Hola, ya las he escuchado. Procedo a desmenuzar impresiones. Disculpad mi ignorancia. Dentro Mozart: Fantasía para piano K 475 en Do Menor.
S. Richter: podría ser la música que te llegara del interior de una casa, o desde alguna ventana del patio. Es firme y también delicada. Te paras. La escuchas. Las notas salen entre las cortinas blancas que agita suave el aire. Es cortante pero desnuda. Si quisiera aprender a tocar imaginaria que un profe te enseñara así, académica, sus manos firmes recorriendo el teclado y tú pensando quién fuera piano, tan suave y rotundo también sencillo, difícil. Sigues tu camino y quedan las notas suspendidas, flotando en tu memoria, otra cosa. Lo olvidas.
V.Lisitsa: ¿ella enseñarte a tocar el piano? Empieza violenta y te reubica, luego fluye, a gran velocidad, deseas mirarla pero no llegas, estás abrazada a su cola de fuego, quieres imaginar que es dulce, en algún momento, como un beso largo pero llega la intersección y gira, es un camión de bomberos a las nueve de la mañana, con su sirena, que amenaza con llevarse por delante la cristalera de los teatros del Canal.
M.J.Pires es cálida, como una casa que se activa por la mañana. Dispuesta, acompañando el fragor diario, no es rutina es vida intensa. Es un descanso en un escalón a la puerta del trabajo, con un paquete de galletas o un tipo descargando una furgoneta. Es andar rápido por la calle, con la corbata torcida, descender escaleras, o subirlas, es el dolor y el desánimo asumido, integrado, una caricia, y a media mañana una cerveza.
R.Pötinen, es la entrada a algún espectáculo, amplia, coches lujosos se detienen en la puerta y salen gentes de su interior soberbios, sonrientes. Es una lámpara con muchas bombillas colgadas de un techo muy alto. Sobriedad, elegancia. Carmín impecable cubriendo los labios. Ropas tersas y joyas relucientes. “Vuelvo a Liubliana, no puedo seguir aquí por más tiempo. No te pediré que me acompañes, solo que lo pienses”. Una mirada fija, quieta, un glaciar es mucho más cálido. No he visto esa película de Bergman, probablemente me haya apartado demasiado del ambiente que recreas.
Gracias Moira por dejar que meta mis manazas en tus sugerentes ejercicios musicales. Ahora, ilústrame.