que acabo de escribir y me suena a vaguedad holística, seguramente porque me resulta difícil atrapar con conceptos y palabras los fenómenos a los que hacemos referencia o porque yo no doy para más. Mejor lo dejo aquí.

Saludos y suerte con los exámenes y las notas
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 18:54 #55667

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Estoy bastante de acuerdo con Silvanus aunque trataré de explicarlo con mis propias palabras.

En el ser humano hay que distinguir entre el proceso de hominización y el proceso de humanización. Sí, el proceso de hominización podrá ser explicado por la ciencia a través de mecanismos evolutivos. Pero esto último es precisamente lo que no acontece con el proceso de humanización. Y no podrá explicarlo precisamente porque el proceso de humanización es anti-evolutivo.

¿En qué sentido digo que es anti-evolutivo? Si desde las ciencias se nos dice que el animal debe de “ajustarse “ al medio porque en caso de no hacerlo perecerá precisamente lo que hace el ser humano en su proceso de humanización es justamente lo contrario, a saber, adapta el medio a sus necesidades. Por eso el hombre, y a diferencia de los animales, no posee un medio sino que posee un mundo. Y es precisamente el hecho de adaptar el medio a sus fines, y no el hecho de adaptarse indefectible o necesariamente al medio. a lo que debe de llamarse cultura.

Sí, lo sé, sé que se me podrá objetar que las abejas y los castores, por ejemplo, también adaptan el medio a sus fines construyendo presas o panales. Pero yo no lo juzgo así. Y no lo hago porque considero que en los animales no existe un tipo de finalidad o voluntad libre sino que es algo puramente instintivo. ¿Realmente una abeja o un castor cuando hace un panal o una presa lo hace porque esa es su finalidad, o lo que libremente desea hacer, o simplemente hace lo que hace porque está “programado” para hacerlo por muy ricas y variadas que sean sus respuestas?

Un saludo
Última Edición: 19 Jun 2020 18:55 por elías.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 19:26 #55669

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Suscribo lo que dice Marcoaurelio, añadiendo una perogrullada (y no pretendo que hayas dado a entender esto, ojo): que no por ello hay que negarse al diálogo. Como Montaigne en sus Ensayos, uno se encuentra a sí mismo en el mundo al hablar con las cosas y dejar que estas le hablen a uno. Lo importante en la tarea de categorización no es la clasificación resultante (ni siquiera se la espera), sino el camino que se hace al andar.

Suerte igualmente.
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Coronavirus: una controversia filosófica 19 Jun 2020 20:19 #55671

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Hola a todos. Voy a intentar responder de manera muy sintética las alusiones hacia mis tesis - pero no tengo ánimo de profundizar en ellas, pues no soy tan relevante, ni merece una extensión. Pero tampoco quiero incurrir en mala educación.

- Sobre la belleza. Si bien es verdad que suele señalarse que lo bello se encuentra mediada por un componente cultural, y que hay casos anómalos —y aislados— como ha señalado Silvanus, así como la existencia de ciertas actitudes que despiertan la atracción, como otras que la repelen, lo cierto es que me resisto a la idea de pensar que la percepción de la belleza humana sea subjetiva. Hay ciertas actitudes culturales que encienden el deseo, pero éstas son inconsistentes en la medida en la que son culturales; por ende, carecen de un fundamento que las sostenga. Y prueba de ello la da la carencia de estéticas y conductas atractivas universales a lo largo de la Historia. Mas, lo que nos encontramos, es que éstas cambian conforme avanza el decurso histórico.

No obstante, sí que se encuentran ciertas constantes universales y necesarias en lo que refiere a la belleza; y que, por añadidura, son reductibles a cuestiones etológicas -la selección del individuo más apto para la perpetuación de la especie, por ejemplo-. Por ejemplo: la armonía, la simetría, la proporción, entre otras. Lo que se conoce, aunque no se identifica completamente, como la proporción áurea. No por casualidad, no hay ninguna persona fea entre los modelos. Hay una percepción universal en los ejemplos límites -y quizá no tan absolutos-.

- Sobre cuestiones culturales/naturales en lo que respecta a aspectos conductuales. A tenor de lo dicho, quiero subrayar que podríamos discernir entre tres categorías: aquellas conductas con pura raíz biológica/evolutiva/animal, como el llanto, que es el auxilio; otras que son exclusivamente humanas, que pertenecen al mundo sui generis de la Cultura, como determinados gustos; y una mezcla entre ambos donde, a pesar de parecer algo cultural y, por ende subjetivo, sí tiene una raíz objetiva.

Las dificultades radican en este último punto. En el caso de la amistad, tal y como he defendido, puede observarse no tanto como un producto exclusivamente cultural, propio del ser humano, cuanto una necesidad evolutiva para la supervivencia de la especie: la inercia etológica de la cooperación para la salvaguarda del individuo. Ejemplos hay patadas en el reino animal: hormigas, abejas, etc. Ahora bien, eso no quita que existan unos tipos de amistad con dimensiones paralelas a esta idea; pero, en última instancia, el fundamento último es ese. Muy en línea de la voluntad schopenhaueriana.

— Sobre la Verdad. La diferencia fundamental descansa, entre otras cosas, en la siguiente tesis: mientras que los productos naturales sí tienen un fundamento objetivo y una razón de ser, los culturales son irracionales y no tienen ningún tipo de sostén que los soporte. Sobre las cuestiones culturales, a no ser que alguien ponga de relieve el instrumento en virtud del cual se haga posible verificar y calibrar la Verdad de los pareceres relativos a éstas, discutir sobre ello es vano porque no puede obtenerse certeza. Ahora bien, eso no impide una elucubración "leibniziana" donde nadie se entiende y el diálogo no es recíproco.

De ahí la necesidad de escarvar para encontrar una raíz objetiva en el reino animal.
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Última Edición: 19 Jun 2020 20:26 por Heráclida.
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