Muy buena música, Framiza, Silclapa y Bolindre. Me habéis hecho pasar este viernes muy fácil. Gracias por traer tan buena música.
Música de cabecera en mi caso. Los inevitables Vetusta.
La historia de framiza me ha recordado no sé por qué a Severance, la serie de Apple, que no sé si fue la propia framiza quien nombró en cierta ocasión y que es una maravilla. El texto, también.
Como adelanté ayer, voy a contar una terrible historia que me sucedió el martes. Tumbado estaba yo en el puff de mi humilde lupanar cuando, de repente, las lámparas comenzaron a crujir, la lavadora se puso en marcha y los fuegos de la vitro se encendieron con potencia inusitada. Pero al momento, todo se quedó a oscuras. Entre las tinieblas se fue dibujando un espectro de una textura tan leve como un picardía.
-¿Quién eres?-, le pregunté.
- Soy el Fantasma del Comunismo.
- ¿Qué haces aquí?
- He venido a recorrer Europa.
- ¿Y por qué en mi lupanar?
- De este lugar me han llegado olores de apeiron. Además, me han dicho que España es bolivariana.
Me eché las manos a la cabeza y pensé cómo le podía explicar el concepto de bolivarismo en España .Pero no hizo falta, porque tan famélico estaba el fantasma que abrió mi frigorífico y se recalentó unas sobras caducadas. Empezó a comer como si se lo llevasen los diablos. “¡Caramba!”-pensé. “Este es el fantasma del comunismo goulash”.
Y mientras comía, llegó la experiencia verdaderamente aterradora. Me metió una chapa de aúpa sobre las plusvalías.
Por suerte, al rato vino Leviatín y le dijo que, si no se marchaba, llamaría a su hermano mayor. El espectro se deshizo como un azucarillo y el Fantasma del Comunismo quedó en recuerdo… o en olvido.
De esta experiencia he aprendido que el miedo a los fantasmas no es distinto al miedo a los humanos.
Y dejo ya mi chapa.
Framiza
Todo lo que hacemos en la vida, lo hacemos en el tren expreso que corre hacia la muerte. Escuchar música es ocuparse de otra cosa que de la vida y de la muerte, es abandonar el tren en marcha.
Quizás te entiendo. Ver más allá de los arrojos cotidianos, el plano de uno mismo en que se detiene el tiempo. Se detiene el tiempo, quiere decir, todo cesa y es sobrevolado.
Sólo me ha faltado por leer y por eso aún no he agradecido esos mensajes algo más largos de Framiza y Futaki. No estoy preparado para más de siete coma cinco letras en este instante espacio – temporal, que como todo presente, también forma parte del Universo.
Tengo un pequeño problema con el teclado de la tablet difícil de explicar. El cursor va un espacio por delante de lo que debería ir. Más o menos como cuando un auricular te devuelve con retardo tu propia voz. Eso provoca que tenga faltas de ortografía (sobre todo de puntuación), el autocorrector haga lo que le dé la gana y me vea obligado a editar veinte veces cada mensaje.
Supongo que será un castigo del Genio Maligno, y ya me he cansado. Si a alguien le molesta alguna falta, que se compre unos pepinos y los bendiga con aceite y sal.