Llego tarde a la conversación, ya sé.
Simplemente comentaros que diagnosticar y tratar a enfermos con ELA, lesionados cerebrales, estados vegetativos, coma, enfermedades neurodegenerativas,..etc, ha formado parte de mi vida profesional y de mi rutina casi diaria.
(Tranquila Alma, ¡no te caerá esa breva!
)
Aún recuerdo, de cuando comenzaba mi formación como especialista MIR, la petición desgarradora con la que un enfermo con ELA avanzada (tetraplégico), con su voz ronca y gutural, nos solicitaba: "Dr. una inyección, una inyección", cada vez que entrábamos en su habitación. Ha llovido mucho desde entonces, pero los enfermos siguen sufriendo mucho todavía. En parte, es inevitable. Y, en parte, es mejorable. Pueden mejorar los cuidados paliativos, que en muchas ocasiones realizan una gran labor -casi siempre que están disponibles. Pero creo que siguen quedando muchas situaciones concretas en las que la existencia de la posibilidad de solicitar la eutanasia por parte del paciente contribuirá a un indudable beneficio para él si esa es su voluntad.
No podemos elegir nacer o no, ni tampoco las condiciones de aterrizaje en este mundo, pero creo que sí somos libres de elegir el momento y la forma de salir del mismo. Todo aquello que pueda contribuir a hacer menos penoso el tramo final, o que nos permita confiar en que podemos acudir a dicha solución si lo queremos así, es bienvenido por mi parte.
Con respecto al coste económico, sólo comentar que actualmente el sistema de salud costea tantas cosas (y tan extrañas o sorprendentes) que no creo que ahora mismo venga de eso.
Como ya os he comentado, como profesional he vivido muchas situaciones complicadas y difíciles. No sé lo que yo decidiría si fuera mi caso, pero de lo que no me cabe la menor duda es de que me ayudaría muchísimo a soportar ese viacrucis el hecho de saber que puedo precipitar mi final de forma no cruenta y con ayuda si precisara de ello.
Saludos
Felices Fiestas