Bueno, los cretinos que abarrotan las plazas al grito de libertad son rebeldes, a su modo. La rebeldía en sí misma no es ni buena ni mala, depende de contra qué te rebeles y cómo. A nadie llama la atención que tras el primer estado de alarma los trabajadores tuvieran que volver a sus oficinas, con medidas de seguridad ridículas, cuando muchos habían trabajado perfectamente desde sus casas? Protestó alguien? Nadie, ni siquiera los empleados públicos, que son los que están más blindados laboralmente. Desde luego yo no defiendo a los antivacunas, pero cuando empezaron a manifestarse los efectos adversos de Astrazéneca empecé a plantearme si la cosa me salía a cuenta, y el resultado fue oír por todas partes la puñetera frase de que los beneficios superan a los riesgos (un gran consuelo si el riesgo se ceba contigo). Y es que cuando adoptan un mantra, lo repiten como loros hasta que lo agotan.
En cuanto a los partidos de izquierda, como que me da la risa. Un revolucionario de salón dice que hay que ser tonto para votar a Vox cuando se cobran 900 euros, bien, es que la izquierda ha mejorado la situación de alguien, (aparte de la de sus dirigentes, a costa de quienes les han votado y los que no lo han hecho)? Pero bueno, hay que tener en cuenta que no es tan fácil liquidar las malvadas estructuras del satánico capitalismo, que la pandemia ha alterado los planes de todos, que los Robespierre han tenido que lidiar con la oposición de todos, que han sido demonizados por medios de comunicación, que el Psoe no se ha atrevido a llevar a cabo medidas decididas para no perder votantes... seguro que me dejo la tira de excusas vendibles.
Ahora mismo, en conmemoración de esa ridiculez que fue el 15M, aparecen imágenes de aquellos tiempos, y un virtuoso e indignado señor afirma que "se acabó la tiranía de los poderosos". Me gustaría saber la tiranía de qué poderoso ha acabado.
Pero el aspecto psicológico también es importante. De esta gente, una ínfima cantidad mejoraron su situación material, y el resto siguen luchando denodadamente para conseguir un mundo mejor, desde su atalaya de superioridad moral. Qué haríamos sin los idealistas? Hundirnos todos en el fango (aún más).