Muy bonito, Nolano. Es también mi oda favorita de Fray Luis. Es la única composición en que roza el misticismo gracias a la música del maestro Salinas. Fray Luis es una figura que particularmente me emociona.

Como bien dices, es un poema sumamente bien compuesto que recupera conceptos propios de la época y en los que Fray Luis era un aventajado. Sin duda, fue uno de los europeos más cultos de su tiempo y de mayor talento. Y su poesía, no publicada en vida, fue editada por primera vez por Quevedo.

Hace un par de años leí dos libros sobre el “Libro de Job”, uno de Jung y otro de René Girard. Ambos tiraban, como es lógico, de una inmensa bibliografía. Sin embargo, me dio mucha rabia que ninguno de lellos citase la monumental exégesis de Fray Luis que, además, tiene el valor no solo de comentarlo versículo a versículo, sino de haberlo traducido directamente del hebreo. Y eso estaba (y más en el XVI) al alcance de muy pocos.

Magnífico, Nolano. El misticismo hebreo influyó bastante en el neoplatonismo, ¿voy mal?

Bueno, son vasos comunicantes. Efectivamente, el misticismo hebreo influyó en el misticismo en general,así como las nuevas formas poéticas del Renacimiento, heredadas fundamentalmente de Petrarca, influyó en el misticismo. En el caso español, la poesía de cancionero su fundió con el Renacimiento y la mística en los grandes poetas. Pero Fray Luis no era místico, era asceta. Solo en este poema roza esa unión mística con Dios. Él se queda en la vía purgativa y sus principales influencias son las odas es Horacio y, por supuesto, Garcilaso. San Juan y Santa Teresa tienen una influencia mayor de la poesía de cancionero.

¿Son cosas mías o al señor Nolano hay que pedirle audiencia como al Papa? Pocas veces agradece mensajes, pocas los contesta... Le veo en una estatua, exactamente.

Aina escribió:
¿Audiencia?

Sí es verdad que tengo poca afición a pulsar el "Gracias". Aunque en realidad en mi fuero interno agradezco casi todos los mensajes que se publican en el foro (hay ciertamente excepciones que no hay por dónde agradecerlas). Tampoco me gustan los emoticonos y otras cosas y los uso con poca frecuencia.

Como fundador del Foro hace algunos años, no creo que haya mucha gente que haya publicado más mensajes que yo en el Foro, salvo el amigo Conrado, que dejó la vida activa como forero hace algún tiempo, coincidiendo también con la finalización de sus estudios de Filosofía. Pero cuando terminé la carrera me retiré prudentemente y hace unos meses retorné, pero no quiero prodigarme demasiado por varios motivos. Uno es mi convicción de que este Foro está hecho por y para estudiantes de Filosofía, no principalmente como foro de debate extraacadémico. El segundo es que los debates en este Foro, en el pasado, me ocasionaron fuertes ataques personales por parte de alguna gente (algunos abandonaron el Foro y crearon otro alternativo, ciertamente con menos éxito que este; otros han vuelto a este con un nuevo pseudónimo: se ve que, a pesar de todo, no pueden vivir sin nosotros, los de Arjaí) y me llevaron a una escéptica conclusión acerca de la utilidad de los debates humanos, que se rigen más por pasiones e intereses particulares que por el ánimo de revisra prejuicios. Este sería el tercer motivo. Y el cuarto, que desde que terminé la carrera de Filosofía me he venido dedicando a otras actividades recreativas que han sustituido a la Filosofía.

NOTA: El Avatar que uso ha sido objeto de varios malosentendidos a lo largo de la vida del Foro. Algunos, en su ignorancia, lo han identificado con un Inquisidor frailuno o algo así. Todo lo contrario. Se trata simplemente de la estatua de Giordano Bruno erigida en el Campo dei Fiori de Roma, lugar donde fue quemado vivo (el 17 de febrero de 1600) por no renunciar a sus ideas. Bruno había nacido en Nola (pueblo cercano a Nápoles) y por eso era conocido como "el nolano"; de ahí también el pseudónimo que utilizo.

Un saludo.

Aina escribió:
Pues no sé qué decirte. No sé si exactamente el misticismo hebreo, pero sí la cultura hebraica, sin duda. Un concepto fundamental en el Renacimiento es el de Prisca Theologia. Se trata de un saber oculto que, desde el principio del Mundo, habría ido manteniendo el conocimiento original derivado directamente de Dios desde el momento de la Creación. La lista de filósofos pertenecientes a esa cadena ininterrumpida era una auténtica mezcolanza de culturas. Sin duda el origen de la cadena parece ser Hermes Trismegisto (el tres veces grande) que da origen a la expresión "saber hermético", a la que hoy damos el sentido de saber oculto, auqnue originalmente significaba saber original procedente de Hermes. También de ahí deriva la palabra "hermenéutica", con el significado de interpretación de textos abstrusos.

En esa cadena están también casi siempre Orfeo y Pitágoras, y algunos otros griegos antiguos como Platón, persas como Zoroastro o Zaratustra, pero también hay hebreos como Moisés y también los textos Sagrados hebraicos forman parte de esa tradición hermética. Los humanistas del renacimiento o sus antecesores no solo conocían bien las lenguas clásicas como el griego y el latín, sino también el hebreo o arameo, empezando por el medieval Raimundo Lulio y ya más tarde Pico della Mirandola, Marsilio Ficino, y tantos humanistas muy versados en lenguas antiguas. Para los interesados en esta cuestión puedo recomendar dos excelentes libros: "Imágenes simbólicas" de Gombrich y "Giordano Bruno y la tradición hermética" de Frances Yates.

El Renacimiento no fue realmente muy etnocéntrico y sintió verdadera devoción no solo por los restos arqueológicos grecorromanos, sino también por los obeliscos egipcios, de los que varios ejemplares fueron trasladados a Roma y allí lucen todavía en importantes plazas públicas.

En cuanto a la Sonata llamada "El trino del Diablo", no guarda mucha relación directa con el neoplatonismo de Fray Luis de León. 200 años los separan y eso es mucho tiempo. Yo diría, sin embargo, que sí hay una relación, pero por oposición.

Os propondré dos obras para reflexionar sobre la siguiente cuestión: ¿Procede la Música de Dios o del Diablo?

Cuando aparece la polifonía allá por el siglo XIII, se vinculó la Música a la mente de Dios. La música era considerada una rama de la matemática y, por tanto, traía al mundo la pureza y la belleza inmutable de las matemáticas.

Hacia el siglo XV se creó un cierto canon de armonía que pretendía traer a este mundo mortal de los sentidos humanos la belleza inmortal que habita en las esferas celestes donde reside Dios.

Una de las obras más representativas de esta forma de entender la música es la Misa del Papa Marcelo, de Giovanni Pierluigi da Palestrina. Aquí tenéis un vídeo en el que podéis visualizar la partitura y apreciar no solo la claridad armónica del conjunto de voces, sino incluso la pureza de la grafía de las notas, muy distinta de las enrevesadas partituras que vemos actualmente:



La Misa consta de las diferentes partes de la Misa católica. Aquí solo os pongo el Credo, que es el momento más solemne de la Misa, porque en él se realiza una profesión de la Fe Católica, exponiendo todos los dogmas que el católico comparte como creencia básica de su religión.

Como complemento os reproduzco un Soneto, que se halla en la obra de Miguel de Fuenllana "Orphenica Lyra". Como era práctica habitual en esa época, Fuenllana encargó a algunos de sus amigos que escribieran algún poema para acompañar la edición de su obra, dándole un cierto apoyo del mundo cultural a su libro. En este caso se trata de un Soneto que escribió para el libro el eminente humanista español Benito Arias Montano:

"Quien quiere acá del cielo ver la muestra,
y de los suaves bienes que gozando
están los que del vicio se apartando
allá subieron por la senda diestra,

oiga al grande Fuenllana, que él nos muestra,
cuando las dulces cuerdas va tocando,
una Divina sombra, que escuchando
a aquella eterna luz el alma adiestra.

Cierto en el Cielo aqueste fue enseñado,
que en este val de revoltosa guerra
cosa no vemos de tan alta lista.

Y porque este gran don que le había dado
no lo menguase en tratos de la tierra
lo privó Dios de la corpórea vista."

Por este soneto tenemos noticia de que Fuenllana era ciego (dicho sea de paso, como Francisco de Salinas el destinatario de la Oda de Fray Luis). Y también vemos claramente que la Música se concibe como un reflejo en la Tierra de la armonía perfecta y luminosa de que gozan los que están con Dios en el Cielo.

Sin embargo, en un momento dado, la música empezó a asociarse con el Diablo. Aina nos propone que escuchemos la Sonata de Giuseppe Tartini llamada precisamente "El trino del Diablo":



Es fama que la obra le fue inspirada a Tartini por el Diablo, que se le apareció mientras dormía. Me gusta este vídeo porque este violinista chino tiene una pinta un poquitín diabólica, con su barbita mefistofélica. También el violín gordo calvo de la derecha, se da un aire de carcelero del Averno ¿No os lo parece?

El virtuosismo se empezó a interpretar como el producto de un pacto diabólico del instrumentista con Satanás; el músico vendía su alma al Diablo que, a cambio, le otorgaba dotes sobrenaturales para tocar. Por ejemplo, se decía que Paganini extraía de un pacto con el Demonio sus extraordinarias dotes de virtuoso del violín. En la Wikipedia podemos leer: "El virtuosismo de Paganini despertó, en sus tiempos, la idea de que el violinista había hecho un pacto con el diablo para el desarrollo de su técnica, prejuicio que le impidió que se le otorgara una sepultura cristiana en su lecho de muerte."

¿Cuándo y por qué se produjo ese cambio en la forma de entender la música? ¿Es realmente la Música cosa de Dios o del Diablo? Sería una interesante investigación el averiguarlo, merecedora de una tesis doctoral en Musicología.

Pido disculpas por lo extenso del mensaje.

Un saludo.

Ahora que lo dices, sí, recuerdo haber visto en Roma hace ya muchos años la estatua de Giordano Bruno. No recuerdo haber coincidido contigo en el foro en tiempos pasados, pero sí con Conrado, por poco tiempo, y lamenté mucho su marcha.
Estoy de acuerdo en que este foro no saca lo mejor de los seres humanos, pero nunca he conocido a ninguno que lo haga. Suelen empezar con buenas intenciones, pero el tiempo los va estropeando. Este al menos se mantiene. Yo lo veo tanto como para estudiantes como para cualquiera a quien agrade la filosofía, de ahí la utilidad de la variedad de los hilos.

¿Procede la música de Dios o del diablo? Barrocos y neoclásicos dirían que de Dios, románticos, que del diablo. Simpatizo más con los segundos. En todo genio hay algo de diabólico. El artista es un rebelde y no está sujeto a normas ni a constreñimientos morales, y eso es del gusto satánico y no divino. Dios ama el orden, la justicia y la armonía. Dios impone límites, el demonio no, es un adorador del caos. Me viene a la memoria el "Doktor Faustus" de Thomas Mann.
Pero, del mismo modo, ¿una obra como el Réquiem de Mozart no es absolutamente celestial? Difícil cuestión.

Aina escribió:
Aunque pueda parecer lo contrario, Mozart era un especialista en escribir música infernal. Bueno, un genio musical de tal calibre escribía todo lo que se le pusiera por delante y le apeteciera. Y era contemporáneo de "El trino del Diablo" de Tartini.

En realidad, la parte más importante del Réquiem, como es propio de este tipo de Misa, evoca los horrores del Infierno que esperan al malvado. Merece la pena escuchar el Réquiem siguiendo atentamente la letra, desde el Dies Ille al Confutatis, pasando por el Tuba Mirum, el Rex Tremendae Maiestatis y el Lacrimosa. Mientras estás vivo todavía tienes tiempo para hacer el bien y salvarte. Pero el difunto por quien se celebra la Misa de Réquiem ya no tiene tiempo; el suyo se ha agotado, y ahora solo queda descansar en paz hasta que llegue el Día del Juicio, en el que el Ángel del Señor irá tocando la trompeta (Tuba) por los cementerios, despertando a los muertos y convocándolos ante Dios (Rex Tremendae Maiestatis) para el Juicio Final. Allí estarán los difuntos llenos de lágrimas de terror y arrepentimiento (Lacrimosa) esperando el veredicto: o condenados (Confutatis Maledictis) o bendecidos (Benedictis). Con un hilo de voz en ese Día de la Ira de Dios, Mozart suplica llorando: "Voca me cum benedictis" (llámame con los benditos). De eso se trata en una Misa de Réquiem, en visualizar delante de los fieles que el difunto ya no tiene tiempo y no puede cambiar su destino final de ultratumba; en cambio los asistentes sí pueden hacerlo todavía.

Por lo demás, y siguiendo con Mozart, otra escena absolutamente demoníaca es el final de la ópera Don Giovanni: el Comendador le dice: "Pentiti!" (arrepiéntete) y Don Giovanni responde tenaz una y otra vez: "No! No!". Un canto insuperable a la libertad del hombre frente a las imposiciones de Dios. A diferencia del servil Leporello que se revuelca por el suelo llorando de terror, para Mozart aún hay hombres de hierro como Don Giovanni a quienes no asusta la trompeta del Ángel ni el veredicto del Juicio Final.



Un saludo.

Pues tienes razón, el Don Giovanni está claro, pero el Réquiem no lo había mirado desde ese punto de vista. Mi fragmento favorito, el Ofertorio. Nunca me canso de escucharlo.


Y sí, también es bastante terrorífico: líbranos de las garras del león, de las penas del infierno y del profundo lago...