Pido perdón si las páginas que preceden parecen confusas y pesadas. Estas reflexiones forman parte de una vida tanto como los detalles frívolos. No soy filósofo, ya que nunca he poseído capacidad de abstracción. Si algunos espíritus filosóficos, o que creen serlo, sonreían al leerme, bueno, me alegro de haberles hecho pasar un buen rato. Es un poco como si me encontrase de nuevo en el colegio de los Jesuitas de Zaragoza. El profesor señala con el dedo a un alumno y dice: "¡Refúteme a Buñuel!" Y es cuestión de dos minutos.
Sólo espero haberme mostrado suficientemente claro. Un filósofo español, José Gaos, fallecido no hace mucho tiempo, escribía, como todos los filósofos, en una jerga inextricable. A alguien que se lo reprochaba, respondió un día: "¡Me tiene sin cuidado! La filosofía es para los filósofos."
A lo cual, yo opondría la frase de André Breton: "Un filósofo a quien yo no entienda es un cerdo." Comparto plenamente su opinión..., aunque a veces me cueste entender lo que dice Breton.

"De cine. Aventuras y extravíos" Eugenio Trías. Galaxia Gutenberg
Me da rabia la ausencia de mujeres cineastas, pero bueno...

Postpandemia en Buenos Aires, hace un año. Quiero entrar en todas las librerías especializadas en filosofía. Son muchas, el tiempo del que dispongo lo necesito aprovechar ahí, entrando en ellas. Quiero resarcirme de la anterior vez que la visité, unos cinco años atrás. No hubo tiempo, demasiadas cosas en la agenda.

Pero esta vez me tomé casi un día entero para ello. Mi chico estuvo acompañándome y no tuvo más remedio que pasearse por entre las estanterías de libros mientras me esperaba. De pronto vino hacia mí, quería enseñarme algo que le había llamado la atención. Un título. Abrí el libro, ojeé varias páginas al azar y supe que sí podía ser interesante para él. Le gusta leer, pero no filosofía pura, le gusta disfrutar leyendo, es muy buen crítico. Le animé a que lo comprara y aquí me encuentro hoy, acabando de leerlo y con muchas ganas de recomendarlo. Libro disfrutón para cualquier persona. Se puede leer en la playa sin perder ni un ápice de interés. Por supuesto libro absolutamenterecomendable también para los que nos gusta, por encima de todo, la filosofía.

Edito: Desisto de entender esto de poner fotos.

Ese junco me está haciendo una compañía estupenda este verano.

Bueno! Allá voy. Ya en el primer capítulo, que trata de definir el sujeto político del feminismo, está empezando a debatir con mi querida Fraser. Fijo que luego son amigas
"El género en disputa" No falta decir quien es la autora

Lander telletxea escribió:
Ole!!!! yo lo tengo empezado, pero lo cojo sólo si puedo estar concentrado al máximo!!!

Black Mask escribió: Me lo compro. No puedo no vivir sin él. Gracias Lander y Black.

Tengo miedo torero

Pedro Lemebel

En este libro se cuenta una historia de amor en el Santiago del 86, el año del atentado a Pinochet. Un muchacho del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que va a participar en la acción, vive una relación sentimental con un gay que lo apoya, sin saber-sabiéndolo, en sus planes políticos. Pero éstos fracasan y acaba también su relación. El escenario es exactamente el del año que pudo ser decisivo pero no lo fue: las protestas, los neumáticos humeando en las calles de la capital, los apagones; el repiqueteo a menudo tan angustioso del «Diario de Cooperativa»; los boleros, rancheras y baladas de la época; Pinochet lidiando en la intimidad con sus fantasmas y sus pesadillas, y con una Lucía, su mujer, encaprichada con los últimos modelos de Nina Ricci; y la Loca del Frente, protagonista y testigo, personaje carnavalesco entrañable, puente entre los sueños y la desdicha. 

Tengo miedo torero es el verso de una canción que interpretaba Sara Montiel. Sus palabras sugieren, más allá de «su densa teatralidad» y sus ecos melancólicos, la interioridad recóndita de un país que, según lo define Lemebel, «sueña muy poco, sueña a crédito, no sueña lo imposible».

De lo mejorcito que he leído este año.

El género en disputa originó controversias, tales como el supuesto determinismo que decían preconizaba, la idea de performatividad o una mal comprendida crítica al feminismo esencialista, entre otras, que obligaron a J. Butler a tener que desarrollar su propuesta con más amplitud y concreción en textos siguientes. Que no os desmoralice su aparente complejidad, en algún momento hace clic y se ve, se ve con mucha nitidez.