Alma escribió:
Ni la conducta del sujeto ni lo que dice son datos muy fiables, hablando en general. Una conducta puede tener diversas motivaciones y el sujeto puede mentir, consciente o inconscientemente. Por eso hay tantos problemas en el ámbito judicial para determinar la imputabilidad de un acusado. En algunos casos está claro su inimputabilidad, como en la esquizofrenia paranoide, pero en otros, a pesar de ser el sujeto jurídicamente imputable, algo nos dice que no se trata de una persona normal.
Cierto, pero también en física los fenómenos observables son compatibles con múltiples hipótesis y siempre pueden suceder cosas que interfieran con los experimentos. Por poner un ejemplo más cercano, también en medicina el paciente puede mentir sobre sus síntomas y en la psicofarmacología hay exactamente los mismos problemas que señalas y eso no impide hacer experimentos y obtener resultados que, en la medida de lo posible, resulten fiables.
En cualquier caso, lo que dices es compatible con lo que he dicho yo de que la dificultad de obtener avances en psicología no se debe a que la naturaleza del investigador y de lo investigado coincidan, sino a la complejidad del objeto de estudio (que puede actuar de la misma manera por causas muy distintas).
Es el caso de los asesinos psicópatas (bueno, y no asesinos, pero vayamos al caso extremo): su cerebro es perfectamente normal, pero su actuación es del todo anormal. ¿Se puede siempre inferir el estado mental de una persona basándonos en lo que hace o lo que dice? Pensemos en casos tristemente famosos como José Bretón o Ana Julia. En la concatenación cerebro-actos, ¿no parece faltar algo así como un eslabón perdido? (en estos casos, perdidísimo).
No creo que falte ningún eslabón entre la actividad cerebral y los actos. El problema es más bien que aún sabemos muy poco del funcionamiento del cerebro. Sobre lo que dices de los psicópatas, leí hace poco un estudio en que se llegaba a la conclusión de que los psicópatas (y los individuos con rasgos psicopáticos) tienen alterada la estructura de ciertas áreas cerebrales relacionadas con las emociones.
En cuanto a la sucesión de teorías que has citado, me parece que las juzgas por el éxito que han tenido, pero eso no significa que sean necesariamente ciertas las que estén más "de moda".
Bueno, he citado todas las que conozco y la única que he considerado totalmente superada es el dualismo de sustancias. Creo que esa teoría contradice los datos que nos proporcionan las ciencias. El caso más claro son ciertos casos de epilepsia en que se seccionó el cuerpo calloso que une los dos hemisferios cerebrales. Los pacientes parecían tener dos esferas de consciencia (dos mentes, por así decir) separadas, una para cada hemisferio (aunque los dos hemisferios terminaban encontrando otras vías neuronales para comunicarse). En el caso de un paciente que tenía capacidad lingüística en ambos hemisferios, cada uno de los dos hemisferios tenía planes de futuro distintos. Eso no parece muy compatible con el dualismo de sustancias. ¿Qué sucedía, el alma se dividía en dos almas que se volvían a convertir en una cunado los dos hemisferios empezaban a comunicarse por otras rutas neuronales?
Y no consideraría tan extravagante la idea de que nada existe. Claro que antes, como de costumbre, deberíamos saber qué entendemos por nada, lo que nos lleva a la definición del ser.
No estoy seguro de si te interpreto mal, pero lo que Unger defendía no es que la nada existe (cosa que en cierto modo han defendido otros autores), sino que no hay ninguna cosa que exista. Su argumento se basaba en la vaguedad lingüística, pero yo no creo que a partir de las características de nuestro lenguaje se puedan extraer conclusiones sobre las características de la realidad.