Corot: Gracias Xna por la aclaración sobre el ejemplo del ISIS, ahora entiendo a qué te referías. Y, por evitar más equívocos, me gustaría preguntarte acerca de esta frase: La mayor parte de sus atentados son contra musulmanes por su contaminación por la “ideología occidental”. No acabo de ver a qué te refieres.
Pues, parece ser que interpretan el Corán de una forma “particular” que supone que el resto de musulmanes no siguen, la gran mayoría. Creo que hay más de mil millones de personas musulmanas en el mundo y se les acusa, al no seguir sus dictados, de “contaminarse” de cultura de occidente. No he leído el Corán pero sí algunas de esas apreciaciones que me dejan perpleja por no decir horrorizada.
Corot: Por lo demás, la comparación y equivalencia entre el discurso de odio y el buenista es que ambos, a mi parecer, generan igualmente un odio manifiesto generalmente en crispación e intolerancia frente al que piensa diferente. Un discurso buenista no es todo aquel que proclame la protección del medio ambiente o la igualdad del hombre y la mujer ante la ley y más allá de la ley, sino el que lo hace en apariencia, sea consciente o no, sin dar razones para ello y sin vertebrar sus ideas más allá de un discurso que apele a la emotividad inmediata de un entusiasmo intenso y fugaz. Se caracteriza por ser una moralina tradicional maquillada de modernidad y en su origen sirve a fines poco éticos.
Creo que te entiendo. Ayer leía un artículo sobre el Indico meridional (geoestrategia) y cómo se habían aliado EEUU, Japón, Francia, Australia e India para restringir el tránsito comercial de China por esa zona marítima. Entre otras cosas se unían para evitar que China alcanzara un desarrollo mayor como potencia pues es un país “que no respetaba los derechos humanos”. Creo que India tampoco, pero valía como aliado. O cuando EEUU ha realizado “operaciones” en Irak, algunas con nombres como “libertad duradera” que suponen masacrar seres humanos y bienes materiales a discreción. Creo que más que un discurso “buenista” es de un poca vergüenza mítica. Eso no supone que haya que denigrar los derechos humanos sino el uso que de ellos realizan determinadas potencias para librar batallas que engorden sus intereses. A nivel político “doméstico”, los eslóganes pueden resultar de una simpleza enorme y los políticos que nos han tocado en suerte, en los últimos tiempos, están a la altura de influencers de youtube o tik tok, sin embargo, por seguir tus ejemplos, tras las cuestiones del aborto o la inmigración, yo no creo que haya poco pensamiento o desconocimiento, más bien al contrario. Otra cosa es que al votante común le vaya la vida en saber algo más sobre ello. Tampoco de economía indagamos demasiado y tragamos lo que nos expresan en pocas palabras, lo digo por mí, por aquí hay un tal Demóstenes que se mete economía en vena. “Soy dueña de mi cuerpo” tiene todo un desarrollo teórico, filosófico, político, fáctico en el que no voy a entrar por no ramificar la discusión. Se ha hablado mucho en este foro sobre ello. Desde luego va mucho más allá de un montón de señoras gritando detrás de una pancarta. También sobre el tema de la inmigración. Pero si la escenificación de una lucha sobre derechos nos resulta provocativa o desafiante o nos incitan al desprecio, incluso al odio, es que, de alguna forma, ya estamos posicionados en relación con esos derechos que se reclaman. De los usos en política, pues ya hemos asistido atónitos al espectáculo que nos han dado y dan durante esta pandemia y el interés compartido por las distintas fuerzas por polarizarnos. Con todo, no consigo equiparar un discurso de odio en el que se excluye y no se reconoce la diferencia con un discurso que defienda derechos, aunque en muchos de estos “discursos buenistas” se busquen objetivos afines a los que quieren alcanzar los que emiten “discursos de odio”. Aquellos no despiertan en la sociedad el deseo de ser todos más homosexuales, más trans, interrumpir más embarazos… y los otros encienden e incitan a la violencia, invisibilizan al ser humano que hay detrás de sus diatribas, confunden con un estereotipo al tipo/a indefenso/a que luego será pateado/a o violentado/a en algún lugar por un/unos descerebrados. Para mí no son lo mismo.
