Recientemente acabo de leer un pequeño texto de Judith Nieto, profesora Escuela de Microbiología, Coordinadora Académica ca de la Catedra Abierta Lectores y Lecturas, que llevaba por título: “Cervantes visto por Kundera”
En dicho texto se dice: “¿Por qué Cervantes es considerado uno de los progenitores de la modernidad? Porque para Kundera es él, y no la filosofía, el que recupera al ser olvidado del hombre. Según el novelista con nacionalidad francesa, dicho olvido, convertido en aventura, hace de don Miguel el principal creador del gran arte literario europeo: la novela, que, a decir de Kundera, no es otra cosa que la explicación del ser olvidado."
Kundera considera que el arranque de la modernidad no se da únicamente con Descartes sino, y también, con Cervantes. De hecho considera que no es Heidegger sino Cervantes quien verdaderamente recupera el olvido del ser.
¿Tiene razón Kundera?
Personalmente considero que si no la tiene en grado sumo sí que mucha verdad encierran sus palabras.
Decía Lain Entralgo: “Nunca acabarán los hombres de preguntarse por el ser, pero nos previene la afirmación de Aristóteles de que "lo último será siempre incierto y lo cierto siempre penúltimo".
Efectivamente, la últimidad siempre nos estará presente como incierta o enigmática mientras que las certezas se alcanzaran sobre cuestiones penúltimas.
La filosofía podrá apuntar hacía esa ultimidad aunque no podrá remontarse más allá de ese mismo apuntar. La razón filosófica cumple su función pero deja de tener función alguna en el ámbito de la ultimidad. Heidegger acabó por darse cuenta de ello.
La razón racionalista ya no nos sirve. Y nos nos sirve porque dicha razón racionalista nunca ha existido aunque muchos filósofos se hayan empeñado con denuedo en defenderla. La razón es menos poderosa de lo que se ha pensado (mejor dicho, creído) aunque sigue conservando un poder si se sabe dónde y cómo aplicarse.
En el mundo de lo incierto, de las cuestiones últimas, la filosofía ya no nos vale (nunca nos ha valido). Y es esa realidad incierta que se nos impone la que nos fuerza a tener que adentrarnos en otros ámbitos y hacer uso de otros lenguajes. Ya se trate del ámbito religioso, del ámbito de los sagrado o del ámbito estético. Será en esos ámbitos donde podremos sacar, dura y penosamente, alguna “esquirla” o “brizna” de verdad a esa realidad incierta.