Lapidario escribió:
De Dostoievski solo había leído Memorias del subsuelo, El jugador y Noches Blancas... Le daré un tiento a Los hermanos Karamázov cuendo pueda.
Pues eso, he seguido el desembarco rusófilo (lo sé, mal momento en 2023, pero qué queréis que os diga) con
Los hermanos Karamazov.
Una maravilla, y una auténtica tragedia que Dostoievski la palmara antes de escribir la prometida segunda parte de la novela, cuya sinopsis brevísima (lo único de que disponemos) tiene una pintaza estupenda. Lástima que solo esté disponible en la biblioteca de
Sandman donde se guardan todos los libros nunca escritos... O en la biblioteca infinita de Borges, claro.
La idea que sobrevuela todo el libro es la dostoievskiana por excelencia: ¿es cierto que "si Dios no existe, todo está permitido"? ¿Qué consecuencias puede tener sobre diferentes tipos de persona asumir esa desfundamentación de la moral? A partir de este trasfondo Dostoievski mezcla un montón de géneros (novela psicológica, negra, romántica, cómica, teológica) en un torrente de escenas, historias, tangentes, discursos y momentos alcohólicos e inflamados muy, pero que muy rusos. Hasta las tramas secundarias, como la del adolescente moribundo Iliúshka y sus amigos, son absorbentes y emotivas sin caer en lo cursi.
A los personajes se les acaba cogiendo cariño: son todos imperfectos, en ocasiones acapullados e insoportables hasta para sí mismos. Nada sucede como "debería", e incluso personajes presentados como casi intachables como Aliosha tienen sus puntos ciegos, errores y debilidades (a veces no detectadas ni por el propio autor de la obra: se me hace raro el desprecio implícito con el que TODOS los personajes tratan a Smerdiakov, el hijo bastardo Karamázov).
Un capítulo particularmente largo y lleno de sutilezas que veo que se ha editado por separado como libro independiente es
El Gran Inquisidor, una historia sobre qué ocurriría si Cristo volviera a la Tierra en la Sevilla del siglo XVI. El inquisidor que da título al capítulo le canta las cuarenta a Jesucristo, señalando sus "errores" y cómo sus acciones en el Nuevo Testamento prueban que no comprende la naturaleza humana, alérgica a la a libertad y presta a someterse ante el poder a cambio de seguridad, material y de otros tipos. Un texto escrito con una energía y potencia tal que Dostoievski temó que le acusaran de impío, aunque el personaje que cuenta la historia acaba sufriendo literalmente delirium tremens y sus ideas acaban siendo desacreditadas.
Un comentario más: saber que uno de los detonantes de la escritura de la novela fue la muerte del hijo de Dostoievski, llamado Aliosha igual que el más encantador de los hermanos Karamázov, añade nuevas capas a la lectura...
En fin, que voy a seguir con mi inmersión a pulmón libre en Dostoievski: me espera el Stavrogin de "Los demonios"...