Castlelita escribió:
Alma escribió:
No se trataba de recordar sino de volver a vivir el momento pasado.
Volver a vivir...
Corregidme por favor, igual me equivoco, pero ese volver a vivir situaciones felices pasadas... ¿no es parecido al eterno retorno nietzcheano?
No se me había ocurrido pensarlo. En ambos se vuelve al pasado tal como fue. En Nietzsche el eterno retorno es la “idea más abismal” del autor (según él mismo). Porque supone la responsabilidad total de cada pequeño acto que hagamos. Gracias a esta idea, cada acto se comprende como eterno, como repetido eternamente, cada acto cobra un enorme peso entonces, pues la vida entera se repite una y otra vez, tal y como fue.
En Proust, hallamos el tiempo verdadero al recobrar el pasado. Hallamos el pasado verdadero, por un mecanismo del inconsciente, no de la memoria voluntaria. En Nietzsche tampoco es algo voluntario.
Marcoaurelio, en Carl Jung hay respuestas a esta sensación de reencontrarte contigo al recordar, al dejar fluir el recuerdo. Cuando acabas de despertarte, todavía los filtros de la razón están menos fijos. Para Jung el inconsciente es como el mar, y la conciencia es una isla, pero los secretos estarían en el inconsciente, en ese fluir de la memoria (o incluso en los símbolos), que nos integran más con uno mismo. Jung explica por ejemplo que debemos dibujar y elaborar con la imaginación nuestros sueños. O en Hermann Hesse, la intuición espiritual también es una búsqueda entre lo artístico y la intuición, o sea igualmente, una escucha de lo profundo de uno mismo, más allá de toda racionalización, ir a un encuentro con uno mismo. Revivir los recuerdos, creo que produce unidad con uno mismo, es como poner las cartas sobre la mesa, que al verlas, ya no actúan sobre nosotros desde detrás del escenario sino desde delante, creo que nos integra más con nosotros mismos.